Después de tres años y tres meses de discusiones, la próxima semana será una realidad. La Declaración de San José fijará el mapa jurídico y operativo de las negociaciones para un Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que 34 gobernantes lanzarán formalmente en abril.
Uno de los protagonistas de la etapa preparatoria del ALCA, el venezolano Miguel Rodríguez Mendoza, anticipó a IPS el contenido de esa declaración, que el día 19 pondrá fin a la reunión de ministros de Comercio de América, en la capital de Costa Rica.
La Declaración de San José fue diseñada para cumplir el mismo papel que la Declaración de Punta del Este, que en septiembre de 1986 lanzó la Ronda Uruguay de negociaciones comerciales globales cerrada en 1994 y que dio vida a la Organización Mundial de Comercio (OMC).
"No tendrá llamados rimbombantes, sino que precisará el camino y el mapa negociador", dijo Rodríguez, director de la Unidad de Comercio de la Organización de Estados Americanos (OEA), en cuyo marco se lanzarán las negociaciones durante la II Cumbre Hemisférica, el 18 y 19 de abril en Santiago de Chile.
Rodríguez, ex ministro venezolano de Comercio (1991-1994), aclaró que aún quedan algunos disensos importantes, como el número de mesas de negociación y la sede del proceso que debe culminar en siete años, y que un encuentro informal en Miami removió en parte esta semana.
Pero la declaración ministerial ya está estructurada en sus cuatro aspectos medulares: los principios que regirán las negociaciones, los objetivos en cada una de las áreas incluidas, la estructura de las negociaciones y cómo se llevarán a cabo, y los mecanismos de apoyo para el proceso.
Los principios negociadores son también cuatro, el primero de ellos que en las negociaciones participan todos los países del continente (con excepción de Cuba, expulsado de la OEA en 1961) y se conducen sobre la base del consenso, sin que ningún grupo pueda imponerle una decisión al resto.
El segundo es que las negociaciones tienen que ser "consistentes con la OMC", lo cual significa que, de acuerdo con normas expresas de esa organización, la eliminación de aranceles debe completarse en 10 años desde el momento que comience el proceso y que no puede haber sectores excluidos.
Un tercer principio es que los países pueden participar de forma individual o como grupo. America Central, la Comunidad Andina, la anglohablante Comunidad del Caribe y el Mercado Común del Sur (Mercosur) ya anticiparon que actuarán como bloques.
En cambio, los tres países del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC, Canadá, Estados Unidos y México) actuarán de forma individual, como también lo harán en principio Panamá y República Dominicana, fuera de esquemas de integración regional.
El cuarto principio es que las negociaciones "son consideradas como un todo, lo que significa que nada estará acordado hasta que todo esté acordado", precisó Rodríguez.
De ese modo, tal como sucedió en la Ronda Uruguay, en cada área se avanza al ritmo que sea posible, pero sin evaluación global, nada estará cerrado.
La posibilidad de negociar en fases, como planteaba el Mercosur y rechazaban los demás y que en un momento se presentó la gran dicotomía, "se acabó como discusión" pues "nadie lo plantea más", precisó Rodríguez.
Lo que sí se estudia es el diseño de un conjunto de medidas que entrarán en vigor por consenso antes del fin de las negociaciones, que, según se determinó en la primera cumbre continental, realizada en Miami en diciembre de 1994, y se confirmará ahora, será en el 2005.
Uno de los objetivos más remarcables de la decisión de crear una zona sin fronteras comerciales desde Alaska a la Patagonia es que el ALCA "será un acuerdo nuevo, independiente, que coexistirá con otros esquemas existentes y no será fruto de la amalgama o adhesión a otros acuerdos".
"Es un cambio radical", dijo Rodríguez, quien se refería así a algunos intentos previos de promover un ALCA como resultado de la adhesión al TLC, en negociaciones caso por caso, o mediante la convergencia de distintos acuerdos, como proponía el Mercosur.
