La aprobación del Senado de Estados Unidos de un tratado de límites martítimos con México, 21 años después de ser firmado, cerró parcialmente un capítulo de roces bilaterales, cuyo eje es el control de grandes reservas petroleras.
Gobierno y políticos de México saludaron este sábado la actitud de los senadores estadounidenses, que finalmente raitificaron el tratado, precisando así los principales puntos de frontera en el golfo de México.
La indefinición de limites marítimos generó inquietud en los últimos dos años en México, al conocerse que la empresa petrolera anglo-holandesa Shell y las estadounideneses Amoco, Mobil y Texaco habían empezado trabajos de exploración en el golfo.
La cancillería mexicana formó una comisión, junto a expertos de la Secretaría de Energía, para investigar el caso. Tras varias visitas a la zona y consultas con Washington, las autoridades informaron que las instalaciones petroleras se ubican a 33 kilómetros de los límites marítimos de México.
Los partidos de oposición y algunas asosiaciones de ex trabajadores de la petrolera estatal Pemex no quedaron satisfechos con la respuesta.
Según esos sectores, el informe oficial tenía vacíos y dejaba dudas sobre la verdadera ubicación de las instalaciones. Además, advirtieron que las empresas estadounidenses manejan tecnología para perforar con ramificaciones a gran profundidad, por lo que podrían extraer reservas exclusivas de México.
También denunciaron que el Senado de Estados Unidos no ratificaba el tratado de 1976, que otorga a México 200 millas de propiedad marítima, pues conocía del potencial de la zona.
El subsuelo del golfo contiene yacimientos de petróleo entre 5.000 y 22.000 millones de barriles y unos 45.000 millones de pies cúbicos de gas natural, lo que lo convierte en una de las reservas más grandes del mundo, indican diversos estudios.
Diputados del conservador Partido Acción Nacional señalaron que, tras la ratificación del tratado limítrofe, solicitarán una nueva investigación de las posiciones ocupadas por las petroleras extranjeras.
El contencioso con Estados Unidos quedó cerrado en lo formal, y ahora es necesario investigar a fondo para descartar la violación la soberanía y precisar los puntos desde los que México debe medir sus 200 millas de control, dijeron los parlamentarios.
Washington abrió en 1984 un proceso de concesión de áreas de explotación petrolera en el golfo de México, luego de que una investigación ordenada por el Senado revelara importantes reservas de hidrocarburos en la región.
"Con la ratificación del Senado, los gobiernos pueden ahora comenzar negociaciones para dividir, sobre bases claras y de derecho internacional, los límites de cada país en el mar", dijo el embajador de México en Washington, Jesús Reyes Heroles.
A pesar de que el tratado limítrofe adjudica a cada parte un área de 200 millas, persiste desacuerdo en cuanto a la demarcación de áreas, pues las autoridades mexicanas miden esa distancia desde islotes, y Estados Unidos desde el continente.
Además, hay zonas en que las 200 millas que corresponden a cada país se empalman y en otros casos, cada parte reclama una extensión mayor de soberanía marítima.
Las diferentes interpretaciones, que no tocan las áreas en que buscan crudo los estadounidenses, deberán resolverse en negociaciones diplomáticas que México dijo estar dispuesto a empezar inmediatamente.
Mexico se negaba a dialogar sobre los límites en el golfo mientras el Senado de Estados Unidos no ratificara el tratado de 1976.
Para este país, la explotación petrolera en el golfo se limita actualmente a franjas cercanas a su costa, pues no cuenta con tecnología ni capitales para explorar más lejos.
Expertos estiman que deberán pasar unos cinco años para que México pueda sacar mayor provecho de sus reservas en el golfo.
Con un volumen de extracción de crudo que en agosto ascendió a tres millones de barriles por día, el mayor en la historia, y exportaciones de 1,7 millones de barriles, México es uno de los más importantes productores de petróleo del planeta. (FIN/IPS/dc/ff/ip if/97
