Brasil aumentó hoy a 33 por ciento el impuesto a la importación de lácteos de países ajenos al Mercosur, alejándose de la política sectorial del bloque y cediendo a la presión de sus productores internos y del déficit comercial.
Hasta ahora, Brasil gravaba la leche en polvo, los quesos y la mantequilla adquirida fuera del área del Mercosur (Mercado Común del Sur) con una tasa de 27 por ciento, ya muy superior al arancel externo común del bloque, fijado en 19 por ciento.
Los lácteos están en la lista de excepciones de Brasil, que tiene hasta el año 2000 para igualar su arancel al nivel común.
Pero además de esa barrera arancelaria, el gobierno brasileño estableció un plazo máximo de 30 dias para el pago de la importación de lácteos. Los productores se quejan de que la Unión Europea financia su exportación de leche y derivados hasta 400 días y a tasas de interés muy bajas, de tres por ciento al año.
Como las tasas de interés brasileñas son por lo menos diez veces más elevadas, los importadores pueden ganan mucho dinero en el mercado financiero, al vender rápidamente productos cuyo bajo precio se debe al subsidio que obtienen en Europa, afirman ganaderos e industriales.
Brasil produjo unos 20.000 millones de litros de leche el año pasado, suficiente para el consumo interno, según la Confederación Nacional de la Agricultura. Con las importaciones, hubo un excedente de 1.000 millones de litros, de acuerdo con cálculos de la Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados.
"Brasil gastó 430 millones de dólares innecesariamente" con esas importaciones, sostuvo el diputado Hugo Biehl, presidente de la Comisión. Los subsidios en Europa permiten que la leche llegue a Brasil a un precio 33 por ciento inferior al del producto nacional, agregó.
El problema es que más de la mitad de los productos lácteos importados por Brasil, por las estadsticas de 1996, proceden del Mercosur, especialmente de Argentina, y continuarán ingresando con arancel cero, debido a los acuerdos de integración comercial.
Este es un rubro que siempre amenaza generar conflicto entre los socios del bloque. Los productores brasileños acusan Argentina de "triangular" compras en Europa, revendiendo esos productos en Brasil como si fueran propios.
La elevación del arancel en Brasil agravará ese problema, en caso de ser cierta la denuncia brasileña, dado que los lácteos europeos pagan en Argentina el arancel externo común del Mercosur de 19 por ciento.
Con una productividad lechera muy superior a la brasileña, reconocida por los propios granjeros locales, Argentina y Uruguay, otro proveedor de lácteos de Brasil, no necesitan aumentar la protección arancelaria al sector.
Brasil amplió aceleradamente en los últimos años su producción de lácteos, pero no la productividad. Empresas extranjeras, como la italiana Parmalat, invirtieron grandes sumas en el sector en los últimos aos, adquiriendo pequeñas empresas y mejorando los productos finales.
Pero una ganadería de baja productividad y calidad y de altos precios agrega un eslabón débil a la cadena lechera, señaló Geraldo Calegar, un experto de la Empresa Brasileña de Investigaciones Agropecuarias.
Manteniendo el promedio de incremento de la producción de los ltimos anos, ocho por ciento, Brasil enfrenta además el riesgo de un gran excedente de leche en los proximos años, advirtió Calegar.
En efecto, el consumo interno creció 40 por ciento desde 1994, cuando se estabilizó la moneda nacional, pero se espera su reducción, al agotarse el efectro de redistribución del ingreso promovido por el fin de la alta inflación, argumentó Calegar.
En esas condiciones, el sector lechero tiene menos de tres años para reestructurarse, incorporar nuevas tecnologías y ganar competitividad dentro del Mercosur y ante otros exportadores. Eso representara un fuerte impacto, incluso social, en un sector que emplea a 1,8 millones de trabajadores. (FIN/IPS/mo/ff/if/98
