El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) suspendió el diálogo de paz con el gobierno de México y tomó distancia de un nuevo movimiento armado, cuyas acciones violentas provocaron la crítica generalizada.
El EZLN volvió a escena presentando demandas, aclaraciones y advertencias, tras varios días de hermetismo frente al Ejército Popular Revolucionario (EPR), grupo que atacó la semana pasada guarniciones policiales y militares.
Los zapatistas anunciaron la noche del lunes que responderán a cualquier ataque que ordene el gobierno del presidente Ernesto Zedillo con motivo de la suspensión del diálogo o de las acciones del EPR, y agregaron que no reanudarán la negociación hasta que las autoridades demuestren interés real en atender sus demandas.
Para volver al diálogo comenzado el año pasado, el EZLN pide la liberación de presuntos zapatistas presos desde febrero de 1995, cuando el gobierno ordenó una ofensiva contra la guerrilla en el sureño estado de Chiapas y el establecimiento de una comisión de verificación y seguimiento de los acuerdos logrados.
Además, exige que se ponga fin a hostigamiento contra los indígenas de Chiapas y se nombre a nuevos negociadores oficiales.
Según el gobierno, la guerrilla zapatista, que los últimos días fue comparada insistentemente por políticos y analistas con el EPR, grupo al que el gobierno califica de terrorista, quiere aprovechar la situación para mejorar su imagen.
Los comunicados del EZLN, dirigidos a la sociedad civil, el presidente Zedillo y el EPR, en los que aseguraron que en Chiapas sólo caben las salidas negociadas tras afirmar que acudirán a las instancias de mediación para superar los obstáculos, causaron sorpresa a las autoridades.
El académico Jaime González considera que la guerrilla zapatista asume una posición de fuerza para no quedar fuera de las primeras planas de los diarios y lograr mayores concesiones de un gobierno que promete una paz concertada en Chiapas y la guerra contra el EPR.
Miembros del gobierno han sostenido que el EPR está integrado por "terroristas trasnochados" que merecen represión, mientras que el EZLN es un grupo de "inconformes" con quienes se debe dialogar.
Con raíces similares en las guerrillas de los años 60 y 70, pero con formas distintas de actuación, el EPR y el EZLN ocupan ahora los primeros planos de la agenda oficial.
"Solo quiero decirles que no queremos su apoyo. No lo necesitamos, no lo buscamos, no lo queremos", dijo el líder del EZLN, el subcomandante Marcos, en carta dirigida a la comandancia del EPR, grupo que días atrás ofreció su "solidaridad armada" a los zapatistas.
"El apoyo que queremos, que buscamos y necesitamos es el de la sociedad civil nacional e internacional, y sus movilizaciones pacíficas y civiles las que esperamos. No son armas, combatientes o acciones militares", afirmó Marcos.
Luego de señalar que no considera al EPR enemigo y "tampoco como rival en la conducción de la lucha política", el lider del EZLN señala que hay diferencias diametrales entre los dos grupos.
Las acciones de propaganda del EPR en Chiapas, como cierre de caminos, interfieren en el proceso de paz y provoca peligro entre los zapatistas, quienes son ahora objeto de mayor presión militar, afirmó Marcos, quien reclamó al grupo que siga su camino y deje al EZLN seguir el suyo.
Mientras los zapatistas dicen que luchan por la "dignidad y la democracia", envían sus mensajes por la red informática Internet y usan un lenguaje donde destaca el humor y la ironía, el segundo sostiene que lucha por la toma del poder, se niega al diálogo y promete responder con las armas.
En contra de lo afirmado por Marcos, varios medios de prensa indicaron que la presencia militar en Chiapas no se incrementó tras las acciones del EPR, e incluso disminuyó.
Los ataques del EPR en varios estados del centro y sur del país llevaron al gobierno a distribuir sus fuerzas militares, lo que bajó la presión en Chiapas, afirmaron autoridades a medios locales.
El gabinete de Seguridad Nacional se reunió este lunes en la capital mexicana con todos los gobernadores del país para definir estrategias contra la presencia del EPR, al que se le asignó un carácter de "problema nacional".
A diferencia del EZLN, que despertó simpatía y apoyo de amplias fuerzas sociales tras su irrupción en enero de 1994, el EPR, que hizo su aparición pública en junio pasado, ha recibido críticas de la mayoría de los sectores políticos mexicanos.
En uno de los múltiples pronunciamiento sobre el EPR, la Iglesia Católica dijo esta semana que "se suma al rechazo de la violencia como modo de solucionar los problemas" y concedió "al Estado el papel que tiene de usar la fuerza". (FIN/IPS/dc/ag/ip/96