CHILE: "El evento del año" o el culto a la ambigüedad

El "evento social del año" en Chile fue la boda de un obeso maquillador de figuras del "jet set" que se declaraba asexuado, con la ya madura sobrina de un pastor evangélico cuya feminidad ha sido puesta en duda.

El matrimonio religioso de Gonzalo Cáceres con Sara Vásquez fue celebrado el sábado último con una "megafiesta" en el exclusivo Centro Español de Santiago, con transmisiones radiales y cobertura televisiva previamente negociadas.

Entre los 500 invitados que tras la fastuosa cena compartieron una torta de 150 kilogramos y siete pisos estaban connotados personajes del mundo del espectáculo, chilenos y extranjeros, y numerosas personalidades políticas.

La lista de invitados incluía a la única Miss Universo de Chile, Cecilia Bolocco, a la cantante española Paloma San Basilio, al intérprete mexicano Juan Gabriel y al animador televisivo Mario Kreuztberger (Don Francisco), todos ellos grandes amigos del novio que, a la postre, no asistieron.

Unas 7.000 personas concurrieron a la ceremonia religiosa, tanto dentro como afuera del templo, y otras 2.000 se concentraron en la Alameda Bernardo O'Higgins, frente al Círculo Español, para ver la llegada de los novios en una limusina de color morado.

Cáceres, quien se define como un "esteticien" (sic), cedió en exclusividad la filmación de su boda a la estatal Televisión Nacional, tras firmar un contrato para integrar el elenco de "La Noche del Mundial", un programa que se transmitirá durante la Copa Francia '98.

Vásquez, una ingeniera de minas, lució en la boda, consagrada en una catedral evangélica por su tío, joyas avaluadas en 55.000 dólares y la cena tuvo un costo superior a los 20.000 dólares, según los detalles difundidos profusamente por la prensa local.

La pareja, sin embargo tuvo mínimos desembolsos porque el novio consiguió desde la boda civil, celebrada en febrero, numerosos auspicios de firmas comerciales, al punto de que humorísticamente se lo comparó con los más afamados deportistas.

El interés periodístico y el impacto social y publicitario de este singular matrimonio es tanto motivo para comentarios en la familia y en las ruedas de amigos, como material de análisis en el mundo de los expertos en ciencias sociales.

Cáceres, "un gordito simpático y afeminado", es una típica creación del medio televisivo, que no sólo lo vinculó a figuras del espectáculo como maquillador, sino que además lo proyectó en una primera dimensión de personaje y luego de comunicador.

Su caso es singular en un país como Chile, donde prevalece una fuerte discriminación contra los homosexuales, quienes suelen ser víctimas de escarnio a través de chistes y de exclusión abierta o solapada en numerosas instituciones.

La aceptación de que goza este maquillador contrasta con la marginalidad a que es condenado por ejemplo Pedro Lemebed, un talentoso escritor y declarado militante homosexual, cuyos textos y entrevistas han sido a menudo censurados en la televisión.

Al contrario de Lemebed, Cáceres irrumpió en la escena pública protegido por la ambigüedad de quien reconocía ser afeminado pero no homosexual y la conmiseración que despertó hace dos años al llorar ante las cámaras para contar que fue violado cuando niño.

Dijo que de allí provenía su asexualidad, que él de algún modo reforzaba con sus apariciones televisivas en programas magazinescos para hacer dictados sobre la moda y "lo 'in' (aceptado) y lo 'out' (rechazado)", vistiendo túnicas tan ambiguas como él.

Esta imagen dio un giro desde fines de 1997, cuando Cáceres anunció su boda con Sarita, como la llaman la mayoría de los medios, a quien presentó al país en vísperas de su boda civil en febrero, obviamente a través de un canal de televisión.

La novia, mayor que él y poco dada a sonreir, suscitó comentarios jocosos respecto de su aspecto físico, acogidos en algunos medios de prensa sensacionalistas que pusieron en duda su condición de mujer.

Una semana antes de la boda, dos abogados anunciaron querellas por difamación contra "cierta prensa", que no identificaron, indicando que tales comentarios le provocaron una depresión nerviosa y una úlcera a Vásquez.

Sohad Houssein, una estudiante de Periodismo, explicó el interés público por la boda, apelando a los clásicos elementos de la noticia. "Este hecho -dijo- tiene sexo, rareza, proximidad, interés humano, actualidad y conflicto".

"Pero no hay que olvidar que la morbosidad es lo que más vende, sobre todo si también provoca burlas, y Gonzalo Cáceres es un conocido personaje del 'jet-set santiaguino', caracterizado por su ambigüedad sexual y excentricidad indumentaria", agregó.

Para Sebastián Urzúa, también estudiante, Cáceres "es el paradigma del homosexual chileno: no asumido y con ganas de demostrarle al mundo que él es un 'hombre'. Lamentablemente le tocó nacer en una sociedad hipócrita y pacata, que no tolera a una persona con una vida homosexual satisfactoria y asumida".

"Que Cáceres se case con una mujer me da la impresión de que el público se lo toma como una victoria del bien sobre el mal, de la 'normalidad' sobre la diferencia, de la masculinidad pasada de moda por sobre la ambigüedad, de la heterosexualidad por sobre la indefinición sexual", comentó Urzúa. (FIN/IPS/ggr/ag-mj/hd cr/98

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