La justicia dispuso hoy en Chile el encausamiento y prisión preventiva del principal organizador de un congreso neonazi internacional, pero sus seguidores aseguraron que la reunión ya comenzó en forma clandestina en un lugar no revelado.
Alexis López, líder del "Movimiento Nacional Socialista Patria Nueva Sociedad", fue detenido el sábado a raíz de denuncias por giro doloso de cheques pendientes de hace un año, lo cual fue visto como un recurso oblicuo de las autoridades para impedir la celebración del congreso neonazi.
La reunión, a la cual asistirían una decena de delegados de grupos nacional socialistas de Perú, Ecuador, Bolivia y Argentina, se inició, no obstante, "en un lugar situado aproximadamente a unas cuatro horas de Santiago" y que "podría estar al norte o sur del país", dijeron fuentes de los organizadores.
El ministro de la Secretaría General de Gobierno, Claudio Huepe, aseguró que el arresto de López fue una decisión exclusiva de los tribunales de justicia, cumplida a través de una diligencia policial rutinaria.
Huepe puso énfasis en que no hubo ningún manejo de la situación legal del dirigente por parte del gobierno de Ricardo Lagos, el cual ordenó hace una semana que se prohibiera el ingreso al país de unos 50 connotados neonazis.
Esa fue la única medida concreta del Poder Ejecutivo contra el polémico congreso internacional, cuya realización fue anunciada por el propio López desde mediados de 1999.
El anterior gobierno de Eduardo Frei, quien entregó el cargo a Lagos el 11 de marzo, había señalado que el congreso neonazi era incompatible con los principios democráticos que rigen en Chile, pero no adoptó medidas concretas para impedir su realización.
El encuentro neonazi representó un difícil desafío para los gobiernos de Frei y Lagos, ya que en rigor no existen en Chile leyes que proscriban a esa ideología política y, en cambio, la carta constitucional garantiza el derecho a reunión.
El anuncio del congreso desató debates públicos en los medios de comunicación, que recogieron numerosas opiniones de personas que, declarándose contrarias a los nazis, sostuvieron que perseguir el encuentro era atentar contra la libertad de expresión.
Las organizaciones políticas coincidieron en términos generales en que el sistema democrático debe adoptar todos los medios a su alcance, incluso represivos, para defenderse de ideologías de carácter totalitario contrarias por su naturaleza a un régimen representativo.
La comunidad judía fue la que reaccionó con mayor ímpetu en contra del congreso nazi y Shimon Samuels, director internacional del Centro Simón Wiesenthal, que investiga el destino de criminales de guerra nazis, advirtió, de paso por Chile, que este país "puede convertirse en un santuario de neonazis".
El Instituto Nacional de la Juventud reaccionó también contra la reunión neonazi y convocó para este martes a una marcha por la paz, la tolerancia y contra el nazismo.
Las iglesias judía, católica y evangélica convocaron igualmente a un encuentro ecuménico de homenaje a las víctimas del holocausto de la segunda guerra mundial y de repudio al congreso neonazi.
El ministro Huepe aseguró que ninguna de las 50 personas con prohibición de ingreso a Chile se encuentra en el país.
Catherina Pinoleo, conviviente de López, aseguró sin embargo este lunes que unos 10 delegados extranjeros al congreso entraron sin problemas a Chile, ya que tienen sus pasaportes en regla y carecen de antecedentes penales.
La mujer, de 23 años, dijo que la dirección del congreso fue asumida por el segundo de López, Mauricio Gracia, y afirmó que la detención del líder neonazi chileno fue una "maniobra política".
López, un ex estudiante de periodismo de una universidad privada, estaba acusado desde julio de 1999 por haber extendido varios cheques sin fondos y en los meses posteriores acumuló 44 protestos y 25 denuncias por morosidades.
Según las denuncias en los tribunales, las irregularidades del dirigente neonazi en términos de cheques sin fondos y deudas no cubiertas ascienden a unos 10.000 dólares. (FIN/IPS/ggr/dm/hd ip/00
