/AMBIENTE/ARGENTINA: Turistas molestos por el ruido en Cataratas del Iguazú

Cataratas del Iguazú es uno de los sitios del Patrimonio Mundial Natural de la UNESCO, visitado cada año por 1,5 millones de turistas. Pero la experiencia de admirar ese torrente de agua entre Argentina y Brasil se altera cada 10 minutos por un escándalo de motores.

"Es el trago amargo, la gran molestia, la tranquilidad total y, de repente, ese ruido tremendo", describió a IPS Eva Karnosky, una turista alemana que acaba de visitar las cataratas y coincide con la queja de las autoridades argentinas acerca del constante sobrevuelo de helicópteros brasileños.

En unos 40 vuelos diarios en helicópteros y aerostatos, una empresa brasileña de turismo pasea a los curiosos visitantes que quieren una perspectiva aérea de los saltos de agua, provocando un estruendo que ahuyenta a las aves y perturba a los paseantes.

Una iniciativa del Senado argentino, elaborada hace tres años, prevé la prohibición de vuelos sobre parques nacionales del país que provoquen "perturbaciones sonoras o ambientales", pero según confió a IPS un asesor de la Comisión de Ecología, el proyecto está en estudio y aún no fue aprobado por las cámaras.

Las cataratas son uno de los grandes atractivos turísticos de Argentina y de Brasil. Ambos países comparten el Parque Nacional Iguazú, de 67.000 hectáreas, que alberga más de 2.000 especies vegetales y unas 400 variedades de aves. Pero el canto de los pájaros fue conquistado por el de los motores que dominan.

Cada día, desde hace seis años, decolan del lado brasileño las 40 aeronaves de cuatro y seis pasajeros cada una, pertenecientes a la empresa Helisul. Las naves prácticamente se zambullen en la llamada Garganta del Diablo, el sitio más bello de la cascada inagotable que nace calma en el río Iguazú.

A un costo de 50 dólares por persona el paseo de ocho minutos, la facturación de la compañía ronda los 2,5 millones de dólares al año, lo que les permite acallar a los administradores brasileños del parque con el obsequio de 200 horas de vuelo al año para patrullajes o apagado de incendios.

Sin embargo, el director argentino del parque, Ernesto Giachino, cree que no es un buen negocio.

Los helicópteros no tienen prohibido volar allí pero, aún si lo hacen a una altura de 500 metros sobre el territorio, el ruido es ensordecedor, por eso Argentina intenta desplazar los vuelos hacia la zona de Brasil.

"Puede ser un recurso desde el punto de vista económico, pero en el terreno de la conservación son más los perjuicios que los beneficios", advirtió Giachino y advirtió que si la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) les quitar el título, "el impacto será gravísimo",

En verdad, no existen todavía estudios de impacto ambiental del ruido en la flora y la fauna, pero es evidente que en el aspecto humano, la agresión se manifiesta en las quejas de los visitantes que buscan el contacto con la belleza natural.

Cada año visitan las cataratas casi un millón de turistas del lado brasileño y medio millón del lado argentino. Los visitantes son principalmente de esos dos países, además de Uruguay, y luego el resto del mundo, en especial de Estados Unidos y Europa.

Muchos de ellos, al irse, dejan constancia de su malestar en un libro de quejas que ya tiene muchas páginas sin que se encuentre una solución.

El administrador del parque asegura que se labraron sucesivas actas, inclusive en algunos casos para certificar que hay aeronaves que sobrevuelan más bajo de lo permitido, y también se dejó constancia del ruido ante la cancillería argentina.

La secretaria de Medio Ambiente, María Julia Alsogaray, protestó ante las autoridades de Brasil.

"La única solución es prohibir los vuelos sobre el lado argentino", dijo Giachino.

La iniciativa que impulsa el Senado argentino para prohibir los vuelos del lado de ese país fue aprobada en la Comisión de Ecología y ahora está siendo analizada por la de Transporte. Una vez que tenga media sanción del Senado irá a la Cámara de Diputados para su sanción definitiva.

"Es seguro que este año se aprueba en el Senado, y quizás el año próximo en diputados", pronosticó el abogado Luis Fernández, asesor de la Comisión de Ecología del Senado.

La norma, que es compatible con el código aeronáutico que permite restricciones o prohibiciones de vuelos por razones consideradas de interés nacional, contiene excepciones para casos de vuelos de interés científico, educativo o de emergencias, en los parques nacionales de todo el país. (FIN/IPS/mv/ag/en/96

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