TIMOR ORIENTAL: Premio Nobel alienta esperanza de solución

El premio Nobel de la Paz obtenido por el arzobispo católico de Timor Oriental, Carlos Filipe Ximenes Belo, y al portavoz de la resistencia timoresa, José Ramos-Horta, impulsará la campaña por la independencia de ese territorio.

El galardón, además, es una presión adicional para que la Organización de Naciones Unidas (ONU) se pliegue plenamente a la campaña liderada por la ex potencia colonial de Timor Oriental, Portugal, por el fin de la ocupación militar de Indonesia, que invadió el territorio en 1975.

El genocidio de un tercio de la población, la tortura, la represión de la identidad cultural y religiosa, los asentamientos forzados de musulmanes y la persistencia de la guerrilla caracterizan la situación del católico Timor Oriental.

El portavoz del comité de premiación del Nobel, Francis Sejersted, manifestó este viernes en Oslo que confía en que el reconocimiento fortalezca las posibilidades de una solución diplomática.

La creciente influencia de Indonesia como fuerza económica, política y militar en el sudeste de Asia empujó a Timor Oriental fuera de los foros mundiales, a pesar de que la ONU ha mediado entre Indonesia y Portugal, encargado por el cuerpo mundial de la "administración del territorio" en 1975.

El vicepresidente de Estados Unidos, Al Gore, dijo en mayo en Lisboa que su gobierno "es sensible ante el problema de Timor Oriental" y que "siempre aborda el problema" en sus conversaciones con Indonesia.

El 7 de diciembre de 1975, cuando la República de Timor había cumplido una semana de vida independiente, el ejército de Indonesia invadió esta isla del archipiélago de Java y, seis meses más tarde, la anexó como su provincia número 27.

Las acciones de Indonesia en Timor Oriental fueron descritas por Amnistía Internacional (AI) en 1994 como un "genocidio impune" que dejó un saldo de 210.000 muertos en una población que, al momento de la invasión, era de 650.000 habitantes.

Los cancilleres de Indonesia, Alí Alatas, y de Portugal, Jaime Gama, se reunieron por en enero en Londres para considerar el problema, sin llegar a un acuerdo.

Los jefes de gobierno de los dos países, Alí Suharto y Antonio Guterres, tampoco lograron coincidencias cuando se reunieron en marzo, mientras se desarrollaba la cumbre conjunta de la Unión Europea (UE) y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) en Bangkok.

El indonesio Suharto se rehusó a liberar al líder de los independentistas, José Alexandre Xanana Gusmao, a cambio de la apertura de oficinas diplomáticas en ambos países, como ofreció el portugués Guterres.

En su respuesta negativa, el mandatario indonesio reiteró que Timor Oriental "ya resolvió autónomamente" su anexión a Indonesia en 1976, situación que no reconocen ni Portugal ni la ONU.

El ex presidente de Portugal, Mario Soares, dijo en Ginebra, donde se enteró del premio a la resistencia timoresa, que "este premio es una bocanada de aire fresco para este pueblo valiente", agregó Soares.

Soares pidió, además, que "en este día de felicidad" se recordara a Xanana Gusmao, quien lidera el movimiento contra Indonesia a pesar de que está preso desde 1992, reconocido por todas las corrientes independentistas de Timor Oriental, cuya cabeza en el exterior es el galardonado Ramos-Horta.

Soares, abanderado de la causa de Timor Oriental, había deplorado en febrero que "existen dos pesos y dos medidas en la UE en materia de derechos humanos".

"Es lamentable que no exista un parámetro moral único en la UE que nos haga condenar tanto la invasión indonesia de Timor, como la de Iraq a Kuwait en 1991", concluyó .

Portugal impidió en noviembre del año pasado la participación de tropas indonesias en la operación de paz de Bosnia- Herzegovina, a través de su derecho a veto como miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

En su último informe, AI afirmó que la ONU no hizo lo suficiente para acabar con las violaciones a los derechos humanos cometidas por el régimen indonesio.

"Este premio es para el esfuerzo de los timoreses en procura de una solución política y pacífica al problema. Pero no habrá una salida sin que acabe la represión y mejore la situación de derechos humanos", dijo en Londres el director del Departamento de Asia de AI, Rory Mungovern.

Activistas timoreses en Europa afirmaron que el premio no solo beneficiará a su pueblo sino también a otros grupos de la región. Antonio Diez, miembro del grupo Acción por Timor, sostuvo en París que el Nobel no provocará un cambio directo en la situación de su pueblo.

El galardón "apenas reconoce que existe un problema sin resolver", si bien "influirá, seguramente, en la lucha por la democracia de los propios indonesios" y de otros grupos nativos indonesios, como los de Irian Jaya y Dayak, dijo Diez a IPS.

Ramos recordó que "Suharto mando ejecutar entre 1964 y 1965 a cerca de 1,5 millones de indonesios para afianzar su dictadura".

David Ould, de la organización Antiesclavitud Internacional, sostuvo en Londres que la ONU deberá abordar urgentemente el problema de la "transmigración" en Timor Oriental, pues Indonesia facilita el establecimiento de población musulmana en el territorio para cambiar su composición demográfica.

El galardonado arzobispo Ximenes Belo acusó al régimen promover el asentamiento de musulmanas procedentes de otras islas indonesias con el objetivo de relegar a un segundo plano a la mayoritaria religión católica.

El drama de Timor adquirió relieve en el mundo recién el 12 de noviembre de 1991, cuando dos periodistas estadounidenses y un camarógrafo británico registraron la muerte bajo las balas indonesias de 273 manifestantes por la independencia en Dili, capital del territorio.

La impactantes imágenes difundidas por cadenas de televisión de todo el mundo mostraron al ejército indonesio abriendo fuego sobre activistas desarmados, en su mayoría ninos y jóvenes de entre nueve y 35 años.

Aún permanecen estacionados 15.403 soldados indonesios en Timor Oriental, dijo el senador estadounidense Claiborne Pell, quien visitó el país este año. Ramos-Horta, por su parte, afirma que son el doble.

Uno de los mayores problemas que atraviesa su movimiento para obtener apoyo internacional, dijo Ramos-Horta, es "la riqueza petrolera del Mar de Timor", y en ese sentido sostuvo que para cualquier país del mundo "contar con grandes reservas de crudo es una suerte, pero para el nuestro es un drama".

Para el flamante premio Nobel, "los intereses de compañías petroleras de Australia, Japón y, en especial, de la Shell de Holanda forzaron a esos países, que se dicen grandes defensores de los derechos humanos, a actuar en complicidad con Indonesia".

Estos tres paises, junto a Alemania, Dinamarca, España, Estados Unidos, Francia, Italia y Gran Bretaña integran, según Ramos- Horta, la "lista de honor de paises cínicos, pues se declaran democráticos y defensores de los derechos humanos pero se niegan a reprobar los métodos de la dictadura indonesia".

Los observadores en la región descartan cualquier posibilidad que Suharto acceda en un futuro proximo a otorgar a Timor Oriental independencia, cierta autonomía o un estatuto administrativo especial.

Esta última posibilidad fue formulada en diversas epocas por figuras políticas indonesias, y tendría su base en la diferencia de idioma, religion y tradiciones de los timorenses.

No obstante, los observadores opinan que el Suharto rechazará la idea pues el archipiélago indonesio esta constituido por 13.000 islas de diferentes etnias y culturas, muchas de las cuales podrían reclamar también estatutos especiales si los activistas timorenses lograran su propósito. (FIN/IPS/tra- en/at/pae/pc/ao/fh/jmr/rj/mdq/mj/ip/96

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