HONG KONG: El futuro gobernador Tung cada vez más cerca de China

Pocas semanas faltan para que Hong Kong deje de ser colonia británica y se integre a China. Cualquiera de sus habitantes que sea consultado al respecto se encogerá de hombros y dirá que su vida no cambiará mucho.

Pero si se rasca la superficie y se les pregunta sobre cuestiones específicas, aparecerán temores ocultos. Hong Kong es más pesimista de lo que parece.

Buena parte de ese pesimismo surgió en las últimas semanas. En cada declaración que procede de Beijing queda en evidencia que el futuro gobernador Tung Chi-Hwa no podrá hacer mucho, y quizás no hará nada, para impedir que el gigantesco dragón escupa fuego sobre el enclave.

Las encuestas demuestran que crece la incertidumbre respecto de cada anuncio de medidas que erosionarán las libertades civiles y pasarán por alto al consejo legislativo electo.

La designación del sonriente y amistoso magnate naviero Tung por parte de Beijing en noviembre despertó reacciones positivas. Se trataba de una persona atractiva, preocupada por Hong Kong y con los contactos necesarios con el gobierno de China para equilibrar los intereses de ambas partes.

La popularidad de Tung aumentó en febrero, cuando anunció que funcionarios clave serían confirmados en sus cargos por su administración para preservar la continuidad. Pero desde entonces también evitó emitir un mensaje tranquilizador sobre garantías a las libertades civiles.

La última encuesta publicada por el diario South China Morning Post el día 14 reveló que 45 por ciento de los residentes del enclave tenían "menos confianza" en Tung que en noviembre. En febrero, ese porcentaje era de 30 por ciento.

Apenas un cuarto de los encuestados afirmó que confiaba en que Tung y la legislatura provisional podría mantener la política de "un país, dos sistemas", formulada por el fallecido líder supremo de China Deng Xiaoping, que permite a Hong Kong una considerable autonomía.

La popularidad de Tung volvió a caer a principios de mes, cuando su oficina difundió detalles de nuevas leyes dirigidas a impedir las protestas públicas y el financiamiento de grupos políticos desde el exterior.

"Esperamos que Tung tenga confianza en sí mismo y no siga con rigidez los pronunciamientos del gobierno de China, los analice con objetividad y exiga a Beijing que respete a la opinión pública", dijo la legisladora demócrata Emily Lau.

"Tung debería convencer a Beijing de que la situación en Hong Kong no se saldrá de su cauce, de que aprenda a confiar en la gente y de que cualquier atentado contra las libertades será un tiro por la culata", agregó Lau.

Pero, por el contrario, "confirmó, como muchos sospechaban, que es un vocero de China", según la legisladora.

Aun los empresarios prochinos se preguntan por qué Tung ha sido incapaz de representar los intereses de Hong Kong ante Beijing.

Cuando los cuestionamientos emergieron a la superficie, el actual gobernador británico, Chris Patten, comentó preocupado: "Estoy seguro de que es un demócrata de corazón."

Pero Tung dejó en evidencia que era más prochino de lo que parecía, y funcionarios de Hong Kong argumentaron en forma reservada que el gobernador debía ganarse la confianza de Beijing antes de defender los intereses de la localidad.

El propio Tung manifestó su intención de actuar con mano dura durante su primer año de gobierno.

Aun funcionarios de la metrópoli británcia que respaldaron la candidatura de Tung dijeron que no esperaban al principio que se convirtiera en el hombre de China con tanta rapidez.

Empresarios extranjeros que también lo habían apoyado consideran que las posturas de Tung son demasiado prochinas. "No tiene términos medios. Es un entusiasta ciento por ciento", dijo un hombre de negocios japonés.

Aquéllos que tienen trato personal con Tung aseguran que el futuro gobernador postula con más fuerza en privado su respaldo a la intención de China de acabar con las libertades cívicas e impedir las manifestaciones públicas.

A comienzos de año, muchos de los legisladores del Partido Liberal que integran el Comité Preparatorio, cuerpo designado por Beijing encargado de la transición, rechazaron 25 proyectos de ley sobre derechos civiles propuestos por Tung.

Allen Lee, presidente del Partido Liberal, cercano a los intereses de los empresarios, le reclamó que retirara sus iniciativas. Los integrantes del gabinete de Tung permanecieron en silencio.

El magnate naviero tampoco obtuvo mucho apoyo cuando acusó al Partido Demócrata y a su presidente, Martin Lee, de "hablar mal" de Hong Kong durante sus viajes al extranjero. (FIN/IPS/tra- en/ys/ral/mj/ip/97

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