El proceso de reincorporación a Croacia de Eslavonia Oriental, capturada por los rebeldes serbios en 1991, se presenta como uno de las misiones más exitosas de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en la antigua Yugoslavia.
Una Adminstración de Transición designada por la ONU y apoyada por 5.000 soldados está a cargo de Eslavonia Oriental, que ocupa 4,5 por ciento del territorio de Croacia y donde comenzó hace cinco años la guerra entre croatas y serbios.
Eslavonia Oriental será devuelta a Croacia a fines de 1997, según aceptaron los rebeldes serbios y se confirmó en los acuerdos de paz para la antigua Yugoslavia firmados en 1995 en la ciudad estadounidense de Dayton.
A cambio, Croacia se comprometió a abtenerse de usar la fuerza para recuperar ese enclave, puesto bajo la administración del general retirado estadounidense Jacques Klein.
El ejército croata tomó Eslavonia Occidental en marzo de 1995 y el 4 de agosto del mismo año lanzó la llamada Operación Tormenta, para capturar en pocos días Krajina, otra zona que había perdido entre 1991 y 1992.
El desencadenamiento de la Operación Tormenta determinó a Belgrado a acumular tropas en la frontera con Eslavonia Oriental, aunque el despliegue de fuerzas de la ONU en ese enclave ha aliviado la tensión.
"La reintegración (de Eslavonia Oriental) se realizará de modo pacífico. Croacia sólo consideraría la posibilidad de una solución militar en el caso de que no hubiera cooperación serbia", declaró el general croata Slavko Baric.
Representantes de la ONU en Eslavonia Oriental manifestan confianza ante el desarrollo del proceso de transición en el área, acordado tras fuerte presión de la comunidad internacional sobre los presidentes Franjo Tudjman, de Croacia, y Slobodan Milosevic, de Serbia.
El secretario general del foro internacional, Boutros Boutros- Ghali, señaló que la ONU "ha logrado un progreso significativo en la implementación de su mandato y contribuido a la gradual normalización de relaciones entre Croacia y la República Federal de Yugoslavia".
"La desmilitarización (de Eslavonia Oriental) fue completada con relativa facilidad. Después de cinco años de guerra y tensión, hay señales de un nuevo espíritu de colaboración entre las partes", según el informe de Boutros-Ghali.
La rebelión serbia en Croacia, respaldada por Belgrado, estalló en 1991 en Eslavonia Oriental, que está separada de Serbia por el río Danubio.
Con apoyo del antiguo ejército federal, la población serbia de la zona se levantó en armas cuando Croacia proclamó su independencia de Yugoslavia.
Pero incluso Zeljko "Arkan" Raznjatovic, un jefe militar de los rebeldes serbios de Eslavonia Oriental acusado de crímenes de guerra, ha aceptado la prevista reincorporación del enclave a Croacia.
"La guerra terminó y los serbios han perdido. No estamos contentos de tener que convivir con los croatas, pero los hechos nos obligan a colaborar con ellos". Eslavonia Oriental "ya es parte de Croacia", dijo Borislav Pelevic, portavoz de Arkan.
La declaración de Pelevic fue como un epitafio para la "Gran Serbia", el proyecto de anexión a Serbia de áreas de los estados independientes surgidos de la desintegración de la antigua Yugoslavia.
"Simbólicamente", la expansión serbia "terminó en el mismo lugar (Eslavonia Oriental) donde había comenzado hace cinco años", comentó el diario independiente Nasa Borba, de Belgrado.
La población serbia es mayoritaria en Eslavonia Oriental y está compuesta por 150.000 nativos del lugar y por los refugiados que llegaron allí tras huir de Krajina y Eslavonia Occidental.
El administrador del enclave, Klein, señaló que las dos principales condiciones para la transición pacífica, la desmovilización de los rebeldes serbios y la desmilitarización del área, fueron cumplidas en junio, como estaba previsto.
Bajo las órdenes de Klein, unos 1.450 agentes serbios y croatas realizan desde el 1 de julio patrullas conjuntas en Erdut, Beli Manastir y Vukovar, tres localidades de Eslavonia Oriental.
Klein también destinó a un piloto croata y otro serbio al comando de una avioneta encargada de fumigar Eslavonia Oriental contra mosquitos.
Así mismo, promueve una política de apertura de fronteras para la región, que está rodeada de Croacia, Serbia y Hungría, con el propósito de crear allí una zona de libre circulación de bienes.
"Me sentiré muy satisfecho si al finalizar la tarea que me encomendó el Consejo de Seguridad de la ONU los habitantes de esta región usan la moneda de los tres países", dijo Klein. "Sólo entonces estaré seguro de haber cumplido íntegramente mi misión".
Su propósito consiste en crear un clima de unión entre croatas y serbios antes de la entrega del enclave a Croacia y de la retirada de la fuerza de la ONU. "Algunos croatas viven en Serbia y no veo por qué los serbios no podrían vivir en Croacia", observó el general.
El parlamento croata aprobó una ley de amnistía para los serbios nativos de Eslavonia oriental por su rebelión de 1991. Pero Klein solicitó a Zagreb la reforma de esa ley, que calificó de "selectiva", por excluir expresamente de sus beneficios a los refugiados serbios residentes en el enclave.
"Klein es excesivamente optimista, como todos los estadounidenses y cree que la reconstrucción económica lo resolvería todo. También fue prevista como medida de pacificación la reintegración de suburbios serbios a Sarajevo, pero todos los serbios se marcharon", señaló Goran Milic, un periodista croata.
Mientras, los vendedores de refrescos del mercado de Vukovar no aceptan la moneda croata. "Yo sólo recibo dinares (yugoslavos) o marcos alemanes", dijo un vendedor, a quien resulta difícil imaginar "que esto será otra vez Croacia".
"Es terrible tener que escoger entre la bruja Croacia y la malvada madrastra Serbia", expresó Mijo Dusic, quien optó por trasladarse con su familia a Serbia.
"La paz, la economía, la reintegración. Hemos escuchado muchas historias y ninguna resultó verdadera. El difícil creer que esta nueva historia terminará bien" para Eslavonia Oriental, manifestó Dusic. (FIN/IPS/tra-en/vpz/rj/ff/ip/96
