Donaciones de ayuda de la UE se destinan a áreas del Caribe propensas a los desastres naturales, con el fin de incrementar las medidas previsoras y minimizar los efectos devastadores de huracanes, terremotos y erupciones volcánicas.
Trinidad y Tobago, donde la semana pasada un segundo terremoto en un mes hospitalizó a dos personas y dañó más de 30 edificios, es uno de los países cubiertos por la Oficina Humanitaria de la Comunidad Europea (ECHO).
Jean-Claude Heyraud, a cargo del programa de Prevención de Desastres (DIPECHO) de la Unión Europea (UE), indicó que se están realizando diagnósticos en áreas donde estos fenómenos son más frecuentes. Las regiones seleccionadas son el Caribe, América Central, el sudeste de Asia y Bangladesh.
Los principales esfuerzos se destinarán a trabajar con comunidades locales, aquellas en general responsables de la construcción de viviendas para el posible desastre y en el sitio donde sucede lo peor, dijo Heyraud.
Nadie duda de que hay mucho trabajo por hacer. El mismo día que el terremoto sacudió a Trinidad y Tobago, un diario local presentó una sección especial sobre medidas de preparación para temblores de tierra, citando al director de la Agencia Nacional de Gestiones de Emergencia, el coronel Mahendra Mathur.
Mathur dijo al periódico que los códigos voluntarios de construcción eran "completamente ignorados".
Un inspector de seguros en Trinidad y Tobago dijo a IPS que la mayoría de los edificios carecen de los elementos necesarios para sostener paredes, pisos y techos en áreas propensas a temblores de tierra.
El uso de arena para la construcción, una práctica denunciada por ambientalistas, es muy criticada. El contenido de sal de la arena causa que las varillas de acero se oxiden y desprendan del concreto.
El uso de hierro galvanizado para los techos es extremadamente peligroso en áreas proclives a ciclones, dijo Debarati Guha-Sapir, director del Centro para la Investigación sobre la Epidemiología de los Desastres (CRED) de la Escuela de Salud Pública de Bruselas.
Cuando un ciclón golpea el Caribe, láminas de metal corrugado arrastradas por el viento pueden herir y matar como gigantescas hojas filosas.
En Jamaica, las estadísiticas establecen que 65 por ciento de las viviendas fueron construidas sin tener en cuenta el Código de Construcción Uniforme del Caribe (CUBIC), una serie de normas para los países de la región revisada en 1995.
CRED ha estado a la vanguardia de la supervisión de los desastres naturales para plantear soluciones desde su creación en 1973, y ahora asiste proyectos de DIPECHO. Algunas de las soluciones son ideas de bajos costos, como el uso de materiales livianos, disponibles y baratos para los techos.
Un proyecto del Centro Jamaiquino de Construcción y Desarrollo de Recursos y la organización Homeless International, parcialmente financiado por ECHO, permitió mejorar los patrones de construcción y aumentar la resistencia a los huracanes, beneficiando a unas 300.000 viviendas de bajos ingresos.
La construcción de plataformas contra las inundaciones y escuelas protegidas, la instalación de sistemas de radio y otros proyectos comunitarios de baja tecnología están siendo ejecutados bajo el programa de prevención de desastres.
El problema inmediato que enfrenta una comunidad asolada por desastres naturales es la amenaza a la vida. Pero los efectos acumulativos de daños recurrentes a la infraestructura existente – escuelas, hospitales, saneamiento, energía eléctrica y formas de comunicación-, pueden ser igualmente destructivos en el largo plazo.
Myron Chin, del Departamento de Ingeniería Civil de la Universidad de las Indias Occidentales dijo a IPS la semana pasada que "algunos edificios supuestamente bien construidos" no están preparados contra riesgos de catástrofes naturales.
ECHO inició un proyecto de cooperación con el Departamento de Asuntos Humanitarios de la ONU, con el fin de desarrollar bases de datos para organizaciones de respuesta a desastres.
Desde 1994, ECHO gastó unos 13,8 millones de dólares en unas 70 operaciones de prevención de desastres, incluyendo ayuda administrativa y técnica a instituciones responsables de planes locales, regionales y nacionales, sistemas de alarma temprana y mapeo de riesgos.
La política se orienta según las conclusiones de la Conferencia Mundial de la Década Internacional de Reducción de Desastres Naturales de 1994, la cual destacó el fortalecimiento gubernamental e institucional como forma clave de mitigar los efectos de las catástrofes naturales. (FIN/IPS/tra-en/ns/rj/lp/en-dv/97