Un explosivo aumento tuvieron este año en Honduras las denuncias de violencia doméstica contra mujeres, debido al parecer a que las víctimas pierden el temor a represalias.
La toma de conciencia "casi silenciosa" de esa forma de violencia lleva a las mujeres "a denunciar los atropellos" que sufren, señaló Regina Fonseca, del Centro de Derechos de Mujeres (CDM).
"Pero aún, así las cifras son grandes, y tememos que sean aún mayores", dijo Fonseca. El CDM concentra su actividad especialmente en barrios marginales y presta asistencia psicológica y legal a las víctimas del maltrato intrafamiliar.
Mientras, el Colectivo contra la Violencia Doméstica, una red que aglutina a varios organismos defensores de los derechos de las mujeres, advirtió que ley contra el maltrato de la mujer, aprobada hace dos meses por el parlamento, no entrará en vigor hasta marzo.
Esa ley tipifica como delitos el abuso sexual y la violencia doméstica e impone penas severas a quienes atenten contra la integridad física de la mujer.
Cuatro de cada 10 mujeres son agredidas en Honduras, en su mayoría por su pareja, familiares, amigos o vecinos, de acuerdo con informes del Colectivo contra la Violencia Doméstica.
De los 1.834 atropellos contra mujeres denunciados en 1996, 1.537 se debieron a violencia doméstica y la mayoría fueron comunicados a la Fiscalía de la Mujer, dependiente del Ministerio Público.
La cantidad se incrementó este año a 7.471 episodios y Clementina García, del Instituto Técnico para la Cooperación Comunitaria, destacó que en su mayor parte se perpetraron también en el ámbito familiar.
Así mismo, García señaló la discrminación de las mujeres en el empleo. Como práctica general, las empresas prefieren contratar a hombres, aunque las mujeres aspirantes demuestren capacitación, explicó.
Lilia Uribe, del departamento de Salud Mental del Ministerio de Salud, reclamó campañas de educación social y la creación de organismos de respaldo y asistencia, como los consejos de familia, para reducir la violencia y la discrminación de la mujer.
"Al ceder la violencia doméstica va a disminuir la violencia común", dijo Uribe, promotora de los Consejos Locales contra el Maltrato, que atienden denuncias de violencia y colaboran en la materia con el Poder Judicial, la policía, la Iglesia Católica y grupos de defensa de las mujeres.
Uribe advirtió que la violencia contra las mujeres no es problema sólo de las mismas mujeres, sino que todos los sectores sociales deben participar en la búsqueda de soluciones.
La cuarta perta de los hogares de este país de 5,8 millones de habitantes tiene de jefe a una mujer, según información oficial. La proporción ha aumentado en los últimos años, al igual que en otras naciones de América Latina, y 65 por ciento de esas familias son pobres.
El martes se celebró en todo el mundo el Día Internacional de la no violencia contra la Mujer, para exponer un problema que es percibido aún como asunto privado pese a los avances legales de esta década para tipificar el maltrato doméstico como delito. (FIN/IPS/tm/ff/hd/97
