El Ejército Popular Revolucionario (EPR), guerrilla que hizo su aparición pública a fines de junio en México, tiene ramificaciones urbanas y su acción no se limita al estado sureño de Guerrero, señalan informes oficiales difundidos hoy.
El centro de operación del EPR podrían estar en el estado central de Puebla y no en Guerrero, donde se presentó por primera vez, indica un documento "confidencial" de la secretaría de Gobernación (Interior) publicado por el diario La Jornada.
El núcleo constitutivo del EPR, grupo que dice aglutinar a 14 comandos guerrilleros y se atribuye haber causado hasta el momento 59 bajas al Ejército Federal, "sale de la región donde en un principio apareció", rezan los documentos.
Gobernación informa que detectó que el EPR tiene un sustento urbano que contribuye a labores de conexión con activistas.
Tras la irrupción del nuevo grupo, que afirma ser el brazo armado del clandestino Partido Democrático Popular Revolucionario, el gobierno militarizó extensas zonas rurales de Guerrero, Veracruz y Puebla, estados ubicados entre la costas del Pacífico y las del Golfo de México.
"Nuestro ejército lucha por la transformación profunda de la sociedad, por medio de la vía armada de la revolución, como una forma má de lucha que el pueblo desarrolla en defensa de sus intereses y por la consecución de sus objetivos", señala la primera declaración del EPR, difundida en junio.
Tras la aparición pública del grupo, portavoces del gobierno lo calificaron de organización de gavilleros que merecen ser perseguidos por violar la "ley de armas". En declaraciones posteriores los invitaron a dialogar con la condición de que depongan las armas.
En el primer contacto con la prensa, registrado la semana pasada en algún lugar de la Sierra Madre, los líderes del EPR aseguraron tener una firme base social. Explicaron que sus armas las compraron con dinero procedente de "expropiaciones bancarias y secuestros de miembros de la la oligarquía".
Usando un discurso diferente al de la guerrilla zapatista de Chiapas, "la dirigencia del EPR reclama para sí no sólo el duro lenguaje de las cruzadas revolucionarias, sino las prácticas de quienes dicen haber estado más de 20 años en la clandestinidad", apunta el columnista de Jornada Rodrigo Morales. (FIN/IPS/dc/dg/ip/96)
