Países de América Latina, recuperados de la crisis económica de la década pasada, reclaman a Japón un aumento de su presencia financiera y comercial en la región.
Empresarios latinoamericanos dijeron que la región se prepara para un fuerte crecimiento en el próximo siglo, y urgieron a inversores japoneses a aprovechar las ventajas de las nuevas condiciones, en un simposio de dos días finalizado el miércoles en Tokio.
El primer ministro Ryutaro Hashimoto dijo a la audiencia que los países latinoamericanos tendrán la llave del desarrollo de la economía mundial durante el siglo XXI.
Hashimoto elogió el cambio en la región en los años 80, cuando las economías estuvieron agobiadas por una excesiva deuda externa y una alta inflación agravada por devaluaciones de la moneda.
En comparación con ese período, "las naciones latinoamericanoas han sido testigos de crecientes oportunidades de inversión gracias a grupos comerciales regionales como el Mercosur y el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC)", dijo el primer ministro.
El Mercosur (Mercado Común del Sur) integra a Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, y el TLC a Canadá, Estados Unidos y México.
América Latina, que hace una década parecía la contracara del rutilante crecimiento económico del sudeste de Asia, está invirtiendo la situación, con impresionantes tasas de desarrollo.
En relación a países asiáticos que luchan con una crisis que redujo su productividad, poniendo fin al período de acelerado crecimiento, América Latina registró el año pasado un crecimiento promedio de cinco por ciento de su producto interno bruto (PIB).
La inflación cayó de un promedio de 200 por ciento en 1991 a 10,5 por ciento el año pasado.
"Los latinoamericanos han tenido éxito con sus programas de privatización y establecieron gobiernos democráticos, dos puntos que deben ser elogiados", dijo Kazuo Haruna, asesor de Marubeni Corporation.
El simposio realizado en Tokio fue propuesto por Hashimoto durante su visita a cinco países latinoamericanoas en 1996. Fue organizado conjuntamente por el Eximbak (Banco de Desarrollo de Exportaciones e Importaciones) de Japón y el Banco Interamericano de Desarrollo, con sede en Washington.
El centro de los debates fue la forma de atraer mayor inversión y asistencia japonesa a América Latina, y en ellos participaron los presidentes Alberto Fujimori, de Perú, y Julio María Sanguinetti, de Uruguay.
Fujimori dijo que la presencia de Japón en la región "es necesaria desde el punto de vista de la economía tradicional y de la formación de relaciones complementarias hacia el próximo siglo".
Japón está por detrás de Estados Unidos y Europa en su participación económica en América Latina. Sólo 12 por ciento de la inversión japonesa se dirige a América Latina, mientras Estados Unidos y Asia son los mercados más atractivos.
En materia de ayuda para el desarrollo, Japón, el mayor donante del mundo, sólo extiende 28 por ciento de su presupuesto a América Latina. Asia, el mayor receptor, tiene 45 por ciento del total.
Los fondos de la asistencia oficial al desarrollo para Asia se destinan principalmente a la protección ambiental y el mejoramiento de la minería y del sector eléctrico.
Otras áreas para posibles inversores son la infraestructura y la tecnología, dijeron participantes en el simposio.
América Latina representa el tercer mercado del mundo para proyectos de infraestructura. En 1997, más de 27.000 millones de dólares fueron volcados a la construcción de caminos y puentes, vías férreas y puertos.
Ejecutivos japoneses en el simposio expresaron renovado interés en América Latina, diciendo que están impresionados con los cambios logrados.
Los empresarios afirman que los programas de integración como el Mercosur aumentaron el atractivo de la región, brindando acceso más sencillo y mayores mercados para las compañías japonesas.
Japón no integra ninguna agrupación regional, y mantiene la posición de que este tipo de bloques impiden el libre comercio. Con la creación del TLC, México sigue siendo el mayor beneficiario de inversión japonesa en la región debido a la facilidad de acceso desde ese país al mercado estadounidense.
Participantes latinoamericanos destacaron que, durante los últimos 30 años, las empresas japonesas invirtieron principalmente en la explotación de recursos naturales en América Latina.
Es necesario cambiar esa tendencia, diversificando la inversión en otras áreas que creen empleo y agreguen mayor valor a la producción, agregaron.
Los empresarios afirman que algunas de las razones para la tibia respuesta de Japón es la distancia, el idioma, y la impresión generalizada de que América Latina es zona ocupada por empresas estadounidenses. (FIN/IPS/tra-en/sk/ral/lp/if/98