AMBIENTE: EEUU deja una herencia tóxica en Filipinas

Los militares estadounidnses se marcharon hace mucho tiempo de sus antiguas bases en Filipinas, pero dejaron en legado elevados niveles de contaminación en esas instalaciones, denunciaron grupos ambientalistas.

La contaminación amenaza la salud de los habitantes de viejas instalaciones militares como la base aérea Clark o la naval de la Bahía de Subic, que fue devuelta al gobierno filipino en 1991.

Esas antiguas bases operan actualmente como áreas comerciales y zonas francas con atracciones turísticas anexas.

La limpieza de los remanentes tóxicos costaría 1.000 millones de dólares, señalaron en Washington Christina Leano y Amy Toledo, investigadoras de la Fuerza Popular de Tareas para la Limpieza de las Bases, con sede en Manila.

"Estados Unidos está evadiendo su responsabilidad. Su negligencia amenaza la vida y el ambiente de las comunidades que se encuentran alrededor de sus antiguas bases", indicaron.

Diversos informes producidos desde 1991 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Oficina de la Contaduría General estadounidense descubrieron riesgosos niveles de plomo, mercurio y pesticidas en el suelo y el agua cercanos a las instalaciones militares en Filipinas.

Exámenes ambientales realizados en 1997 por la firma consultora estadounidense Weston International por cuenta del gobierno filipino también detectaron altos niveles de contaminación en el área.

Diferentes tipos de solventes, incluidos benceno y lindane, fueron encontrados en el suelo y el agua dentro de las bases, según Weston.

Un informe conjunto del Instituto para la Atención de la Salud Pública de Canadá y la Fuerza Popular de Tareas detectó que numerosas comunidades en torno a la base Clark padecen altos índices de problemas respiratorios, renales, urinarios, nerviosos y reproductivos en lel caso de las mujeres.

También se registraron anomalías dermatológicas y defectos en neonatos.

Los pozos de agua potable fueron contaminados por residuos de la base. Mucha gente se apoderó de barriles y bidones de la base, usados para almacenar solventes y pesticidas, y ahora los está utilizando como depósitos de agua y otros productos de consumo.

"La mayor cantidad de problemas se producen en comunidades muy cercanas o que se encuentran directamente en la base y otros lugares altamente contaminados", apuntó Leano. "Filipinas carece de la capacidad financiera y técnica para afrontar este problema", agregó.

El gasto presupuestado de 1.000 millones de dólares para la limpieza "es algo que Filipinas no puede siquiera considerar, especialmente con la crisis económica que afecta la región", destacó Leano.

En 1998, el ex presidente filipino Fidel Ramos sacó a relucir el tema de la limpieza de las antiguas bases cuando se entrevistó con su colega estadounidense Bill Clinton, quien acordó, sólo verbalmente, enviar una fuerza de tareas para encarar la descontaminación.

Sin embargo, ninguna entidad de ese tipo fue creada hasta ahora.

"Nunca nos pidieron que hiciéramos algo a raíz de ese encuentro entre Ramos y Clinton", declaró Gary Vest, vocero de asuntos ambientales en el Departamento de Defensa de estados Unidos.

El Pentágono hizo saber que no tiene autoridad legal para actuar en la descontaminación de antiguas bases estadounidenses en el exterior devueltas al país anfitrión, a menos que existiera un plan negociado antes del traspaso.

"No hay nada en la legislación internacional y los acuerdos entre el gobierno filipino y Estados Unidos que pueda dar lugar a que hagamos algo", dijo Vest.

Añadió que el Departamento de Defensa no podía realizar ninguna operación de limpieza en Filipinas porque no tiene permiso del Congreso.

"Técnicamente, si quiero hacer un examen ambiental en una base de ultramar y no tengo alguna autorización legal no puedo gastar el dinero de los contribuyentes en ello", explicó.

Las normas fijadas por el Congreso para limpiar bases en el país son mucho más estrictas que las requeridas a instalaciones de ultramar, indicó John Lindsay Poland, coordinador de las campañas para América Latina y el Caribe de la Asociación de Reconciliación, entidad sin fines de lucro basada en California.

"Estados Unidos gastó 102 millones de dólares en la limpieza de bases en el exterior durante los últimos cuatro años, pero eso no es nada comparado con los 2.130 millones presupuestados en 1998 para la limpieza de las bases instaladas en suelo nacional", observó.

Después que comenzaron a surgir los informes de contaminación ambiental en las ex bases estadounidenses en Filipinas, funcionarios locales anunciaron que proporcionarían agua potable a los residentes en las inmediaciones de la base Clark.

Como la iniciativa resultó demasiado costosa, pidieron ayuda al gobierno federal.

Numerosos senadores filipinos están ahora apelando al presidente Joseph Estrada para que exija a Washington que limpie las bases.

Los legisladores se oponen a un proyecto de acuerdo con Estados Unidos para la reanudación de ejercicios militares conjuntos y a que buques de guerra de ese país visiten Filipinas.

Indicaron que el acuerdo carece de cláusulas que contemplen medidas de protección ambiental.

"Estados Unidos no se ha hecho responsable de su legado tóxico y futuras visitas de fuerzas armadas de ese país sólo generarán más residuos peligrosos, ya sea en forma de municiones o materiales de limpieza", expresó Leano. (FIN/IPS/trad-en/dk/mk/ego-dg/99)

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe