De los múltiples rostros del conflicto armado colombiano, el de los 8.000 niños combatientes y 400.000 desplazados es el más sombrío.
Como si no fuera sufiente la mano de obra adulta para la guerra, los niños y las niñas engrosan las filas de los bandos contendentes en cifras escalofirantes.
Once por ciento de los 25.000 muertos que causó hasta ahora el conflicto colombiano son menores.
En el campo, la sobrevivencia de las familias en medio de balas cruzadas hace que un uniforme de dotación, un arma y la comida precaria pero segura pueden significar todo el futuro para los hijos.
"Por allá (en las zonas rurales) eso es lo que toca, según sea los que domimen: el ejército, los muchachos (la guerrilla de izquierda) o los paras (grupos paramilitares de derecha), cuenta Evelyn.
Evelyn tiene 17 años y aprovechó que la contrató una familia como empleada doméstica para viajar a a Bogotá para "tratar de estudiar". "A mis hermanosles tocará ir al monte. Quién sabe si yo pueda cumplir mis planes", dice, y se queda pensativa.
Evelyn ahora ve la guerra por televisión, en los noticieros, que en su región natal se vive "directamente".
En medio de forcejeos e intentos de conversaciones de paz, afloran informes y documentos que evidencian la dimensión del conflicto para la población infantil y juvenil.
Las cifras de entidades como la Defensoría del Pueblo, de organizaciones no gubernamentales y de movimientos como Niños por la Paz, alentado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, son un retrato, con matices, de la Colombia joven, rural y pobre.
No siempre coinciden las cifras pero en cualquier caso las secuelas traspasarán el inicio del terecer milenio y se prolongarán tanto como vivan esos menores que ahora no tienen otra alternativa que ir a la guerra.
Se estima que hay entre 1.700 y 2.000 menores combatiendo en las filas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional, las dos principales fuerzas de la guerrila de izquierda.
Un número similar de niños y jóvenes menores de 18 años habría sido "enganchado" por los grupos paramilitares cuya organización más visible y de presencia nacional son las Autodefensas Unidas de Colombia.
En el flanco de las fuerzas regulares, según cifras del Ejército, actualmente prestan servicio militar obligatorio 4.000 bachilleres.
De acuerdo con la División de Reclutamiento están adscritos a labores de oficina y sólo irían a zonas de conflicto cuando cumplan la mayoría de edad.
La exclusión de las zonas de conflicto, desde este año, de los reclutas bachilleres es consecuencia de la fuerte presión de las familias que en el pasado se organizaron ante la muerte en combate de muchos de ellos, y la retención y secuestro de otros por parte de la guerrilla.
Otro grupo de niños y muchachos armados y activos es el de las milicias urbanas, a veces autónomas de organizaciones de izquierda y de derecha y otras ligados a ellas.
Camilo González, del Mandato por la Paz -movimiento que impulsó en 1997 el voto de los menores a favor de una solución política al conflicto- dijo que por lo menos 10.000 niños estarían afectados por la guerra que se viene librando en territorio colombiano.
Para Jorge Rojas, de la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (CODHES), las condiciones económicas y los problemas familiares hacen a los menores más vulnerables a los abusos de los bandos en guerra.
La CODHES calcula que durante 1998 más de 200.000 niños y niñas fueron desplazados por la violencia política y social, 125.000 de los cuales tenían menos de 14 años y eran en su mayoría de sexo femenino. En los últimos cuatro años se habría llegado a la cifra de 400.000.
Un documento de la Defensoría del Pueblo muestra severos reparos respecto al trato dado por el Ejército a los niños y niñas combatientes que se desligaron de las organizaciones armadas de derecha o izquierda.
"Es lamentable encontrar casos en los cuales miembros del Ejército Nacional han utilizado su relación con menores para sacar información, reteniéndolos en guarniciones militares sin entregarlos inmediatamente al Instituto Colombiano de Bienestar (ICBF)", destaca.
El ICBF es el organismo estatal responsable de la política para la infancia y de la orientación y manejo de albergues infantiles.
"Me llevaron (soldados) hasta Puerto Asís para que reconociera a los guerrilleros a ver quién pasaba por ahí, pero yo no decía nada, me hacía el que estaba trabajando con ellos , pero no trabajé realmente porque nunca les dije que pasaban compañeros míos", dijo por ejemplo un niño.
Según cifras de 1996, la población colombiana de entre dos y 19 años era de 3.861.708 en las zonas urbanas y de 1.587.480 en el campo. De ese total, cerca de dos millones son víctimas de maltrato en sus hogares descompuestos por el desarraigo.
Un documento que recoge testimonios de 120 jóvenes víctimas del conflicto indica que 60 por ciento de los entrevistados había visto matar y 40 por ciento había disparado un arma alguna vez.
Otro 18,19 por ciento había asesinado y 12,5 por ciento había participado en un secuestro. (FIN/IPS/mig/dg/ip-pr-hd/99