"Esto es un crimen contra Venezuela y un crimen contra la humanidad", clamó hoy el ministro de Justicia, Henrique Meier, tras visitar una cárcel de la capital donde murieron carbonizados 29 reclusos, en un incendio provocado por efectivos de la militar Guardia Nacional.
La tragedia ocasionó largas horas de crispación dentro del penal de La Planta, que el ministro al igual que representantes de la Fiscalía General (defensor y acusador publico), el Congreso y de organizaciones de derechos humanos rechazaron calificar de motín.
El presidente del Congreso, el senador socialista Cristóbal Fernández, declaró tras visitar las instalaciones penitenciarias que "aquí hubo un exceso represivo exacerbado" e insistió en que "los que murieron eran artesanos, personas reeducables".
Meier dijo que nada se puede hacer por adecentar las inhumanas cárceles venezolanas, mientras "se mantenga esta cultura de la represión", visiblemente conmovido por la visión de la escena de una treintena de cadaveres pegados unos sobre otros en una esquina de su quemada celda, de sólo cuatro metros cuadrados.
El siniestro se originó a primeras horas del día, cuando al pasar la habitual revista, los 56 internos hacinados en esa celda no salieron del interior con la requerida diligencia.
Un capitán y otros dos miembros de la Guardia, que participa en la custodia de las 33 cárceles del país, volvieron a encerrar a los reclusos como castigo y, ante alguna imprecación, lanzaron tres bombas lacrimógenas dentro, que de manera aún no clara incendiaron unas precarias cortinas y generaron el desastre.
"Los presos que están allí son venezolanos aunque hayan cometido delitos", dijo Meier a las puertas del penal, que oficialmente se llama Centro de Reeducacion y Traslado de La Planta, al oeste de la ciudad, y alberga a 1.200 internos.
"Tienen derecho a la vida y a ser tratados con dignidad humana", añadió el ministro. También criticó a otros poderes, como el legislativo, que ahora "se rasgan las vestiduras", pero no le dan los recursos ni el apoyo para mejorar la situación de los 25.000 presos en el país.
"He llevado la cultura y el deporte a las cárceles, he creado varios programas, he dado 500 beneficios de libertad este año", pero todos esos planes y otros chocan con "esa cultura de la represión que provoca dramas como éstos", reflexionó.
Sostuvo que el ministro de la Defensa, el general Pedro Valencia, le aseguró que los tres responsables señalados por los sobrevivientes "serán puestos a las órdenes de los tribunales".
"Ojalá que sea así, ojalá que este crimen no quede impune", dijo Meier. Auguró además que "ojalá no haya ocultamiento de pruebas", admitiendo con impotencia que ésta es una práctica existente en la justicia venezolana, que él controla.
El ministro tampoco dejó de criticar a los jueces, que con la lentitud de los procesos y continuas denuncias de corrupción en el sistema judicial, son corresponsables del hacinamiento carcelario.
Sólo uno de cada tres reclusos tienen sentencia en Venezuela y el cálculo es que el proceso para una decisión judicial tarda en promedio cuatro años, siendo muchos los que están recluidos más tiempo del que dicta la pena.
Internos del penal dijeron a los medios audivisuales que ingresaron al recinto, como exigencia de los presos para retornar a la normalidad, que "cuando la Guardia entra actúa como delincuentes". "Ellos echaron sus bombas ahí y se fueron mientras nosotros moriamos", afirmaron.
"No hubo motín ni nada, acababan de levantarse y los quemaron, pedimos justicia", decían la tarde del martes los reclusos en el patio central de La Planta.
Los presos también pidieron que se quede un miembro de la Fiscalía en forma permanente dentro del recinto. "Cuando se vaya la prensa y quedemos solos, comenzarán las represalias", alertaron.
La demanda mayor de la población de La Planta es que los militares no ingresen al penal, lo que fue cumplido al menos hasta la noche de este martes, ya que la guardia acordonaba el lugar pero obedecía la orden de vigilancia externa. (FIN/IPS/eg/dg/hd-pr/96
