Los capitales españoles, hegemónicos en los sectores de la telefonía y la energía eléctrica en Chile, conquistaron hoy un nuevo enclave en los servicios públicos con la privatización de la mayor empresa sanitaria del país.
El consorcio hispano-francés Aguas Metropolitanas se impuso en la pugna con otros seis postulantes y se adjudicó 42 por ciento de la Empresa Metropolitana de Obras Sanitarias (EMOS) con una oferta de 964 millones de dólares.
El resultado de la licitación convocada por el gobierno del presidente Eduardo Frei se dio a conocer mientras frente a la sede de EMOS, en el centro de Santiago, se realizaban protestas de los trabajadores de la empresa, opuestos a la privatización.
Frei rechazó el martes un pedido de los líderes de los partidos oficialistas para que postergara al menos por un año la venta de esta sanitaria con el fin de establecer un adecuado marco regulatorio para los nuevos propietarios privados.
Los partidos temen que en este caso se repita la experiencia del sector eléctrico, privatizado a fines de la década de los años 80, cuya crisis puso en evidencia las ventajosas condiciones para las empresas y la virtual indefensión de los usuarios.
Frei, quien esta semana debió promulgar la ley con un nuevo marco regulatorio para las eléctricas, mantuvo la venta de EMOS argumentando que la suspensión del proceso dañaría la credibilidad del gobierno entre los inversionistas extranjeros.
El consorcio Aguas Metropolitanas, integrado en partes iguales por Aguas de Barcelona, de España, y Suez Lyonnaise des Eaux, de Francia, derrotó en la licitación a otras sociedades españolas y francesas, así como de Portugal, Estados Unidos y Chile.
Eduardo Arriagada, presidente del Sistema Administrador de Empresas (SAE), a cargo la operación, calificó como altamente ventajosa la oferta de Aguas Metropolitanas, que superó con creces los 600 dólares que se esperaba recaudar en esta venta.
La enajenación de EMOS incluye, de acuerdo a la oferta del consorcio, un plan de inversiones en la empresa por 1.600 millones de dólares en los próximos 10 años, agregó el funcionario gubernamental.
La empresa, que abastece de agua potable a casi toda la Región Metropolitana, de cinco millones de habitantes, tiene ingresos anuales por 60 millones de dólares y su patrimonio está avaluado en otros 502 millones de dólares.
El 42 por ciento del paquete accionario vendido este viernes es parte del 64,56 por ciento de la propiedad que detentaba la Corporación de Fomento (Corfo), entidad gubernamental que administra empresas estatales en vías de privatización.
Los municipios santiaguinos tienen, a través del fisco, otro 35 por ciento del paquete accionario, que se completa con una presencia inferior a uno por ciento de Citicorp y de Víctor Viviani, un empresario particular.
El consorcio hispano-francés queda ahora en una posición hegemónica, lo cual le permitirá designar los máximos cargos ejecutivos y asumir la administración de EMOS, una empresa considerada de alta rentabilidad.
Frei, cuyo gobierno finaliza el 11 de marzo del 2000, se propone privatizar las empresas sanitarias y de servicios portuarios, pese al rechazo de los trabajadores y a la resistencia en medios del oficialismo.
En un último esfuerzo por detener la venta de EMOS, sus 1.700 operarios y empleados presentaron un recurso judicial, declarado no admisible por la Corte de Apelaciones de Santiago en la tarde del jueves.
La enajenación de las empresas de servicios públicos comenzó en las postrimerías de la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-90) con los sectores de las telecomunicaciones y de la energía eléctrica.
La Compañía de Teléfonos de Chile, adquirida inicialmente por inversionistas australianos, pasó más tarde a ser controlada por la Telefónica de España.
Endesa-España, a su vez, logró en mayo último, tras una dura pugna bursátil y legal, la adquisición de un paquete mayoritario del consorcio Enersis, con lo cual conquistó una posición hegemónica en el sector de la energía eléctrica. (FIN/IPS/ggr/dm/if/99
