/BOLETIN-CIUDADES DEL MERCOSUR/ ARGENTINA: Desenfrenada ola de delincuencia

Un denso clima de inseguridad y un fuerte temor a ser víctima de un delito violento presionan a los argentinos, enfrentados a una ola de delincuencia caracterizada por la brutalidad de los atacantes.

Tres asaltantes tomaron de rehenes este viernes a 600 alumnos de una escuela pública del área suburbana de Buenos Aires, para robar los sueldos de los maestros. Los alumnos no quieren volver a clase si no hay custodia.

El gobierno admitió, también el viernes, que crece la frecuencia y violencia de los delitos, y un estudio realizado en la capital reveló que la mitad de la población fue asaltada en 1998 y 80 por ciento invirtió dinero en medidas para mejorar su seguridad.

En la capital hay un millón de civiles armados, la policía cuenta con 400.000 armas e igual cantidad tienen las prósperas agencias privadas de seguridad.

Crece el número de habitantes de la ciudad que empuñan armas para defenderse por sí mismo, ante la falta de reacción de las autoridades frente a la rampante delincuencia, y los empleados de armerías aseguran que sus clientes les piden pistolas cada vez de mayor calibre.

La amenaza a la seguridad pública, evidenciada todos los días en hechos de violencia, ocupó esta semana la primera página de los diarios y acaparó los noticieros de radio y televisión. Ministros, diputados, jueces y fiscales no se salvaron de la ola delictiva.

Por primera vez, las autoridades admitieron que entre la población de las ciudades y sus áreas de influencia reina la inseguridad, el segundo tema de preocupación de los argentinos después del desempleo, según una encuesta del Centro de Estudio para la Nueva Mayoria.

También por primera vez el gobierno aceptó que la crisis socioeconómica y sus secuelas de desempleo y precariedad laboral son una de las causas del incremento de los delitos así como de la ferocidad de los delincuentes.

Un día después que el presidente Carlos Menem convocara de urgencia al Comité de Seguridad Interior, el secretario general de la presidencia Alberto Kohan admitió este viernes que "hubo un aumento en la frecuencia y en la violencia del delito".

El ministro del Interior, Carlos Corach, que hasta ahora insistía en afirmar que Buenos Aires podía jactarse de un bajo índice de criminalidad, aceptó que hay un "pico" de inseguridad.

Corach atribuyó el aumento de la delincuencia a la situación socioecómica, entre otras razones, aunque aclaró que esa "no es una de las causas más importantes".

El Instituto de Políticas Públicas de Seguridad Urbana aseguró que 47 por ciento de los habitantes de Buenos Aires fueron asaltados durante 1998, en la calle o en su casa, y que la poroporción aumenta a 52 por ciento en las localidades que rodean a la capital.

Buenos Aires y su área suburbana forman un conglomerado urbano de 11 millones de habitantes.

El sociólogo Juan Manuel Velasco, coordinador del Instituto, explicó que como casi 70 por ciento de las víctimas no presentan denuncia a la policía —este dato es oficial— el Instituto consultó directamente a la población mediante una encuesta.

Así, se pudo saber además que 78 por ciento de los afectados por la delincuencia en 1998 tomaron alguna medida para mejorar su seguridad. "El 30 por ciento blindó la puerta de su casa, 20 por ciento instaló un sistema de alarma y 30 por ciento colocó rejas", detalló el experto.

En materia de seguridad, 23 por ciento de los consultados que viven en edificios de apartamentos declararon haber contratado agentes privados, en tanto 10 por ciento de los habitantes de viviendas unifamiliares concertaron con sus vecinos el pago del servicio de vigilancia.

La inseguridad pública comenzó a ser considerada un tema de preocupación en 1996. Pero en los últimos meses, la sensación de temor aumentó, por la violencia de los delincuentes, muchos de ellos menores de edad, que no reparan en violar, torturar o matar.

Una familia sufrió esta semana uno de esos episodios. Tres delincuentes ingresaron a la casa, arrastraron al propietario por los cabellos, lo obligaron a colocarse debajo de la ducha y, una vez empapado por el agua, lo forzaron a tocar cables arrancados de un artefacto eléctrico.

Mientras, su esposa era violada por otro de los asaltantes, no conformes con la disponibilidad de bienes y el monto del dinero que hallaron en la vivienda.

El asesinato para robar chaquetas, el calzado, o el automóvil es cada vez más frecuentes. En muchos casos, los delincuentes se marchan sin llevarse la prenda por la que habían matado a quien pretendían robar.

Algunos, en la huida, matan a otras personas para procurarse un vehículo que les permita sortear a la policía. Las víctimas sobrevivientes describen a los agresores como individuos exaltados, que actúan bajo el efecto de drogas que los estimulan a cometer los hechos.

Un experto en drogodependencia, el profesor Jorge Grinson, sostuvo que hay cada vez más jóvenes en Argentina "dispuestos a morir" debido a la "amputación de su futuro".

Son personas a quienes el sistema escolar expulsó o no pudo retener, y no trabajan, no estudian ni tienen horizonte de ningún tipo, salvo morir en algún atraco, una posibilidad que, según dijo el académico, todos ellos conocen.

Un paciente de Grinson de 13 años de edad, afectado por el exceso de inhalación de pegamentos -la forma más económica de drogarse- se dedica a "levantar autos". O sea, a robar vehículos a mano armada.

Debe robar cuatro por día por un año más y sabe, según dijo Grinson, que a los 14 lo matarán.

"Lo que motiva esta ola de delincuencia es la espantosa desigualdad, el desparpajo creciente de una riqueza acumulada por un sector minoritario de la población frente a otro que se empobrece cada día más", afirmó.

"La ostentación que hacen muchos es parte de la violencia que se vive, y también es parte de esa violencia la cultura de los 'shoppings', esos gigantescos centros comerciales en los que se expone todo lo que muchos 'no' se pueden comprar", agregó. (FIN/IPS/mv/ff/ip/99

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe