Unos 5.000 actores y actrices de Argentina decidieron negarse a conceder entrevistas a la televisión en protesta por la abundancia de programas en los que ellos mismos participan como invitados sin percibir honorarios, en desmedro de los espacios de ficción.
Antonio Spina, de la Asociación Argentina de Actores, dijo a IPS que en 1994 había en la pantalla 50 programas de ficción con actores nacionales, mientras que este año se llegó a sólo 11.
El problema radica en que las productoras, canales y conductores de televisión ganan cifras millonarias por programas que se hacen sustancialmente a costa de su participación como invitados, sin recibir a cambio más que las gracias.
La reacción de canales y productoras ante la huelga no fue auspiciosa. Los intentos de negociación fracasaron porque los actores no quieren suspender la medida y la otra parte oscila entre pedir que la levanten o advertir que sobrevivirán sin ellos.
Desde que comenzó la medida de protesta a principios de este mes, el encendido de aparatos bajó en los horarios de programas en los que no hay actores, asegura la Asociación.
Pero los productores atribuyen la caída de la audiencia a la llegada de la primavera —"con el calor la gente ve menos televisión", dicen— y vaticinan que en el 2000, la televisión prescindirá de los actores.
La merma de tiras diarias, semanales o programas unitarios de ficción responde a una preferencia de productoras y canales por invertir en programas menos costosos de entretenimientos, de invitados, "talk-shows" o de "chismes" sobre la farándula.
Cada vez era más común ver a actores tratando de embocar corchos en una copa para ganar un automóvil, contar chistes o incluso revelar sus amores, fracasos, divorcios o peleas familiares.
Por ir a esos programas percibían 40 dólares con los descuentos que quedaban para el sindicato, una cifra más que exigua para profesionales que cuando consiguen un puesto en una serie cobran varios miles de dólares al mes.
Durante mucho tiempo se aceptó que en la medida en que las mujeres y hombres del espectáculo iban como invitados a los programas de televisión no sólo "circulaban" por el ambiente y se exponían para ser contratados, sino que se promocionaban.
Así, era común que al finalizar o antes de comenzar los juegos, o durante un programa de almuerzo o cena con famosos, los actores y actrices mencionaran su participación en un reciente estreno teatral o una película de próxima aparición.
Este es uno de los argumentos que esgrimen los canales y productoras, que aseguran que si les cobraran por esas promociones, los actores o productores de los espectáculos deberían pagar más de 10.000 dólares cada vez.
El problema comenzó este año, cuando una gran mayoría de actores invitados sin trabajo no tenían qué promocionar y sólo eran usados como señuelo para acaparar una mayor audiencia.
"No queremos que nos regalen premios, no queremos jugar, ni queremos contar nuestra historia, queremos contar la historia de los otros, la historia escrita por un escritor, un guionista, que es coordinada por un director e interpretada por actores", expresó Spina.
Con la participación de actores consagrados y otros menos famosos, una asamblea del sindicato determinó el día 2 que los actores no aceptarán más la invitación para esos programas ni darán entrevistas -que luego se editan para el mismo fin- "por tiempo indeterminado".
La protesta es acompañada por un cartel que los actores y actrices llevan colgado como una medalla: "Somos actores, queremos actuar". Y, según los dirigentes, la adhesión supera 95 por ciento, un hecho comprobable en la pantalla.
"Queremos recuperar el índice histórico de actores en pantalla y mejorar la calidad de la programación, porque esto no es una pelea por dinero o trabajo solamente, queremos terminar con la televisión basura", remarcó Spina. (FIN/IPS/mv/ag-mj/cr/99
