El presidente Fernando Henrique Cardoso se embarca este domingo para cumplir la primera visita de un jefe de Estado brasileño a Sudáfrica, buscando recuperar un largo tiempo perdido en las relaciones bilaterales.
El acercamiento con Sudáfrica, intentado sin éxito por Brasil en el pasado, puede ganar consistencia ahora. Se trata de las dos economías más importantes de Africa y América Latina, y ambas participan de procesos de integración y tienen desafíos similares.
Cardoso visitará Sudáfrica de martes a jueves, y pasará los dos días anteriores en Angola, un país con que Brasil mantiene relaciones privilegiadas, aunque limitadas por la guerra civil que soportó esa nueva nación africana desde 1975 hasta hace dos años.
La diplomacia brasileña buscó un acercamiento con Africa desde los primeros años 70, especialmente con los países de "lengua común", ex colonias de Portugal, como Angola y Mozambique. Pero la debilidad e inestabilidad económica africana no permitió un mayor intercambio.
El fin del régimen racista y de las sanciones que la comunidad internacional aplicaba a Sudáfrica abre posilidades efectivas de relaciones económicas y de cooperación entre las dos orillas del Atlántico sur.
El presidente sudafricano Nelson Mandela ya estuvo en Brasil, pero en una visita de carácter político. Ahora, Cardoso viajará en compañía de un centenar de empresarios, buscando impulsar los negocios entre los dos países.
El comercio bilateral es aún limitado, aunque crece. Brasil exportó el último año a Sudáfrica por valor de 261 millones de dólares, y sus importaciones sumaron 333 millones. Desde 1990, las ventas brasileñas aumentaron cerca de 60 por ciento.
Las nuevas relaciones bilaterales ganan mayor peso por el hecho de Brasil integra el Mercado Común del Sur, junto a Argentina, Paraguay y Uruguay, mientras Sudáfrica se incorporó a la Comunidad de Desarrollo de Africa Austral, compuesta por 12 países.
Un estudio del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social identificó varias semejanzas entre las economía brasileña y la sudafricana. El producto por habitante es parejo, cercano a 3.000 dólares, con pequeña ventaja brasileña, según el Banco Mundial.
Brasil tiene una población casi cuatro veces superior a los 41 millones de habitantes de Sudáfrica, pero el desarrollo industrial es similar y representa 23 por ciento del producto interno bruto en cada país.
Tanto uno como otro viven procesos de rápida apertura mercados, tras un pasado de fuerte proteccionismo. Y son campeones como polos de atracción de capitales externos en sus respectivas regiones.
Desde 1994, con Mandela en la presidencia, Sudáfrica recibió 30.000 millones de dólares en inversiones extranjeras, recuperando las pérdidas sufridas en 18 años de agitación poltica y sanciones internacionales, de acuerdo con el estudio.
Un crecimiento económico esperado de 3,5 por ciento, procesos de reforma económica que acaban con el modelo de sustitución de importaciones adoptado luego de la segunda guerra mundial, son otras similitudes entre los dos países.
Representantes de Brasil y Sudáfrica negociaban unos 10 acuerdos de cooperación, en las áreas económica, cultural, científica y de transporte, para presentar a la firma a Cardoso y Mandela. (FIN/IPS/mo/ff/ip if/96
