El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) manifestó hoy su preocupación por la suerte de un cuarto de millón de refugiados burundianos y ruandeses expulsados de los campamentos de Zaire oriental por el recrudecimiento de los combates.
"Si las partes en conflicto no recuperan la razón, nos encaminaremos hacia una verdadera catástrofe humana", advirtió la Alta Comisionada, Sadako Ogata.
Unos 220.000 refugiados (143.000 originarios de Burundi y 75.000, de Ruanda) abandonaron en los últimos días 12 campamentos ubicados en la zona de Uvira, la ciudad zaireña que se levanta sobre la costa septentrional del lago Tanganika, cerca de límite con Burundi.
Parte de la masa de refugiados deambula por las colinas que rodean Uvira y otra, se dirige hacia Bukavu, sobre la costa meridional del lago Kivu, a corta distancia del territorio de Ruanda.
La estampida humana fue provocada por el agravamiento de los combates que libran desde hace más de una semana tropas del ejército zaireño y combatientes banyamulenges, como se denominan los tutsis instalados al este de Zaire desde hace 200 años.
ACNUR informó en Ginebra que más de 50 funcionarios de agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y de organizaciones no gubernamentales pudieron abandonar las oficinas de Uvira donde estaban recluidos.
El contingente de funcionarios viajó en la tarde de este martes hacia Bukavu, 75 kilómetros al norte.
"Después de los esfuerzos emprendidos en los últimos años para proveer asistencia y un mínimo de estabilidad dentro de las condiciones difíciles de los campamentos de Uvira, de nuevo nos enfrentamos con una situación de emergencia", describió Ogata.
A comienzos de octubre, ascendía a 1.892.253 personas la población de refugiados en la Región de los Grandes Lagos, integrada por Zaire, Ruanda, Burundi y Tanzania.
El relator especial de la ONU sobre los derechos humanos en Zaire, Roberto Garretón, evaluó que la violencia desencadenada en ese país, en la Región de los Grandes Lagos, sólo es una prolongación de las matanzas étnicas de Ruanda y Burundi, donde perecieron más de medio millón de personas desde 1994.
El último informe del chileno Garretón sobre la situación en Kivu septentrional llegó a la conclusión de que el conflicto ya no se reduce al marco regional ni menos al nacional.
Como subrayó el ex presidente de Tanzania Julius Nyerere, "el conflicto interétnico se ha internacionalizado", recordó Garretón.
"Los refugiados y el personal humanitario están a merced de una situación inestable y peligrosa, de la que no se puede predecir el desenlace", previno Ogata.
La funcionaria dirigió un llamamiento a las fuerzas beligerantes para que detengan de inmediato la violencia "a fin de evitar otra catástrofe humana en una región que ya ha sufrido bastante".
El personal de ACNUR destacado en la región de los Grandes Lagos verificó que pobladores de nacionalidad zaireña también huyen de los combates en Uvira.
Unos 3.000 refugiados arribaron al campamento de Nyengezi- Mulwa, en la región de Bukavu. Otros refugiados se instalaron en la misma ciudad de Bukavu.
Los funcionarios de ACNUR esperan que los refugiados burundianos permanezcan en los campamentos de la región de Uvira. Los ruandeses que deseen regresar a Ruanda recibirán asistencia, anunció la organización.
En la región de Goma, al norte del lago Kivu, se produjeron combates el domingo en las cercanías de tres campamentos, dijeron informes militares citados por ACNUR. Un militar murió en los incidentes y otro resultó herido.
Los informes indicaron que este martes proseguían los combates en por lo menos una de las áreas ubicadas al norte de Goma.
De los 1,6 millones de refugiados ruandeses, alrededor de un millón se encuentran en Zaire. El resto se aloja en Tanzania. (FIN/IPS/pc/ag/hd/96
