El ex jefe de la lucha antidrogas de México, el general Jesús Gutiérrez, detenido en 1997 por presuntos vínculos con el narcotráfico, puede respirar algo más tranquilo tras el asesinato de un testigo clave que trabajó como su asistente y guardaespaldas.
Humberto Capelletti, quien acusó a Gutiérrez de mantener vínculos con bandas de narcotraficantes antes de haber sido nombrado jefe antidrogas en diciembre de 1996, recibió este lunes dos impactos de bala en la cabeza, cuando viajaba en una autobús.
Los abogados y familiares de Gutiérrez, detenido en una cárcel de alta seguridad, negaron este martes la vinculación del general con el asesinato, que privó a la Procuraduría General de uno de los eslabones importantes en las investigaciones.
Capelletti también había acusado a los abogados del ex jefe antidrogas de contratar a ex militares para matar a testigos claves en el proceso.
El caso de Gutiérrez, quien niega los cargos y acusa al secretario de Defensa y familiares del presidente Ernesto Zedillo de tener relaciones con el narcotráfico, es considerado el mayor escándalo de corrupción militar en México en la última década.
El gobierno asegura que el militar, quien había recibido numerosas condecoraciones, tenía estrechos vínculos con el cartel de Juárez.
La Procuraduría de la capital sostiene que Capelleti murió en uno de los típicos asaltos a autobuses, pero testigos revelaron que tres personas subieron al vehículo con la intención expresa de matar al ex asistente de Gutiérrez, quien habría abordado el transporte intentando escapar.
La Procuraduría General no comentó los hechos, pero fuentes cercanas a la investigación revelaron que la muerte de Capelletti podría perjudicar su desarrollo.
El procurador Jorge Madrazo reconoció en diciembre que "el poderío económico y la capacidad de corrupción de las organizaciones criminales dedicadas a esa actividad (el narcotráfico) alcanzaron a las Fuerzas Armadas".
En los últimos cinco meses, más de 12 oficiciales del ejército fueron detenidos por presunto vínculo con el narcotráfico.
Una serie de militares mexicanos, entre los que se encuentran al menos seis generales, han sido detenidos los últimos años por su relación con los carteles del narcotráfico.
La muerte de Capelletti, quien a mediados de los años 90 integró una unidad de inteligencia antidrogas cuando Gutiérrez era jefe de una región militar al norte del país, podría dejar a salvo de acusaciones a algunos militares que hoy se encuentran en libertad, dijeron los observadores.
Testigos aseguran que el asesinado integraba el círculo más cercano a Gutiérrez.
El secretario de Defensa, Enrique Cervantes, quien declaró que las Fuerzas Armadas se sienten afectadas y avergonzadas por la relación de militares con el narcotráfico, reiteró que no permitirá la corrupción en sus filas.
Jorge Chabat, del Centro de Investigación y Docencia Económica, y Lorenzo Meyer, historiador del Colegio de México, sostienen que la corrupción militar, que hoy recoge la prensa, es una consecuencia lógica del involucramiento del ejército en la lucha contra el narcotráfico.
México, con poderosos carteles que mantienen relaciones con organizaciones de América del Sur, es el principal abastecedor de cocaína a Estados Unidos.
La lucha contra los carteles tiene costos para el ejército, "pero no hay que perder de vista que el narcotráfico es la principal ameneza a la seguridad nacional y las instituciones democráticas", señaló el procurador Madrazo. (FIN/IPS/dc/ag/ip/00
