VENEZUELA: Escampa en septiembre para Carlos Andrés Pérez

Como un boxeador contra las cuerdas, durante más de cuatro años el ex presidente de Venezuela Carlos Andrés Pérez debió soportar una lluvia de golpes, pero este mes su sol brilla y sacude de su modorra a la política del país.

Difusor del proverbio "Llueve y escampa", de los campesinos de los Andes de donde es oriundo, Pérez ve amainar el aguacero: una riada de entrevistas de prensa, sus fotografías en primera página de los diarios, su opinión requerida a cada instante.

Los teléfonos de su casa suenan sin cesar. Llegan delegaciones de pequeños pueblos que lo declaran hijo adoptivo.

Pérez, de 73 años, viste ropas a cuadros o chaquetas ligeras de colores claros, como en sus campañas electorales de 1973 y 1988. Sus partidarios preparan la marcha hacia los Andes, donde será candidato a senador en 1998.

Pérez reemprende la lucha política. Arrestado desde mayo de 1994, quedará en libertad a la medianoche del día 18.

Analistas políticos sostienen que el presidente Rafael Caldera, un socialcristiano independiente de 80 años, ha gobernado desde febrero de 1994 sin una clara oposición, que podría encarnar Pérez apenas ponga un pie en la calle.

Será oposición institucionalista: juzgado por desvío irregular de 17 milllones de dólares en 1989, con parte de los cuales se auxilió a Nicaragua según la acusación, Pérez rechaza que se enjuicie a Caldera por errores cuando se sofocó una crisis bancaria en 1994 con 8.000 millones de dólares.

Después que en 1992, durante su segunda presidencia, se produjeron dos cruentas asonadas militares, Pérez fue apartado de la presidencia en 1993 para juzgarle por presunta malversación (desvío) y peculado (apropiación) de los 17 millones.

El enrevesado proceso concluyó en mayo de 1996, cuando la Corte Suprema de Justicia lo sentenció por malversación a dos años y cuatro meses de arresto (los mayores de 70 años no van a prisión), sin inhabilitación política, y lo absolvió de peculado.

Pérez "no huyó, hizo frente a una situación grave de forma valiente, lo que no olvida el pueblo, que aprecia mucho la responsabilidad. Mucha gente lo acompañará", vaticinó su ex compañero socialdemócrata y, como sindicalista, acérrimo adversario, Juan José Delpino.

"Pienso que mi presencia aquí es una reivindicación del político", dijo Pérez al explicar su permanencia en el país en vez de huír como otros encausados, "y me siento satisfecho del cumplimiento de mis deberes como ciudadano y latinoamericano".

Además de su conducta, el ex mandatario recibe reconocimiento popular -en sondeos y programas radiales, donde la tendencia de opiniones revierte a su favor- porque la gestión económica de Caldera, con año y medio de controles, fue admitida oficialmente como un fracaso.

Caldera adoptó en abril un programa de ajustes de corte neoliberal aún más severo que el aplicado por Pérez en 1989, con desplome de la capacidad de compra de la población, 84 por ciento de la cual vive en la pobreza, según estudios privados.

El regreso de Pérez a la lucha política se produce cuando la inflación en lo que va de año es de 77 por ciento, y anualizada roza 115 por ciento, según estadísticas oficiales. Terreno abonado para un político opositor.

Pérez también sale cuando en su partido durante 55 años, Acción Democrática (AD), suenan los tambores para la campaña presidencial de 1998.

La organización lo expulsó y purgó a los "perecistas", por lo que el ex mandatario se propone "rescatar AD de la dirección que la mantiene secuestrada".

"Esa es mi primera intención, después veremos", repite Pérez, aclarando que no buscará más ser candidato presidencial (podría serlo sólo en el 2003, a los 81 años) ni la jefatura del partido, sino "rescatarlo" para tendencias renovadoras. Si fracasa, conformará otro movimiento político, adelantó.

El "caudillo" y jefe de la maquinaria de AD, Luis Alfaro, prohibió a los militantes que acompañen a Pérez en actos que no sean estrictamente sociales y el jefe del grupo parlamentario, Henry Ramos, aseguró que vaya donde vaya el ex presidente, "no dividirá AD".

Pérez, miembro de AD desde su fundación en 1941, llegó al poder como abanderado de su partido en 1974. Gobernó en medio de la abundancia petrolera hasta 1979 y en 1980 pareció por momentos sepultado políticamente con un escándalo por presunta compra irregular de un buque frigorífico.

Pero, suerte de Ave Fénix de la política venezolana, desde entonces resurgió varias veces de lo que parecían sus cenizas, comenzando en la década de los 80 como activo vicepresidente de la Internacional Socialista.

En 1985 sufrió una dura derrota en comicios dentro de AD, pero fue escogido dos años después como abanderado presidencial. Fue entonces cuando popularizó la frase de "llueve y escampa".

Elegido para el período 1989-1994, al inicio de ese segundo mandato se registró la semana de desórdenes y saqueos conocida como Caracazo, que dejó centenares de muertos pero no alteró el programa liberalizador de la economía que había emprendido.

El 4 de febrero de 1992 unidades del ejército protagonizaron una cruenta asonada, que fracasó con las armas pero detonó una crisis de gobernabilidad que empantanó el programa económico y estremeció la estructura política del país.

Otra cruenta asonada se produjo el 27 de noviembre, con unidades aéreas como protagonistas, y tras ella se abrió campo la propuesta de someter a Pérez a un juicio, lo que en Venezuela conlleva la separación del presidente de sus funciones.

En mayo de 1993 Pérez fue apartado de la presidencia para que la Corte le juzgase. La lluvia se tornó aguacero y Caldera, un rival histórico de Pérez que dejó a su partido Copei para presentarse como candidato suprapartidista, ganó las elecciones en diciembre de ese año.

En el poder desde 1994, Caldera liberó los militares que se sublevaron en 1992, mantuvo durante dos años un rumbo económico errático -el último abril regresó al ajuste neoliberal- y opinó públicamente que Pérez debía ser condenado.

La popularidad de Pérez comenzó a descender con el Caracazo, se deterioró con su severo programa de ajuste y cayó en picada durante la crisis político-militar de 1992-1994. Pero esa tendencia ya había revertido cuando la Corte sentenció al ex mandatario en mayo de este año.

Ahora, con el viento a favor, regresa a la política activa, sin pensar en el retiro, según otra de sus frases: "en la otra vida tendré mucho tiempo para descansar". (FIN/IPS/hm/ag/ip/96

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