YUGOSLAVIA: La guerra tiene detractores en Canadá

Políticos e iglesias de Canadá, así como la mayoría de los 75.000 serbios que viven en este país, se oponen a la participación en la guerra que libra la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) contra Yugoslavia.

Como miembro de la OTAN, Canadá participa en los bombardeos dirigidos a obligar al presidente de Yugoslavia, Slobodan Milosevic, a devolver la autonomía a la mayoría de origen étnico albanés en la provincia serbia de Kosovo.

Los pilotos canadienses están a cargo de un tercio de las misiones aéreas sobre Yugoslavia, y los activistas contra la guerra temen que la ofensiva se pague con dinero que Canadá habría destinado al mundo en desarrollo.

La prioridad dada al conflicto aplazó la iniciativa del gobierno para que el Fondo Monetario Internacional perdone la deuda externa del mundo en desarrollo, y funcionarios señalaron que Ottawa reconsiderará su gasto en asistencia humanitaria.

Hasta el momento no hubo recortes presupuestales, pero el gobierno sugirió que podría revisar los fondos para la ayuda externa si la ofensiva de la OTAN presiona al presupuesto del Ministerio de Relaciones Exteriores y del organismo de asistencia al extranjero, CIDA.

Este mes, la ministra responsable de la CIDA, Diane Marleau, visitó campamentos de refugiados junto a la frontera de Kosovo y prometió dar más ayuda a las personas expulsadas de sus hogares.

Jim Wright, portavoz de la cancillería, declaró que el gabinete está discutiendo la forma de canalizar fondos destinados a proyectos de ayuda para financiar la guerra.

"Evidentemente, los costos de la campaña de Kosovo han sido considerables, y son una prioridad del gobierno", informó Wright.

Canadá debe dejar de participar en los bombardeos de la OTAN, exhortó Rene Legere, director del centro de investigación Project Ploughshares auspiciado por ONG y varias iglesias.

"La gente que hace unos años se manifestaban en las calles contra Milosevic ahora se unieron para defender a sus países, que parecen asediados por Occidente", dijo Legere.

"El bombardeo no produjo una reacción contra sus propios gobernantes, sino contra Occidente", aseguró.

"Esta guerra ha sido un desastre para el papel de Canadá como defensora del 'poder de bajo perfil'. La gente que necesita la ayuda canadiense no la recibirá porque el dinero se está gastando en la guerra", comentó.

Al principio de la ofensiva aérea que comenzó el 24 de marzo, dirigentes de las principales iglesias cristianas se reunieron con el primer ministro Jean Chrétien para persuadirlo en contra de la guerra.

Después advirtieron que la misión de la OTAN podría socavar las negociaciones de desarme entre Estados Unidos y Rusia.

Desde que comenzó la guerra, los serbocanadienses se manifestaron frente a la embajada estadounidense en Ottawa y frente a los consulados de las principales ciudades. Los estudiantes chinos se sumaron a sus protestas luego de que la embajada de China en Belgrado fuera bombardeada por la OTAN.

"Desde el comienzo del bombardeo contra la Yugoslavia soberana, todos los integrantes de la OTAN violaron la Carta de la Organización de las Naciones Unidas", afirmó Ping Chiu, dirigente de la comunidad china en este país.

"La imagen de Canadá como defensora de la paz internacional sufrió mucho" con su participación en la guerra, agregó.

Cuando comenzó la ofensiva, sólo uno de los 310 legisladores de la Cámara de los Comunes se opuso, y en la cámara alta de 110 integrantes, sólo un puñado de senadores criticaron la guerra.

Pero dos semanas después, los 30 legisladores del Nuevo Partido Democrático (NDP) presentes en la cámara baja se opusieron a la escalada del conflicto.

La guerra "no está protegiendo a los kosovares, no está haciendo nada para llevarnos hacia una solución pacífica y negociada que creemos posible", declaró la dirigente del NDP, Alexa McDonough.

"Debemos detener las matanzas, las atrocidades, las violaciones, los bombardeos para poder reunir a las partes" en conflicto, exhortó.

Svend Robinson, alto dirigente del NDP, pasó de apoyar los ataques de la OTAN a ser un fuerte detractor de los bombardeos.

Robinson volvió a Canadá esta semana después de una gira de 10 días por Yugoslavia, desde Belgrado hasta la frontera con Macedonia.

A pesar de las advertencias del gobierno canadiense, que le informó a Robinson que no podría protegerlo, el dirigente decidió hacer el viaje para ver en persona lo que ocurre en Kosovo.

"Mi opinión es que el bombardeo de la OTAN ha sido un profundo desastre, un desastre humano, un desastre ambiental y un desastre político. Logró aplastar y silenciar a un muy frágil y emergente movimiento democrático" en Yugoslavia, sostuvo.

Robinson viajó en companía de funcionarios de la cancillería yugoslava y reconoció que tuvo poco contacto con albaneses en Kosovo.

Cuando se detuvo en el pueblo de Podujevo, se le informó que los albaneses habían huido por los bombardeos de la OTAN y por el temor a los "ataques" terroristas del Ejército de Liberación de Kosovo.

Pero en un hospital en Pristina, Robinson irritó a sus acompañantes cuando se negó a ver víctimas de los bombardeos de la OTAN a menos que también pudiera reunirse con pacientes albaneses heridos por las fuerzas de seguridad yugoslavas. Un médico le informó que el hospital no albergaba ese "tipo" de víctimas. (FIN/IPS/tra-en/mb/mk/aq/ip/99

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