La plataforma económica de la Internacional Socialista (IS) comulga con las ideas de la economía de mercado pero reintroduce el concepto de la regulación para superar las recientes sacudidas de los mercados financieros.
"Para que la globalización constituya un elemento de progreso deberá estar políticamente regulada", manifestó la declaración económica adoptada esta semana por el consejo de la IS durante su reunión de dos días en Ginebra.
El primer ministro portugués, Antonio Guterres, sostuvo en la presentación del documento que "la regulación vuelve a ser el concepto clave que se maneja" hoy en los los foros e instituciones en el plano internacional.
Los socialistas concuerdan con el principio de la globalización, "una fuerza motriz poderosa capaz de fomentar el crecimiento y el desarrollo", pero toman distancia de sus orígenes.
La globalización surgió "cuando la mayoría de los gobiernos de las naciones europeas estaban dominados por fuerzas políticas de derecha que impusieron un paradigma ultraliberal", recordó Guterres, presidente de la comisión económica de la IS.
El presidente de la IS, Pierre Mauroy, ilustró el último giro doctrinal e ideológico protagonizado por la Segunda Internacional. "Hace 20 años que hemos aceptado la economía de mercado, pero no somos liberales", dijo.
En la actualidad "no hay ninguna formación política entre nosotros que no adhiera a la economía de mercado", describió el ex primer ministro francés.
Pero tras la crisis asiática, "esa fe ciega en el mercado está perdiendo apoyo en la opinión pública", comprobó el documento que constituirá una de las bases de discusión del próximo congreso de la IS, que sesionará en París en noviembre de 1999.
Los socialistas reclaman la disminución de los riesgos de que se agrave la crisis financiera y de las posibilidades de una recesión mundial.
El método aconsejado por la IS consiste en el otorgamiento de apoyo a los países que se han visto o que puedan verse afectados por la crisis.
Guterres mostró preocupación en particular por dos países: Brasil y China. La comunidad internacional debe movilizar sus recursos para impedir la crisis en esos dos estados, demandó.
La receta de los socialistas se basa en tratamientos para las economías de los países industrializados. Sobre Japón recae la mayor responsabilidad por el futuro de la economía asiática, dijo Guterres.
Tokio debe ser forzado a reformar sus instituciones financieras, sostuvo.
En cuando a Estados Unidos y la Unión Europea, tienen que combinar las acciones de sus bancos centrales y de las instituciones financieras para adoptar políticas fiscales eficaces que contribuyan al crecimiento.
La Internacional Socialista propone la reforma del marco internacional para la regulación financiera y económica.
Guterres insistió en la reforma del acuerdo de Bretton Woods, que creó instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM).
El comité interino del FMI debe convertirse en un consejo político que adopte decisiones en lugar de tener meras competencias consultivas.
Los socialistas retomaron la idea de establecer un Consejo de Seguridad Económica en la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El nuevo consejo consistirá en una especie de G-7 ampliado, precisó Guterres, en referencia al Grupo de los Siete países más industrializados (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón).
Para justificar la ampliación, el primer ministro portugués afirmó que en la actualidad el G-7 no es capaz de crear un liderazgo.
El Consejo de Seguridad Económica de la ONU podría combinar un número determinado de miembros permanentes adicionales con miembros renovables de las naciones menores, especificó.
En el campo de la ayuda al desarrollo, la IS recomienda la provisión de más recursos para la cooperación multilateral.
Entre los métodos sugeridos figuran la emisión de bonos de desarrollo del Banco Mundial y el gravamen de las transacciones en divisas, destinando las recaudaciones a las reservas para imprevistos del FMI.
Para eliminar la pobreza, los socialistas auspician un programa mundial de gasto directo en las áreas de nutrición, vivienda, sanidad y educación, destinado a los ciudadanos más pobres de los países en desarrollo como también a los países de menor desarrollo.
La IS reclama el otorgamiento de mayor importancia a la ampliación de la demanda nacional y a la satisfacción de las necesidades básicas, en lugar del desarrollo a base de exportaciones únicamente.
El FMI y el BM deberían establecer nuevas condiciones para las operaciones con el mundo en desarrollo.
Los países deben ser ayudados en condiciones que tomen en cuenta sus realidades y atiendan sus problemas sociales, demandó Guterres. (FIN/IPS/pc/mj/ip if/98