/BOLETIN-AMBIENTE/ VENEZUELA: En busca de explicaciones para la tragedia

Los cambios climáticos mundiales, el desorden territorial y la pobreza fueron ingredientes de la tragedia que ensombreció el fin de siglo en Venezuela, de acuerdo con los primeros análisis divulgados.

Las autoridades aún no han cuantificado las dimensiones del drama que vive este país, pero los venezolanos contemplan con asombro las imágenes televisadas de geografías alteradas por el lodo y calles convertidas en torrentes a causa de las lluvias.

Se estima que hay más de 100.000 damnificados. Una investigación del matutino El Universal publicada el viernes reportó 7.200 denuncias sobre personas desaparecidas y 167 muertes.

El presidente Hugo Chávez, quien se dirigió al país a última hora del jueves, pidió "a Dios que se apiade de nosotros" y haga cesar las lluvias.

También fustigó los problemas de falta de ordenamiento territorial pues "no se buscaron soluciones reales a los problemas de urbanismo del país" y se dejó que surgieran zonas pobladas en áreas peligrosas.

De esa forma el mandatario tocó dos puntos clave relacionados con la tragedia que comenzó a manifestarse el miércoles, mientras millones de venezolanos aprobaban en un referendo la nueva Constitución.

Las precipitaciones "extraordinarias" comenzaron hace dos semanas, cuando Venezuela ya debía haber dejado atrás la temporada de lluvias que en este país tropical se conoce como "invierno".

Las lluvias se intensificaron a partir de la madrugada del miércoles y arreciaron al anochecer, provocando la crecida de las vertientes que nacen en la verde Cordillera de la Costa, que separa a Caracas del estado costero de Vargas.

Todos los analistas del clima en Venezuela atribuyeron las precipitaciones a los cambios mundiales ocasionados por el fenómeno de La Niña, relacionado con el de "El Niño" que se manifestó hace tres años.

El fenómeno origina un centro de baja presión en el mar Caribe, que avanza hacia la tierra firme venezolana. Se estima que las precipitaciones durarán hasta el fin de semana.

La alteración climática se combinó en un cóctel explosivo con los problemas de urbanismo.

Las vertientes nacidas en la Cordillera de la Costa, que incluye el famoso cerro "El Avila" de Caracas, rebalsadas por la lluvia, se transformaron en torrentes que buscaron sus cauces naturales, a menudo reemplazados por casas.

El mal mantenimiento de canalizaciones y el arrastre de grandes cantidades de basura depósitada ilegalmente, contribuyeron a desbordar las aguas.

La ley de Suelos y Aguas prohibe construir a menos de 50 metros de los cauces de agua, pero esto no se cumple. Y los más afectados son los barrios marginales formados por precarias viviendas conocidas en este país como "ranchos".

"Los efectos se han podido minimizar de no existir construcciones sobre quebradas", ha comentado el director del Centro de Estudios Integrales del Ambiente, Antonio Delicio.

Los barrios marginales se instalan generalmente sin ninguna planificación ni infraestructura, y suelen aparecer en las laderas de las montañas, lo que plantea recurrentes problemas con deslizamientos.

En esta oportunidad, los deslizamientos provocaron la desaparición de dos de esos barrios en zonas de gran pobreza, lo cual ha provocado un número aún no determinado de víctimas.

"La naturaleza no se opone a nosotros, somos nosotros los que nos oponemos a la naturaleza", comentó el investigador del CEIA Jesús Delgado en declaraciones a la prensa local. (FIN/IPS/lc-dg/en-ip/99

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