Las críticas contra figuras civiles del gobierno de Hugo Chávez disparadas por tres militares retirados que lo acompañaron hace ocho años en un fallido golpe de Estado alimentaron insistentes rumores de fisuras en la alianza de gobierno en Venezuela.
El principal partido de la alianza gubernamental, el Movimiento V República (MVR), analizó este lunes el complejo enfrentamiento al más alto nivel del oficialismo, mientras los tres militares arremetían en su demanda de recuperar el espíritu revolucionario que inspiró el golpe de 1992.
Las perturbaciones dentro del chavismo se hicieron evidentes el viernes, cuando los tres militares retirados se reunieron en Coro, 450 kilómetros al oeste de Caracas, para conmemorar el octavo aniversario del golpe encabezado por Chávez el 4 de febrero de 1992.
En el acto plantearon que estarán vigilantes para que "el proyecto no se salga de su cauce".
Uno de ellos, Jesús Urdaneta, planteó la necesidad de que Chávez se desprenda de tres colaboradores civiles que son piezas clave de este gobierno, por considerar que pertenecen a un pasado político despreciado y criticado por el actual régimen.
Los dardos fueron lanzados contra Luis Miquilena, presidente del parlamento de transición, ex presidente de la Asamblea Constituyente y máxima figura del oficialismo después de Chávez, y contra José Vicente Rangel, ministro de Relaciones Exteriores considerado portavoz político de este gobierno.
Las críticas también afectaron a Ignacio Arcaya, ministro del Interior hasta la semana pasada.
"Estoy convencido (de) que las revoluciones se dan con revolucionarios y no con la misma gente que formó parte del destino que los venezolanos no nos merecemos", comentó Urdaneta.
En ese acto también se encontraban los comandantes retirados Joel Acosta y Francisco Arias, este último gobernador de Zulia, poderoso estado al noroccidente de Venezuela.
Miquilena descalificó públicamente a los tres comandantes retirados este fin de semana, asegurando que los civiles criticados fueron "precursores" en la lucha contra la democracia dominada por los partidos socialdemócrata y democristiano desplazados por la llegada de Chávez al poder.
Las diferencias entre la cúpula del oficialismo ponen frente a frente a los principales representantes del gobierno y a "compañeros de armas" del mandatario, quienes cuestionaron el compromiso "del gabinete de Chávez".
Los tres comandantes irrumpieron con sus críticas en momentos en que se habla de diferencias entre civiles y militares del gobierno, en parte generadas por la presencia cada vez más fuerte de uniformados en posiciones que tradicionalmente eran ocupadas por civiles.
También coincide con informes sobre la tensión que provoca dentro de la alianza oficialista la cercanía de las elecciones del 28 de mayo, cuando los venezolanos elegirán presidente, parlamentarios, gobernadores, alcaldes y legisladores regionales.
En los comicios se elegirán autoridades de acuerdo con las normas establecidas en la nueva Constitución, impulsada por Chávez y redactada por la Asamblea Constituyente liderada por Miquilena con el fin de "refundar" la democracia.
Chávez saltó a la escena política precisamente a causa del fallido intento de golpe del 4 de febrero. "Valió la pena salir a la medianoche con un fusil", dijo Chávez el viernes.
El mandatario anunció durante ese mismo acto público que pretendía retomar las riendas de su partido MVR, y pidió a la alianza oficialista, denominada Polo Patriótico, que no cayera en tentaciones del partidismo y en luchas por las candidaturas.
"No tengo favoritos, no tengo pupilos", aseguró Chávez en un acto de masas en el cual apareció vestido con un uniforme de paracaidista, muy similar al que usaban él y sus compañeros tenientes coroneles cuando encabezaron la revuelta.
El mandatario aún no ha respondido en forma directa a la crítica de esos otros tres comandantes en contra de dos de sus colaboradores más cercanos. "Los llamo a todos a continuar en la misma senda, hermanados, de la mano", se limitó a sugerir este domingo, en su programa de radio "Aló, presidente".
Todo parece indicar que la reacción de los militares retirados fue detonada por la salida de Urdaneta de la jefatura de la policía política, después que el canciller Rangel descalificara públicamente la atribución de ese organismo de citar a una periodista para declarar en un caso de derechos humanos.
Urdaneta también ha sembrado la duda dentro de la alianza de gobierno, al asegurar que tiene información sobre supuestos hechos de corrupción por parte de algunos funcionarios del actual gobierno.
Los comandantes reivindicaron el golpe de 1992 y publicaron un gran aviso en los diarios en el que piden "no desvirtuar el ideal frente a los demás intereses del poder y la política". (FIN/IPS/lc/mj/ip/00