TRABAJO: Mujeres revolucionan el sindicalismo

Nair Goulart recuerda como un hito en su vida el rechazo que recibió su propuesta de crear un Departamento Femenino en un congreso sindical de Brasil celebrado en 1981 en Playa Grande, cerca de Sao Paulo.

"Sufrí el mayor abucheo de mi vida, 5.000 personas chiflando y gritando", contó Goulart, hoy secretaria de la Mujer de Fuerza Sindical, una central brasileña, y vicepresidente del Comité Femenino de la Confederación Internacional de Organizaciones Sindic ales Libres (CIOSL).

Su ascensión en 25 años de militancia refleja la difícil acogida de las cuestiones de género por el sindicalismo, un fuerte reducto del machismo en todo el mundo.

Del otro lado del mundo, en India, la Asociación de las Mujeres Autoempleadas (SEWA) también amplía horizontes para que los trabajadores ajusten sus formas de lucha y organización a los nuevos desafíos, dado que el centro de la actividad laboral dejó de ubicarse en las grandes fábricas industriales.

Fundada hace un decenio y medio para organizar a las mujeres más pobres del sector informal, es hoy una experiencia que inspira movimientos en otros lugares del mundo como Africa austral, informó Budin Barbro, de la Unión Internacional de Trabajadores de Alimentación (UITA), con sede en Ginebra.

La mayoría de las primeras afiliadas eran "analfabetas que trabajaban en casa con productos del tabaco y ropa". Para escapar de los intermediarios, que se quedaban con todas las utilidades, se atrevieron a fundar un banco, ante el escarnio general.

Ahora, sus 300.000 afiliadas disponen de 20 bancos con una insolvencia de solo 10 por ciento, que financian cooperativas y compra de máquinas y materia prima. Además "protegen su dinero del marido y los hijos, que antes lo hurtaban para beber, pero hoy están contentos por la mejora de vida", según Barbro.

Salario mínimo, seguro social, guarderías, asistencia médica y generación de nuevos empleos son otras conquistas de SEWA para sus afiliadas y otras trabajadoras informales.

Pero hay resistencia en reconocer a esta asociación como sindicato. Uno de sus grandes triunfos, una convención de la Organización Internacional del Trabajo sobre actividades remuneradas en el domicilio, aprobada hace 15 años, solo fue ratificada por Finlandia.

Ese tipo de trabajo enfrenta prejuicios, en especial en Europa, con el argumento de que "no debería existir", destacó Barbro, una sueca que estudió historia, política y lenguas como preparación para una carrera periodística pero que se dedicó al sindicalismo.

Secretaria de Proyectos de Desarrollo Sindical y Asuntos de Igualdad de UITA, participó esta semana en la Conferencia Mundial de Mujeres de CIOSL, en Rio de Janeiro.

Cambiar la cultura sindical, no solo en relación a las mujeres, aún discriminadas, fue una preocupación central de la Conferencia, que por primera vez se celebró en un país en desarrollo.

El sindicalismo sigue excludendo también a los trabajadores atípicos, concepto en que se incluyen el trabajo temporal, de pasantías y de aprendices, a domicilio, a tiempo parcial, por cuenta propia y el mercado informal en general.

Es un sector en que abundan las mujeres y que crece con la globalización económica, la tercerización, la producción subcontratada, las zonas francas de exportación y otros procesos que procuran reducir costos ante la competencia internacional abierta.

Cómo organizar a esos trabajadores desprotegidos, mayoritarios especialmente en los países pobres, es el gran desafío sindical para el comienzo del próximo milenio. Es difícil, reconocieron las líderes sindicales en Rio de Janeiro.

Exige más trabajo, alianza con otros movimientos sociales y organizaciones no gubernamentales, un "enfoque más holístico de la sindicación", cambiar estatutos y estructuras sindicales para incluir los "atpicos" incluso en los convenios colectivos.

El cambio del sindicalismo debe apuntar a "organizar dentro de la diversidad", ampliando la inclusión femenina y extendiéndola a viejos, emigrantes, discapacitados, indígenas, lesbianas y homosexuales.

Una revolución cultural para la que son más sensibles las mujeres, por su lucha contra la discriminacin. (FIN/IPS/mo/mj/lb hd/99

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