La indignación hacia el periodismo, y en especial hacia los fotógrafos "paparazzi", llegó al zenit tras la muerte de la princesa Diana de Gales, pero expertos de Estados Unidos no creen que eso vaya a cambiar la actual tónica de los medios de comunicación.
La posibilidad de que en Estados Unidos se aprueben leyes para proteger la privacidad de las personas contra las operaciones de los fotógrafos y redactores dedicados a la "caza de estrellas" es "en extremo remota", según Todd Gitlin, profesor de la Universidad de Nueva York.
Diana y su presunto amante, Emad Al Fayed, murieron el sábado en un accidente automovilístico en París mientras huían de un grupo de "paparazzi" en motocicletas. El conductor del vehículo en que viajaba la pareja, quien también murió, había triplicado la ingesta de alcohol permitida por las leyes francesas.
Gitlin sostuvo que la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, que garantiza la libertad de expresión, tiene suficiente fuerza para equilibrar los derechos a la privacidad y a la información del público.
"Creo que sería un error aprobar leyes que impidan a los fotógrafos registrar a la gente en público", afirmó Jim Naureckas, editor de Extra!, la revista bimestral de la organización Fairness and Accuracy in Reporting (FAIR), dedicada a vigilar la conducta de los medios.
Pero las leyes ya existentes sobre intrusión en la vida privada deberían reforzarse para proteger los derechos de celebridades como la princesa Diana, agregó.
"Por cierto, a veces la prensa cumple su función al sacar fotos de personas en público. No es función de la ley distinguir entre buen y mal periodismo", dijo Naureckas a IPS.
De todos modos, los expertos perciben una caída de la credibilidad de los periodistas tras la muerte de Diana debido a la percepción que tiene el público sobre la responsabilidad que correspondió a los paparazzi en el episodio.
"No sería sorprendente que se registrara una mayor hostilidad hacia los diarios sensacionalistas. La prensa han sufrido en los últimos años una gran caída y los informes sobre el accidente la acelerará", pronosticó Gitlin.
Ben Bagdikian, ex editor del diario The Washington Post, observó que cada vez más periodistas y editores tienen una posición crítica hacia los "cazadores de celebridades" y los chismes de la farándula presentados como noticias.
El actual debate en torno a la privacidad y los derechos de la prensa fortalecerá los argumentos de quienes afirman que los medios sensacionalistas, y los medios de comunicación en general, han ido demasiado lejos al buscar y publicar información sobre los famosos, según Bagdikian.
"Cuando las noticias sobre celebridades proliferan, toda la prensa pierde respaldo", agregó. El periodista reconoció que existe una gran audiencia para el sensacionalismo, pero que una audiencia aun más grande reclama noticias "serias" en televisión y periódicos.
"Los editores que defienden el sensacionalismo erosionan la seriedad con que el público defenderá la libertad de prensa. Si buena parte del periodismo se asocia con trivialidades sobre las celebridades, al público no le interesará que se restrinja la libertad de prensa", afirmó.
El periodismo también enfrenta el riesgo de perder algunos de sus mejores profesionales, pues, según estadísticas, muchos abandonan la actividad "seria" para dedicarse a las noticias sobre los famosos, advirtió Bagdikian.
"Si los periodistas son recompensados por informar sobre los famosos, la prensa atraerá a profesionales más superficiales", dijo.
Gitlin alertó que la actual furia contra los medios de comunicación es inmerecida. "Algunos de los acusadores están fascinados por las historias" sobre la muerte de la princesa Diana, explicó. "Es fácil demonizar a quienes brindan esas imágenes", añadió.
Naureckas explicó que el público debe considerar dónde y cómo se registraron las fotografías que disfrutan.
"Es verdad que los fotógrafos invaden con frecuencia la intimidad de las celebridades, pero eso no sirve como argumento para poner en peligro la vida de las personas manejando de modo imprudente", dijo.
A la prensa se la acusa porque procura llenar la creciente demanda de noticias sensacionalistas, según los expertos.
"En momentos de grandes pérdidas, la gente busca un culpable y muchos lo encontrarán en la prensa", resumió Roy Greenslade, ex editor del Daily Mirror, de Londres.
"Pero todos deberían analizar sus motivos, porque el mercado para este tipo de noticias ya ha sido creado y su magnitud se debe solo al hecho de que millones de personas compran los periódicos que las publican", agregó.
Greenslade puso en duda que nuevas leyes de protección de la privacidad contribuyan en algo. En ese sentido, recordó que las normas de Francia en la materia figuran entre las más restrictivas del mundo, pero no ofrecieron a la princesa de Gales protección contra el acoso de los paparazzi. (FIN/IPS/tra- en/md/fah/mk/mj/cr/97