/CIUDADES DEL MERCOSUR/ BRASIL: Promueven desarme de población para reducir homicidios

El ministro de Justicia de Brasil, Iris Resende, anunció el jueves una campaña para desarmar a la población, contando a favor con la vigencia, a partir del día 2, de una ley que castiga con dos a seis años de cárcel el porte ilegal de armas.

Brasil es campeón mundial de muertes por armas de fuego, según un reciente estudio de Naciones Unidas. Su índice es de 26,97 muertes anuales por 100.000 habitantes, lo que representa unas 43.000 víctimas por año.

El promedio registrado en 36 países por el estudio difundido en agosto es de 4,9 muertes por 100.000 habitantes. Japón tuvo el menor índice, sólo 0,07.

La campaña gubernamental brasileña empieza con retraso.

Hace algunos meses, una iniciativa de las organizaciones de estudiantes universitarios y secundarios trata de estimular el desarme de la población, con la participación de cantantes, actores y personalidades conocidas en llamados por televisión y radio.

La Unión Nacional de Estudiantes decidió promover el movimiento por la paz entre los ciudadanos, ante estadísticas según las cuales los jóvenes son las mayores víctimas de homicidios, que en su casi totalidad se practican con armas de fuego.

Datos del Ministerio de Salud indican que en 1995 hubo 88,38 homicidios cada 100.000 jóvenes de 15 a 19 años en la ciudad de Sao Paulo, más de cuatro veces el promedio nacional para todas las edades.

Entre brasileños de 15 a 29 años, más de 60 por ciento de las muertes son provocadas por agresiones, según un estudio del Instituto de Investigación Económica Aplicada, órgano del Ministerio de Planificación que ha mostrado preocupación por los efectos de la violencia en la economía.

Entre las muertes violentas de ese grupo etario, asesinatos y suicidios representaban 14 por ciento en 1979 y se elevaron a 33 por ciento en 1991, superando la participación a los accidentes automovilísticos, que se mantuvo en 25 por ciento. La tendencia parece haberse acentuado en los últimos años.

Esa mortalidad juvenil ya es un factor importante para impedir que aumente la expectativa de vida de la población brasileña, en especial de los hombres, entre los cuales las muertes por violencia supera a las de mujeres en casi diez veces.

Brasil ya tiene solo 95 hombres cada cien mujeres entre 15 y 49 años, según las últimas estadísticas. Ese desequilibrio tiende a ampliarse por las muertes violentas, evaluó la antropóloga Alba Zaluar, investigadora de la violencia urbana.

En el área metropolitana de Sao Paulo, el secretario estadual de Seguridad Pública, Jose Afonso da Silva, reaccionó a un brote de mortandad en los fines de semana el año pasado llamando a la población a entregar sus armas a la policía.

En algunas ciudades las autoridades ofrecieron recompensas, como una canasta básica de alimentos, a quienes aceptaran hacerlo.

Las campañas responden a la comprobación de que la mayoría de los asesinatos tiene motivos fútiles, ocurren en bares y calles, por pequeños conflictos personales que tienen el trágico desenlace debido a la tenencia de armas de fuego por una o las dos partes.

Pero la ley, que convierte en delito penal el porte ilegal de armas, hasta ahora calificado como una infracción exenta de castigo, tuvo como objetivo desarmar también a los campesinos y terratenientes que combaten por la tierra en Brasil.

La nueva legislación obliga a los poseedores de armas a registrarlas en la policía antes del sábado. A partir del domingo, podrán ser enjuiciados los que no tengan autorización para portarlas.

Esa disposición busca dar a las autoridades el poder legal de detener a las milicias armadas particulares, que organizan los grandes terratenientes para evitar la invasión de sus propiedades por los campesinos sin tierra. Esas bandas armadas provocaron muchas muertes en el campo en años pasados. (FIN/IPS/mo/dg/pr- ip/97

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