Esa coexistencia va a ser precisa con los bloques que tienen como objetivo ser un mercado común. Pero en casos como el propio TLC, el Grupo de los Tres (Colombia, México y Venezuela) o zonas desgravadas bilaterales como la de Canadá y Chile, la lógica apunta a que serán subsumidos por el ALCA.
Otro acuerdo consiste en establecer objetivos específicos para cada área de negociación, como por ejemplo que las inversiones de cualquier país reciban un trato nacional en los demás. En este punto, todavía hay "trabajos de carpinteria", pero el marco ya fue definido, puntualizó el funcionario de la OEA.
En realidad, el objetivo abarca mucho más que una zona de libre comercio tradicional. Va a incluir compromisos como políticas de competencia, inversiones, propiedad intelectual y servicios, los dos primeros ni siquiera regulados por la OMC.
"En la práctica, tiene tal envergadura que va a establecer un marco para la construcción de las relaciones económicas hemisféricas y no solo comerciales", comentó Rodríguez.
"Tal como está proyectado ahora, el ALCA es un modelo de acuerdo de libre comercio y representa el contrato de América Latina con la globalización, en cuyo diseño puede participar y asegurarse que sea ordenado y no salvaje", explicó.
El llamado Compromiso de Miami fija, además, que la negociación "debe tener progresos concretos en el 2000", lo que daría pie a que, tal como sucedió en la Ronda Uruguay, se pongan en vigor acuerdos complementarios a la liberalización en una reunión de evaluación ese año.
De hecho, negociadores de vArios países comentan que Washington pretende que en el 2000 haya un acuerdo de liberación continental de las inversiones. Rodríguez dijo que, de ser cierto, el proyecto sería facil técnicamente y difícil políticamente.
La estructura de las negociaciones es el aspecto que presenta mayores problemas cuando faltan pocos días para la firma del documento que servirá de base para el proceso, indicó Rodríguez.
Hay consenso en que las negociaciones las maneje un comité de negociaciones, también similar al de la Ronda Uruguay, con los ministros de Comercio con una o dos reuniones al año para evaluar el proceso y una secretaria técnica de alcance logístico.
Pero la gran discusión es cómo trasladar a mesas de negociación los 12 grupos de trabajo que fueron creados desde 1995 para avanzar en la etapa preparatoria. Se debate entre fundirlos en diferentes combinaciones, reproducirlos de forma idéntica o sumar nuevos grupos.
En ese último aspecto, la mayoría de los países apoya la idea del Mercosur de establecer una mesa de agricultura, pero Canadá y Estados Unidos se siguen oponiendo.
Sobre los aspectos institucionales, todo está claro menos el lugar de la negociación. Apenas hay consenso en que debe ser en un solo punto, donde actuará la secretaria administrativa.
Rodríguez se negó a comentar lo que sucederá al respecto, e indicó que lo único aparente es que las siete ciudades que se han ofrecido tienen objeciones de uno u otro tipo.
Diplomáticos centroamericanos en Caracas comentaron a IPS que el lugar natural parecía Miami, pero ha surgido una oposición frontal, al parecer comandada por México, porque esa es la capital del estado de Florida, particularmente proteccionista y contrario a todos los esquemas de apertura hacia América Latina.
Como resultado, se estaría impulsando que Costa Rica presente a San José como sede por lo menos temporal del proceso, lo que contaría con alto apoyo. "Costa Rica ha hecho un papel excelente para llegar a donde estamos", comentó Rodríguez.
Aseguró que la etapa preparatoria de la negociación del ALCA que ahora culmina ha sido un proceso silencioso, "sin atrativo para las primeras planas", pero que más allá de lo que suceda ahora deja a la región "una de las experiencias más ricas en materia de negociación".
"Muchos entraron porque no podían quedar fuera, pero hoy por hoy el ALCA es un proceso donde todos participan y se puede catalogar como realmente hemisférico y donde nadie puede imponer un ritmo propio, aunque quisiera", concluyó. (FIN/IPS/eg/mj/if/98