Una intensa sequía que comenzó en Cuba por oriente y se extendió ahora a las provincias occidentales agrava las vicisitudes diarias de la población y empaña el optimismo manifestado por el gobierno ante un moderado repunte económico.
La escasez de agua que sufre desde hace 13 meses la región oriental del país comenzó en mayo a afectar con fuerza La Habana, la vecina provincia de Pinar del Río y la Isla de la Juventud, en el oeste del archipiélago.
La falta de agua puede agravarse y amenazar los planes oficiales de recuperación de la economía que, aunque en menor medida que en los años 80, sigue dependiendo de la agroindustria azucarera.
Expertos del Instituto de Meteorología comentaron a la prensa del Estado que las reservas de agua pueden seguir en descenso en la región occidental, donde en algunos puntos, ha llovido sólo un tercio de lo habitual en esta época del año.
Las lluvias caídas en la Isla de la Juventud fueron hasta el momento sólo 30 por ciento del promedio para la época, en Pinar del Río, 50 por ciento y en La Habana, 59 por ciento, de acuerdo con datos oficiales.
«Los totales de lluvia deficitarios previstos para los meses de junio a agosto podrían propiciar una intensificación de las condiciones de sequía meteorológica que sufren en la actualidad varias provincias y la Isla de la Juventud», dijo Braulio Lapinel, del Centro Nacional del Clima.
Otros expertos consultados señalaron como causa del inestable régimen de lluvias al fenómeno climático de La Niña, «que vuelve aún más seco el período poco lluvioso» del año.
Varios municipios de la capital, habitada por más de dos millones de personas, pasan por un momento crítico debido al deficitario abastecimiento de agua.
Directivos del Acueducto de La Habana señalaron que algunas zonas de la capital son abastecidas de agua desde comienzos de abril mediante camiones cisternas, a causa de la interrupción del servicio normal.
«La sequía, con su rostro de catástrofe, puede ser más seria de lo que hoy nos imaginamos», alertó el domingo el periódico Tribuna de La Habana. El desabastecimiento de agua figura entre las principales quejas presentadas por la población en las llamadas asambleas de rendición de cuentas del Poder Popular.
«Lo que no puedo entender es que el edificio aledaño al nuestro tenga agua y la cisterna del mío esté vacía», dijo María Alvarez, un ama de casa de 60 años residente en la barriada habanera de El Vedado.
Según Tribuna de La Habana, resulta «muy difícil» de explicar las razones del desabastecimiento a personas que no reciben agua, porque «en las calles se aprecian salideros por donde se pierden miles y miles de metros cúbicos cada día».
Se ha anunciado una inversión de medio millón de pesos (equivalente a igual cantidad en dólares, según la tasa cambiaria oficial) para mejorar en los próximos meses las instalaciones y equipos de distribución y suministro.
Pero si no llueve, la distribución puede continuar deficitaria, alertaron las autoridades.
En tanto, los expertos señalan que en la segunda mitad del siglo se ha registrado un cambio, pues las sequías en Cuba se repetían en el pasado cada cuatro años y ahora se presentan cada dos años.
Las sequía causó hasta marzo la muerte de 8.400 cabezas de ganado en las provincias de Camagüey y Las Tunas, situadas a 570 y 694 kilómetros al este de La Habana, respectivamente, y 163.000 reses debieron ser llevadas a sitios con mejores condiciones.
Las precipitaciones registradas en la región oriental en los dos últimos meses resultaron insuficientes para revertir la situación.
Expertos internacionales que evaluaron el pasado año los territorios orientales afectados por la sequía concluyeron que de prolongarse la insuficiencia de lluvias, se necesitarán unos 200 millones de dólares para enfrentar sus consecuencias. (FIN/IPS/pg/ff/dv en/99
