Los ministros de Economía del Mercosur discutirán a comienzos de diciembre en Chile mecanismos para garantizar la adopción por consenso de toda medida con impacto en los cuatro países y evitar así tensiones como la derivada de la suba del arancel externo común (AEC).
Aunque el aumento de facto de tres por ciento del AEC decidido por Argentina y Brasil el día 12 fue autorizado por Uruguay y Paraguay el 14, durante una reunión de ministros de Economía en Montevideo, la credibilidad del bloque sudamericano pareció debilitarse.
Paraguay y Uruguay mantuvieron en apariencia su dignidad intacta, ya que en la reunión de Montevideo se resolvió estudiar la "modalidad y extensión" del aumento del AEC. Pero la imposición de los dos socios mayores pareció clara.
El ministro de Economía de Uruguay, Luis Mosca, aclaró en el encuentro que, al igual que par paraguayo Miguel Almeyda, fue consultado telefónicamente el 12 por Argentina y Brasil sobre el aumento del AEC y que dio su aprobación por esa vía.
La decisión tomada en Montevideo faculta a Paraguay y Uruguay a considerar "la modalidad y extensión" del aumento del AEC.
A juicio del presidente de la Cámara de Industrias del Uruguay, Diego Balestra, ese texto ambiguo sólo evita a los dos socios menores la incómoda situación de firmar de inmediato una decisión de los dos mayores.
El aumento del AEC fue propuesto por Argentina para reemplazar la tasa de estadística, también de tres por ciento, que aplicaba a las importaciones y que fue objetada por la Organización Mundial del Comercio.
Brasil, que enfrenta un fuerte déficit comercial y pretende aumentar su recaudación, aceptó en seguida la proposición.
Para Balestra, el hecho dejó en evidencia que en el Mercosur hay "dos peso pesado" y "dos peso pluma".
Uruguay no puede negarse al aumento y denunciar el tratado que rige en el Mercosur. "Hay que ser realistas", dijo Balestra.
Para el industrial, este tipo de decisiones "afectan la imagen y la credibilidad" del Mercosur, porque "de un discurso se pasó a otro".
Balestra destacó que de esta forma se entorpecen las negociaciones con Chile, con Bolivia y con la Comunidad Andina, que acaba de formular una propuesta al Mercosur para la liberalización del comercio entre las dos partes.
Agregó que Chile tiende a bajar los aranceles aduaneros, mientras el Mercosur los sube, lo que dificulta el progreso hacia la plena integración de ese país en el bloque.
Uruguay y Paraguay llegarán a la reunión de ministros de Economía de América, a realizarse en Santiago de Chile el 2 y 3 de diciembre, con una posición definida sobre los productos a los que aplicarán la suba del arancel.
Pero también en esa reunión, Chile y posiblemente Bolivia, asociados con el Mercosur por acuerdos de comercio, exigirán seguridades respecto de las reglas del juego, dijo a IPS un integrante de la delegación chilena que viajó a Montevideo para la reunión del 14.
El ministro de Economía chileno Alvaro García participó en la cita y allí expresó su molestia por la decisión, dijeron los informantes.
El beneficio que Uruguay y Paraguay podrán sacar de este plazo apunta a evitar que el nuevo AEC, que regirá hasta el 31 de diciembre del año 2000, afecte la competitividad de sus sectores productivos.
El incremento del AEC, que rige para las compras a los países ajenos al Mercosur, puede favorecer las exportaciones de Uruguay a Brasil, pues ganarán competitividad frente a la oferta del resto del mundo.
Aunque también crecerá la dependencia comercial uruguaya del mercado consumidor brasileño, precisamente cuando los productores uruguayos procuran diversificar el destino de las exportaciones para evitar quedar cautivos de los dos gigantes que bordean sus fronteras.
Uruguay ya destina a Brasil 37 por ciento de sus ventas. Mientras, Argentina absorbe 30 por ciento del total, y en su caso no habrá variantes, ya que el incremento del AEC sólo reemplaza la tasa de estadística.
"Desde hace tiempo reclamamos buscar otros caminos y ser menos dependientes de Argentina y Brasil. Con esta medida la dependencia será mayor", al menos de Brasil, argumentó Balestra.
La preocupación de los industriales uruguayos se refiere también a la importación de bienes de capital de áreas ajenas al Mercosur, para la que pretenden un arancel cero, que les permita el acceso a nuevas tecnologías. (FIN/IPS/rr/ff/if/97)
