Aunque México recibió con frialdad la certificación otorgada por Estados Unidos en materia de combate al narcotráfico y reiteró su rechazo a ese proceso, anunció que defenderá la decisión ante las esperadas presiones del Congreso del país vecino.
El procurador Jorge Madrazo dijo que México desconoce la validez de la evaluación, mientras el canciller José Gurria señaló que su gobierno y el de Washington enfrentarán juntos las posturas del Congreso estadounidense, varios de cuyos miembros consideran que este país no merecía haber sido certificado.
Tras dos semanas de incertidumbre y especulaciones generadas por la detención del máximo jefe antidrogas de México, esús Gutíerrez, por sus vínculos con las mafias, Washington decidió este viernes certificar plenamente al gobierno del presidente Ernesto Zedillo.
La medida, que incluyó el anuncio de que Estados Unidos monitoreará en México resultados de corto plazo en la lucha contra las mafias, se dio horas después que las autoridaes del país latinoamericano anunciaran la detención de Oscar Malherbe, operador del llamado cartel del Golfo.
Según las leyes estadounidenses, la evaluación, que México considera inválida y contraria a los principios de cooperación, debe ser notificada al Congreso, para que sea analizada en un plazo de 30 días. Varios congresistas, republicanos y demócratas, anunciaron que buscarán que la certificación sea revertida.
"Estamos preparados para defender la decisión", dijo Robert Gelbard, encargado de narcóticos en el Departamento de Estado.
Junto al anuncio de la certificación de México y de la descertificación de Afganistán, Birmania, Colombia, Nigeria, Irán y Siria, el Departamento de Estado emitió un informe de 643 páginas sobre la estrategia internacional de Estados Unidos en el combate a las drogas.
El documento, que dedica 12 páginas a México, indica que el país latinoamericano es un importante centro de lavado de dinero, que su gobierno no ha logrado desmantelar ninguna organización de narcotráfico y que existe corrupción a todos los niveles.
No obstante, la secretaria de Estado, Madeleine Albright, declaró que el presidnete Zedillo "está claramente luchando por establecer un gobierno limpio, una democracia verdadera y el respeto pleno del imperio de la ley", así como atacar a las mafias.
Como sucede cada año, desde que en 1986 Washington comenzó a emitir certificaciones en materia de combate al narcotráfico, políticos y analistas de todas las tendencias rechazaron en México la evaluación e incluso sugirieron dictar una ley antídoto o espejo contra ese proceso.
México está comprometido con el combate a las drogas tanto hacia el exterior como hacia el interior, pero "evitando juicios y medidas unilaterales", señaló la cancillería en un comunicado emitido la noche de este viernes.
Tras conocerse la certificación plena, autoridades mexicanas enviaron a diversos medios de prensa un informe sobre las estrategias y resultados de las políticas antidrogas del gobierno de Zedillo.
En el documento se descata la aprobación de leyes que permiten intervenir las comunicaciones privadas -previa autorización judicial- la protección de testigos, investigadores y jueces, así como la creación de una unidad policial especial contra las mafias y el castigo al lavado de dinero.
El informe recuerda la detención de importantes capos del narcotráfico en los últimos dos años, como Héctor Palma, Juan García Abrego y Oscar Malherbe.
En 1996 fueron incautadas 1.006 toneladas de marihuana, 23.571 kilogramos de cocaína y 363 de heroína, cifras que representan incrementos de entre 6,3 y 79 por ciento respecto a 1995.
México es el país que erradica la mayor cantidad de plantíos ilícitos en el mundo y mantiene programas de cooperación antidrogas con 24 países de todas las regiones del planeta.
Según el procurador Madrazo, en "ningún momento" las acciones que conduce el gobierno mexicano contra el narcotráfico buscan la certificación de Estados Unidos. Se realizan por el bien de la sociedad, sostuvo. (FIN/IPS/dc/dg/ip/97)
