Las chinampas de la capital de México, pequeñas islas ancladas en antiguos lagos y rodeadas de canales y que constituyen el legado de la agricultura prehispánica, agonizan hoy bajo toneladas de tierra, piedras y basura depositadas con la intención de ampliar zonas urbanas.
De poco sirven las leyes de protección ecológica y la declaración de Patrimonio Natural de la Humanidad por parte del Fondo de las Naciones Unidas para la Ciencia, la Educación y la Cultura (UNESCO). Las chinanpas, que sobrevivieron cinco siglos, están desapareciendo.
El secretario de Medio Ambiente del gobierno de la capital, Alejandro Encinas, informó este martes que las autoridades descubrieron que muchos canales, ubicados en la zona de Xochimilco, al sur de la capital, fueron "rellenados" las últimas semanas con material depositado por camiones de volteo.
Invento de las culturas nativas, las chinampas, levantadas con capas de tierra extraídas del fondo de lagos y compactadas con vegetación y árboles plantados en sus perímetros, permiten el cultivo de varias clases de legumbres y flores en niveles hasta ocho veces superior al de otras zonas agrícolas.
Famosas por los recorridos que por sus canales realizan los pequeños botes llamados trajineras, vehículos adornados con intensos colores que navegan acompañados de música de mariachi, las chinampas son visitadas cada año por miles de turistas.
El gobierno de la capital prometió "actuar firmemente" para evitar que continúe la destrucción de la zona, donde más de 4.000 familias descendientes de mayas y mechicas aún cultivan.
Pobladores de Xochimilco, palabra vernácula que significa "lugar de la sementera florida", denunciaron que empresas inmobiliarias taponan lo canales con basura y piedras con la intención de abrir nuevas zonas urbanas.
Los camiones llegan en las noches acompañados de guardias y nadie puede hacer nada, se quejaron algunos pobladores. Otros afirmaron que son las mismas autoridades las responsables de la destrucción, pues habría planes para construir puentes y carreteras.
En los últimos 400 años, la extensión de las chinampas disminuyó de más de 400 kilómetros cuadrados a apenas 25. A pesar de ello, se calcula que 10 por ciento de las hortalizas que se consumen en la capital aún proceden de esas islas.
La organización urbana Frente Emiliano Zapata, que representa a miles de chinanperos, sostiene que los pequeños lagos y canales "son el último vestigio de lo que fue el valle de México".
La ciudad donde ahora se asientan 20 millones de habitantes fue hace 400 años una zona lacustre de 1.100 kilómetros cuadrados, donde el reino mechica desarrolló una avanzada civilización.
"Es incomprensible que terrenos (las chinanpas) proyectados para lograr alta productividad estén convertidos ahora en basureros y depósitos de tierra y piedras", señaló la delegada del gobierno capitalino para Xochimilco, Estefanía Chávez.
La funcionaria prometió nuevos programas para defender el patrimonio histórico de la ciudad y la vida de muchas familias campesinas.
Pero los riesgos para las chinampas no sólo radican en el afán de empresas y personas por ampliar las zonas urbanas.
Diversos estudios indican que el agua que rodea a las chinampas está contaminada y que la zona se hunde 18 centímetros cada año por la succión de agua que se hace de sus mantos subterráneos.
Según diversos urbanistas, mantener el legado indígena de la chinampas es una tarea muy difícil debido a la presión urbana.
En los últimos 20 años la ciudad de México duplicó su extensión y en los próximos cuatro años será necesario edificar nuevos espacios urbanos para millones de personas.
Cada día, 1.300 nuevos habitantes llegan a la capital, indican estudios del no gubernamental Centro de Ecología y Desarrollo.
Preservar una antigua zona campesina y agrícola en medios de una ciudad como México es un reto que, según el gobierno capitalino que preside el líder opositor Cuauhtémoc Cárdenas, se podrá cumplir sólo si controla el explosivo crecimiento urbano. (FIN/IPS/dc/mj/en cr/98
