/BOLETIN-DD HH/ PAKISTAN: Pidió el divorcio y fue asesinada por su familia

Una ola de protestas levantó en Pakistán el asesinato por un familiar de una joven que se atrevió a solicitar el divorcio de su marido golpeador.

Activistas por los derechos humanos liderados por la abogada Asma Jahangir irrumpieron por la fuerza en la Secretaría de Gobierno en Lahore,tras haber recibido una respuesta negativa a su solicitud de entrevista con el ministro y el jefe de policía.

Los activistas, que luego pduieron reunirse con ambos funcionarios, denunciaron la incapacidad del gobierno para proteger la vida y los derechos de las mujeres de Pakistán.

"El gobierno no quiere que las mujeres se casen según su propia voluntad o que abandonen a sus maridos abusadores si así lo desean. Esto forma parte de la ola de violencia contra las mujeres que no se someten a las presiones familiares", comentó una participante en el acto.

Saima Sarwar, de 29 años y madre de dos hijos, fue asesinada de un balazo en la cabeza el día 6 cuando iba a encontrarse con su madre en la oficina de la activista Hina Jillani.

"Fue un asesinato por el honor", comentaron los parientes de la mujer.

Sarwar, que vivió con sus padres durante cuatro años en Peshawar antes de abandonar a su marido, huyó a Lahore cuando su familia la amenazó con matarla si se atrevía a terminar con su matrimonio.

Consiguió refugio en Dastak, la organización de asistencia legal que dirigen Jillani y su hermana Asma Jahangir, directora de la poderosa Comisión de Derechos Humanos de Pakistán. Sus abogados estaban a punto de iniciar los trámites de divorcio cuando Sarwar fue asesinada.

Asma Jahangi declaró que la familia había encontrado a la víctima con la ayuda de un importante político de oposición y funcionario de gobierno.

"Es evidente que (la familia Sarwar) tiene conexiones importantes. Nuestro gobierno no descarta la posibilidad de que se asesinen mujeres. Así que no se puede esperar nada de él", señaló.

Los oficiales de policía, incómodos, aseguraron que harían todo lo posible por solucionar el caso. "Deberían hacerlo. Pero los altos mandos no los dejarán actuar", retrucó la abogada.

El mismo día que fue asesinada Sarwar, Asma Jahangir debió viajar a Ginebra para presentar su informe como relatora especial de las Naciones Unidas sobre asesinatos extrajudiciales.

La activista condenó fallos judiciales en casos de "asesinato por honor", en los cuales los acusados habían sido absueltos o habían recibido condenas muy suaves.

"Pueden enviarme a prisión por desacato, pero protestaré por esos fallos", aseguró.

Las mujeres son víctimas de leyes, políticas e instituciones antidemocráticas en Pakistán, donde rige un sistema patriarcal basado en una interpretación muy estrecha del Islam.

Grupos de mujeres han realizado campañas contra las disposiciones vigentes sobre divorcio y contra las que castigan la violación. Estas últimas obligan a que la denunciante presente tesigos del acto.

En 1997, la Comisión Independiente de Derechos Humanos de Pakistán informó de la existencia de ocho casos de violación por día. Los casos de desaparición de mujeres y de mutilación genital femenina eran aún más numerosos.

La violencia doméstica es la principal causa de daños y heridas en las mujeres, y son causa de más internaciones hospitalarias que los accidentes de tránsito.

Cuando se rebelan a la autoridad del marido, las mujeres reciben a menudo amenazas y golpes, y se les echa ácido en la cara para que queden desfiguradas.

La mayoría de ellas no tienen derecho a decidir con quién se casan, y muchas mueren en manos de los hombres de su propia familia por atreverse a mancillar el "ghairat" (honor) de la familia.

La ciudad más poblada de Pakistán, Karachi, fue invadida en febrero del año pasado por manifestantes que exigían a la policía duplicar sus esfuerzos para detener a una pareja de jóvenes que se habían fugado para casarse.

Los jóvenes fueron posteriormente arrestados. Cuando la joven de la pareja estaba declarando ante un tribunal para explicar su "osadía" fue atacada a balazos por un hombre que logró romper el cordón de seguridad policial.

Los activistas por los derechos humanos esperan que el asesinato de Sarwar lleve a la sociedad pakistaní a reflexionar sobre la condición de las mujeres. (FIN/IPS/tra-en/bs/an/ceb-dg/pr- hd/99

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