El Fondo Monetario Internacional (FMI) no tiene intención de abandonar su apoyo a la globalización, a pesar de la creciente oposición a esa política económica y de las violentas protestas de activistas en la reunión del organismo con el Banco Mundial en esta capital.
"Nuestra creencia es que la forma de avanzar no es dar marcha atrás al reloj de la globalización o retroceder frente a la cooperación económica mundial, sino fortalecer la coordinación económica… con un fin: que la cooperación y la coordinación entre todos logre la prosperidad para todos", declaró el ministro de Hacienda de Gran Bretaña, Gordon Brown.
Brown, presidente del Comité Financiero y Monetario Internacional del FMI y el Banco Mundial, habló en una conferencia de prensa celebrada el domingo pasado en Washington.
La reunión de primavera boreal de este año de ambas instituciones, realizada entre el día 11 y el lunes, tuvo lugar mientras aumenta la discusión y la oposición a las políticas del FMI y el Banco Mundial.
La reunión del comité acordó fortalecer "el singular papel (del FMI) como piedra angular del sistema internacional y monetario", según Brown.
También se aceptó que el FMI seguirá dando apoyo financiero a sus países miembros, teniendo en cuenta las consecuencias sociales de sus políticas.
El FMI debe alentar a los países para adoptar medidas con el fin de impedir las crisis, incluso el cumplimiento de instrumentos aceptados internacionalmente.
El Banco Mundial y el FMI se enfrentan a lo que quizá sea la mayor presión desde su formación en Bretton Woods tras la segunda guerra mundial. Políticos, organizaciones no gubernamentales y activistas exigen el cambio o la eliminación de ambos.
Este lunes, la policía de Washington detuvo a unos 200 manifestantes que intentaron sin éxito frustrar las reuniones que se celebraban en un edificio cercano.
El domingo pasado, poco más de 10.000 activistas se enfrentaron a la policía, según cálculos de las autoridades.
El jefe de policía Charles Ramsey dijo que los enfrentamientos ocurrieron mientras la policía intentaba impedir que se reiterara la destrucción de propiedad privada y pública que se produjo en las protestas contra la globalización en la reunión de la Organización Mundial de Comercio celebrada en Seattle, en noviembre.
Incluso el Congreso de Estados Unidos exige el cambio de ambas instituciones. El informe Melzer, encargado por el Poder Legislativo y presentado el mes pasado, pide que tanto el FMI como el Banco Mundial limiten sus préstamos y sólo los concedan a los países financieramente viables.
Algunas organizaciones no gubernamentales van más allá y exigen la abolición de las instituciones financieras. Walden Bello, del grupo Focus on the Global South, propone la eliminación del Banco Mundial y la transferencia de sus poderes a bancos regionales.
Bello propone que un supervisor de las finanzas mundiales más transparente y democrático sustituya al FMI.
Uno de los mayores críticos del capitalismo, el presidente cubano Fidel Castro, pidió la clausura del FMI en la cumbre del Grupo de los 77 (G-77) celebrada en La Habana la semana pasada.
El G-77 representa los intereses de 133 países en desarrollo en las negociaciones con los países industrializados.
En su comunicado final, el G-77 expresó "inquietud porque la liberalización del comercio internacional no brindó beneficios a todos los países en desarrollo".
La reunión, asistida por 133 estados, manifestó su preocupación por la caída de la ayuda al desarrollo y exhortó a los países ricos a abrir sus mercados para permitir el ingreso de productos de los países pobres.
"Queremos que las discusiones comerciales avancen y sabemos que eso es importante para los países más pobres", declaró Brown en respuesta a la declaración del G-77.
"Pero insistimos que, en los casos en que reducimos la deuda externa y los pagos de intereses, ese dinero se debe destinar a reducir la pobreza y no gastarse o derrocharse. Se debe destinar a la salud y la educación y a los programas contra la pobreza", agregó. (FIN/IPS/tra-en/gm/da/aq/dv-if/00
