El debate en torno a recursos financieros demoró hoy las negociaciones finales de la Tercera Conferencia de las Partes del Convenio sobre Diversidad Biológica, que finaliza este viernes en la capital de Argentina, tras 15 días de deliberaciones.
El Convenio fue firmado en 1992 durante la llamada Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro, Brasil, a partir de reconocer que 90 por ciento de la riqueza biológica del planeta está en el mundo en desarrollo, en tanto la tecnología y los recursos financieros están en los países industrializados.
Pero a cuatro años de Río, y siendo esta la tercera conferencia, son escasos los avances logrados para frenar la degradación de ecosistemas, y las amenazas que recaen sobre plantas y recursos genéticos.
Tampoco hubo pasos significativos en materia de transferencia de recursos, de información y de tecnología.
La mayor parte de los avances se observaron en el desarrollo de estrategias y planes nacionales de conservación y uso sustentable de la diversidad biológica. Pero muchos países, sobre todo los mas pobres, están demorados en la realización de estos programas.
No obstante el ritmo algunas veces burocrático de las decisiones, y las dificultades de los países con escasos recursos, los representantes de 162 países lograron cerrar acuerdos en una veintena de temas, para implementar a través de medidas, leyes o políticas concretas los objetivos del convenio.
Estos objetivos son: conservar la biodiversidad, usarla de manera sustentable y repartir de modo justo y equitativo los beneficios derivados del acceso a los recursos genéticos. Este último punto es el que aún suena como más retórico entre los delegados.
En el cierre de la reunión, este viernes, ministros de Medio Ambiente aprobarán una serie de compromisos y una declaración para presentar en 1997 ante la Sesión Extraordinaria de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en la que se evaluarán las acciones concretas realizadas para cumplir con la Agenda 21.
La Agenda 21 fue el plan de acción que surgió de la Cumbre de la Tierra en 1992 y tenía especiales recomendaciones sobre el tema de la diversidad biológica.
Además, los países acordaron promover y facilitar la cooperación científica y tecnológica hacia los menos desarrollados, mediante respaldo financiero específico en cada país para cursos prácticos, bases de datos y participación del sector privado.
Los documentos urgen a los gobiernos a enviar a la Secretaría Ejecutiva del Convenio toda la información nacional, regional o sectorial sobre leyes, medidas de política y guías para la actividad de acceso a recursos genéticos y reparto de beneficios.
Con estos elementos se elaborará un informe que se presentará en la Cuarta Conferencia en 1998, en Canadá.
Los textos ya aprobados recomiendan también programas para el desarrolllo de la agricultura sostenible y para mitigar los efectos negativos de las prácticas agrícolas sobre la biodiversidad.
Asimismo, proponen una serie de iniciativas para que los países avancen con leyes o medidas en el punto del Convenio que reclama el respeto a las comunidades indígenas y a sus conocimientos tradicionales sobre la diversidad biológica, mediante el reparto de beneficios derivados de sus conocimientos.
Por último, la Secretaría Ejecutiva del Convenio pidió que se le deriven -para difundir a través de bases de datos- todos los estudios de casos sobre impacto de los derechos de propiedad intelectual en la biodiversidad, incluyendo casos donde interviene el reconocimiento del conocimiento indígena.
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