Venezuela escogerá este domingo entre el favorito Hugo Chávez y su rival Henrique Salas a su nuevo presidente, en la elección popular más crucial de su historia, porque sepultará el modo de hacer política durante medio siglo y abrirá una nueva página.
Es la primera vez, desde que se implantó el sufragio universal en 1946, que tanto el grupo de gobierno como los principales partidos políticos acuden a los comicios sin candidato propio.
Sea Chávez o Salas el favorecido por los 11 millones de venezolanos con derecho a voto, se producirá un cambio tanto en la manera de gobernar como en el conjunto del sistema político, que uno y otro coinciden en mostrar como absolutamente agotado.
Las elecciones de este domingo tuvieron como antecedente inmediato las regionales y parlamentarias del 8 de noviembre, que dejaron un variopinto mapa de autoridades regionales y del nuevo Congreso, pero sólo dos candidaturas presidenciales con opción.
Los que han sido grandes partidos de masas, el socialdemócrata Acción Democrática (AD) y el socialcristiano Copei, empujados por sus gobernadores de estados y alcaldes, retiraron el apoyo a sus abanderados, Luis Alfaro e Irene Sáez, y tras tormentosas reuniones decidieron apoyar a Salas.
El dilema simplificado que la alianza tras Salas propone a los electores es que escojan entre la dictadura que implantaría Chávez o la democracia con cambios profundos que ellos ofrecen, en tanto el Polo Patriótico del candidato favorito plantea optar entre el continuismo con corrupción o una nueva democracia.
La campaña coronó así lo que fue su desarrollo a lo largo del año: programas generales, escasa difusión de propuestas concretas para dejar atrás la pobreza en que vive casi 80 por ciento de los 23 millones de venezolanos, consignas que satanizan al adversario y concentración de las soluciones en la figura del candidato.
Si gana Chávez, cómodo favorito en las encuestas, convocará a una asamblea constituyente para reformar los poderes públicos, mientras que de ganar Salas, quien apuesta por la sorpresa, desconcentrará su gobierno en favor de gobernadores y alcaldes.
Mientras el país entero contiene el aliento y prosperan los rumores, el presidente Rafael Caldera aseguró que traspasará el poder a quien gane, y su ministro de Defensa, el vicealmirante Tito Rincón, subrayó que "no existe ninguna posibilidad de un golpe, ni en este momento ni en ningún otro".
Chávez, teniente coronel retirado de 44 años, encabezó en 1992 una de las dos cruentas asonadas de ese año contra el presidente Carlos Andrés Pérez -quien a diferencia de Rincón observa un clima propicio para nuevos pronunciamientos castrenses- y ha advertido contra riesgos de fraude en los comicios.
Salas, de 62 años, cercano a la democracia cristiana y ex gobernador del industrial estado de Carabobo, confía en mantener su ascenso hasta la tarde del domingo y advirtió que su rival prepara "células armadas" para respaldar su grito de fraude.
La seguridad corre por cuenta de las Fuerzas Armadas, que desplegaron 70.000 efectivos para cuidar las 23.000 mesas de sufragio, las vías públicas y establecimientos clave: como en cada elección, Venezuela está virtualmente militarizada.
Completan el panorama unos 300 observadores electorales llegados del exterior, con nivel sin precedentes, pues incluyen a los ex presidentes Jimmy Carter (Estados Unidos), César Gaviria (Colombia), actual secretario general de la Organización de Estados Americanos, y Gonzalo Sánchez de Lozada (Bolivia).
La campaña cerró con prácticamente todo el país hablando de política, en toda hora y lugar, lo que no ocurría según cronistas desde 1958, después que cayó la última dictadura militar.
Alberto Franceschi, mano derecha de Salas, insistió ante corresponsales extranjeros este sábado en que "si gana Chávez, vendrán dos años de incertidumbre con su propuesta de constituyente, que disolverá los derechos de las minorías".
Para remarcar la trascendencia de esta elección, hizo un paralelismo con las municipales de 1931 en España, "que llevaron al fin de la monarquía, pero todo el mundo sabe lo que pasó después", en alusión a la cruenta guerra civil de 1936-1939.
"Lejos de las tormentas que anuncian nuestros rivales, "los venezolanos están curados de espanto y el liderazgo de nuestro candidato sobre los sectores más desfavorecidos garantiza un manejo confiable del país desde el próximo lunes", replicó el senador Alí Rodríguez, asesor petrolero de Chávez. (FIN/IPS/jz/ag/ip/98
