La epidemia de sida en Africa subsahariana arruina los logros en materia de desarrollo de las últimas décadas y provocará más daño aún si los gobiernos no actúan con rapidez, advirtió el programa Onusida.
Los nueve países más afectados por el mal son Botswana, Kenia, Malawi, Mozambique, Namibia, Ruanda, Sudáfrica, Zambia y Zimbabwe, según el informe lanzado el martes en Londres.
En Africa residen 22,5 millones de personas portadoras del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), que causa el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).
"No es coincidencia que el continente más pobre también sea el más afectado", destacó Peter Piot, director ejecutivo de Onusida (Programa Conjunto de las Naciones Unidas contra el VIH/Sida).
"Si no se realizan esfuerzos especiales, no podremos detener uno de los mayores obstáculos al desarrollo económico", advirtió.
El informe, titulado "Actualización sobre la epidemia del sida – Diciembre 1998", destaca que la expectativa de vida al nacer, un indicador clave de desarrollo humano, se está reduciendo de modo alarmante en las naciones más afectadas.
Los países donde al menos 10 por ciento de la población adulta está infectada con el VIH perdieron 17 años de expectativa de vida.
Los niños que nazcan a comienzos de la próxima década en Botswana, donde más de 25 por ciento de los adultos están infectados, tendrán una expectativa de sólo 40 años de vida. Si no fuera por la epidemia de sida, el promedio sería de 70 años.
Como resultado, Botswana cayó 26 lugares en el Indice de Desarrollo Humano que publica anualmente el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, teniendo en cuenta los ingresos, el alfabetismo y la expectativa de vida.
Debido a la muerte de tantos adultos, muchos niños quedan huérfanos, y la carga para los familiares sobrevivientes puede ser excesiva. Cuarenta y cinco por ciento de ellos son abuelos, en su mayoría sin ingresos propios.
"El sida no sólo es una grave amenaza para la salud pública, sino también para el desarrollo humano y la estabilidad económica y social", señaló David Heymann, director ejecutivo del Departamento de Enfermedades Transmisibles de la Organización Mundial de la Salud.
En los países más afectados, la epidemia diezma a un grupo ya limitado de trabajadores especializados y ejecutivos.
Algunas compañías de Zimbabwe informaron que los costos del sida absorben hasta un quinto de sus ganancias, mientras firmas de Tanzania y Zambia estimaron que la enfermedad y las muertes causadas por el sida les insumen los ingresos de todo un año.
"El impacto sobre el desarrollo en general es enorme. Muchos hogares se hunden en la pobreza, los costos médicos ascienden a cifras astronómicas, las ganancias de las empresas se reducen", señaló Piot.
"Si la comunidad internacional no invierte hoy en la lucha contra el VIH, mañana tendrá que invertir en ayuda alimentaria", advirtió.
Pero la motivación en Occidente es escasa, lamentó Clare Short, ministra británica de Cooperación para el Desarrollo.
"Existe una horrible sensación de complacencia en Occidente, donde la gente piensa que el sida está bajo control, mientras en el resto del mundo está fuera de control", declaró.
Según Onusida, algunos de los factores que fomentan la epidemia son la pobreza, la migración en busca de trabajo, el desplazamiento a causa de conflictos y la soledad de los hombres que trabajan lejos de sus familias.
En Sudáfrica, los mineros que viven a cientos de kilómetros de sus hogares y trabajan en condiciones peligrosas son altamente susceptibles a contraer el VIH. Una localidad minera tiene una tasa de infección de 22 por ciento, dos tercios superior al promedio nacional.
Otro factor que contribuye a la epidemia es el estigma vinculado a la enfermedad, debido al cual los infectados son renuentes a reconocer su condición y a cambiar su conducta sexual, destacó Onusida.
El organismo pidió el compromiso de líderes políticos, culturales y religiosos para hacer frente a la enfermedad, arguyendo que los gobiernos no pueden resolver el problema por sí solos. El compromiso a nivel comunitario también es vital, destacó.
"Los países deben reunir la voluntad política necesaria para lanzar una campaña de prevención destinada a los más vulnerables: los pobres, los desposeídos y los sin voz", instó Carol Bellamy, directora ejecutiva de Unicef, que conduce varios programas contra el sida entre los adolescentes.
Lo fundamental, subrayó Piot, consiste en crear conciencia sobre la enfermedad, promoviendo la educación sexual y programas de prevención -especialmente entre adolescentes-, así como el uso y la disponibilidad de condones.
En contraste con Africa austral y oriental, Africa occidental permanece menos afectada por la epidemia, en parte debido a esfuerzos de prevención tempranos y sostenidos, destacó Onusida. (FIN/IPS/tra-en/aw/rj/ml/he-dv/98