REPUBLICA CENTROAFRICANA: Muerte de un controvertido líder

El ex presidente de la República Centroafricana Jean-Bedel Bokassa, quien falleció este domingo, pasará seguramente a la historia como uno de los líderes más controvertidos de Africa.

Bokassa fue el único líder africano moderno que se autoproclamó emperador en un país sin historia monárquica ni imperial, y también el único en enfrentar un juicio público por abuso excesivo de poder, incluyendo el asesinato de unos 100 estudiantes adolescentes.

El ex mandatario murió en la capital, Bangui, a los 75 años. "Falleció de un ataque cardíaco a las 9.30 pm hora local", anunció este lunes su hijo Jean desde el hogar familiar. El gobierno decidió rendirle honores de Estado.

Bokassa pertenecía a la pequeña burguesía terrateniente de la etnia m'baka de Ia Lobaye, donde de preferencia Francia reclutaba los agentes de su gobierno colonial. Llegó al poder en diciembre de 1965, mediante un golpe de Estado contra el régimen de David Dacko.

Se proclamó presidente vitalicio en 1972, luego mariscal de campo y finalmente decidió coronarse emperador del país, al que él mismo cambió de nombre por el de Imperio Centroafricano. La ceremonia de coronación, en diciembre de 1977, costó 28 millones de dólares y fue financiada por Francia, Israel y Sudáfrica.

En 1978, Bokassa entregó 30.000 kilómetros cuadrados a un ex general del ejército israelí para la extracción de diamantes, y tomó como asesores militares a conocidos traficantes de armas.

La insatisfacción de la población llegó a un punto crítico y surgieron varias rebeliones de trabajadores y estudiantes. El gobierno apeló al apoyo de soldados de Zaire para reprimir las protestas populares.

En abril de 1979, los estudiantes se volcaron a la calle en protesta por la obligación de comprar sus uniformes en los comercios de propiedad de la esposa del emperador.

Cien jóvenes fueron detenidos y llevados a la prisión de Ngaragba, donde fueron torturados y en su mayoría asesinados, bajo la orientación personal de Bokassa. El escándalo sacudió a la opinión pública mundial.

Francia decidió entonces derrocar al emperador y borrar la mala imagen creada cuando lo ayudó a su entronización, pensando en utilizarlo como una pieza en el juego neocolonial.

El dictador huyó del país y el nuevo gobierno, encabezado nuevamente por David Dacko como enviado colonial de Francia, lo juzgó en ausencia y lo condenó a morir.

Tras varios años de exilio autoimpuesto, el ex emperador regresó a su país en 1986, donde fue inmediatamente detenido, juzgado nuevamente y condenado a muerte, pero su sentencia fue conmutada por 20 años de prisión y luego reducida a 10 años.

Desde el derrocamiento de Bokassa, la empobrecida nación de 2,5 millones de habitantes ha estado en constante desorden, cuando no en anarquía, y en más de una ocasión Francia debió intervenir para restaurar el orden.

La República Centroafricana, que se independizó en 1960, continúa siendo el centro de las operaciones militares de Francia en el corazón de Africa. De los 8.000 soldados franceses estacionados en siete naciones africanas francófonas, 1.400 están en este país, tanto en Bangui como en la sureña Bouar.

A comienzos de este año, soldados franceses en Bangui reprimieron un motín de tropas centroafricanas en demanda de mejores condiciones de servicio y rescataron así al gobierno del presidente Ange-Félix Patasse, electo en febrero de 1993.

La decisión de Patasse de rendir honras fúnebres oficiales a Bokassa probablemente complacerá a los simpatizantes del ex dictador, que no son pocos a pesar de los abusos perpetrados durante su mandato. (FIN/IPS/tra-en/mn/kb/ml/ip/96

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