COMUNIDAD ANDINA: Venezuela ratifica su pertenencia al bloque

La escena se repite. La llegada de un nuevo gobierno a Venezuela trae su inmediato anuncio de que promoverá su integración al Mercosur, el mayor bloque latinoamericano, hasta que aprende lo que esa eventualidad supondría respecto a su pertenencia a la Comunidad Andina (CA) y su discurso cambia.

Más allá de la diferencia de tonos y razones, los anuncios del presidente electo Hugo Chávez y su equipo sobre su propósito prioritario de adhesión al Mercado Común del Sur (Mercosur) fueron durante diciembre una copia de las que cinco años antes emitió el ahora saliente mandatario Rafael Caldera.

Pero esta vez, la tensión que las declaraciones venezolanas crearon en los cuatro socios andinos y en el propio país se disipó más rapidamente, ante la ratificación del gobierno que asumirá el 2 de febrero de que cualquier aproximación al Mercosur se hará dentro del marco de la CA.

"Nunca hemos pensado en separarnos, romper o renunciar a la Comunidad Andina. No está, ni ha estado en nuestra mente", dijo esta semana Alberto Müller, quien es el encargado de la Comisión de Enlace de Chávez para los asuntos internacionales.

El pronunciamiento se produjo después que Müller y otros integrantes del equipo de Chávez sostuvieron un encuentro con los ministros salientes vinculados con la integración y el secretario general de la CA, el venezolano Sebastián Alegrett.

En ese encuentro, según supo IPS, los representantes de Chávez recibieron explicaciones técnicas, económicas y diplomáticas sobre el porqué no se puede ser miembros al mismo tiempo de los dos bloques o lo muy inconveniente que resultaría para el país una negociación unilateral con "el coloso" Mercosur.

La CA, conformada por Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, y el Mercosur, integrado por Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay, operan desde 1995 como dos unidades aduaneras y tienen en su objetivo constituirse en un mercado común.

Esa realidad impide que los miembros de los dos bloques sean socios de otros procesos de integración, si bien pueden vincularse entre ellos mediante zonas de libre comercio.

Es lo que tratan de hacer, fatigosamente, los dos bloques desde 1995, cuando comenzaron las primeras discusiones para establecer una zona desgravada sudamericana, a la que posteriormente se incorporaría Chile.

El lunes 11, los negociadores andinos se reunirán en la sede de la CA en Lima para preparar la nueva ronda negociadora con Mercosur, que tendrá lugar en el mismo lugar desde el miércoles, en discusiones en que Chávez tendrá un enviado especial.

Esos encuentros anteceden a la reunión de cancilleres y ministros de Comercio andinos, que se realizará en Bogotá el día 21, y que también participará un delegado del gobierno entrante.

El problema surgió cuando Chávez inaguró su activa apertura diplomática, tras su triunfo el 6 de diciembre, con un viaje a Brasil y Argentina, nueve días después, en que subrayó que "la integración de Venezuela a Mercosur" era una prioridad estratégica de su gobierno.

Cuando llegó a Colombia, la tercra etapa de su gira y el segundo mercado venezolano detrás de Estados Unidos gracias a la CA, ya le habían antecedido las críticas por ese planteamiento, de portavoces públicos y privados de Bogotá y Caracas.

Chávez aclaró a su regreso a Caracas que no pretendía irrespetar o cercenar los acuerdos andinos, pero mantuvo que el país estaba en su derecho de negociar acuerdos con Mercosur como los que ya tiene Bolivia y Chile, que son de libre comercio.

Buena parte del problema pareció semántico, al no asumir que integración o adhesión significa mucho más que apertura comercial y que en esa materia no vale la bigamia. También hubo problemas de asesoria sobre la negociación de la CA con el Mercosur.

Pero el presidente electo ha mantenido con el panorama más claro que para Venezuela es prioritaria la asocición con Mercosur, fundamentalmente por Brasil, y pidió a la CA acelerar la negociación, para no tener que buscar la vía solitaria.

La presidenta de turno de la CA, la ministra colombiana de Comercio, Marta Lucía Ramírez, respondió a la presión asegurando que se avanzará al ritmo posible para no poner en peligro el aparato productivo andino y confió en que Caracas recapacitará, como lo terminó por hacer Caldera en su momento.

Tras el encuentro de esta semana, Müller informó que se elevaría un nuevo informe extraordinario a Chávez y que cualquier decisión en torno a Mercosur se adoptará en armonía con la CA.

El Mercosur suma 200 millones de personas, un producto interno bruto que se acerca al billón de dólares y un comercio intrazonal de unos 23.000 millones de dólares, mientras que la CA reune 104 millones de habitantes, un producto de 250.000 millones y un comercio interno de 5.600 millones de dólares.

Desde el pasado 16 de abril, la negociación entre Mercosur y la CA está sujeta a un acuerdo marco que establece una fase inicial, que debe culminar en marzo, para la extensión a los nueve de los acuerdos bilaterales de preferencias mutuas (rebajas arancelarias por rubros) que mantienen socios de los dos grupos.

El caso de Bolivia es especial, porque ese país con fronteras con tres países del Mercosur, tiene su mayor corriente de comercio con ese bloque, por lo que sus socios andinos aprobaron que suscribiera unilateralmente un acuerdo anticipado de desgravación asimétrica, vigente desde 1997.

Un documento reservado, brindado al gobierno entrante por el saliente, muestra que esa asociación se permitió por la condición especial de Bolivia, que tiene un trato particular dentro de la unidad aduanera andina y poca sensibilidad industrial, agrícola y automotriz respecto al Mercosur. Algo muy diferente a Venezuela.

Pero aun así, apunta el documento, el actual gobierno de La Paz "se resiente" del acuerdo unilateral, que espera corregir cuando se cambie para ser armonizado al de los dos bloques.

Después que los dos bloques logren un acuerdo sobre la multilateralización de las preferencias bilaterales, conocidas como patrimonio histórico, debería comenzar de inmediato la negociación de la zona de libre comercio, para que entre en progresivo vigor, si se cumple lo pautado, en un año más.

En la actualidad, la sigzagueante voluntad política para esta negociación parace ser muy alta por los dos lados, pero la negociación sigue siendo compleja por su carácter multilareral y porque se trata de dos bloques de peso económico asimétrico y producciones más competitivas que complementarias.

El dirigente empresarial Pedro Carmona, estrechamente vinculado a los procesos de integración, comentó a IPS que una vez disipado "el ruido" de los pronunciamientos iniciales de Chávez, el nuevo gobierno podría servir de extremo acícate para que la negociación no se postergue más allá de diciembre próximo. (Fin/IPS/eg/if la/98

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