COLOMBIA: Samper, dos años apagando incendios

El presidente de Colombia, Ernesto Samper, cumplirá este miércoles dos años al frente de un maltrecho gobierno, cuya constante ha sido "apagar los incendios" provocados por la denunciada infiltración de dinero del narcotráfico en su campaña electoral.

La expectativa que generó entre los colombianos su discurso de posesión el 7 de agosto de 1994, en el que Samper estableció como prioridad la eliminación de la pobreza mediante la creación de empleo, el crecimiento económico y la inversión social, una promesa que quedó sólo en palabras.

Dos días después de su juramento como presidente estalló el escándado de los llamados "narcocasettes", que registraron el ofrecimiento de dinero del Cartel de Cali a su campaña electoral.

A partir de allí, Samper comenzó un proceso de desgaste, tanto en el plano interno como en sus relaciones con Estados Unidos, que se han derrumbado.

En el plano económico, las intenciones de Samper se han visto frustradas por la incertidumbre que generó la crisis entre el empresariado.

En estos dos años de gobierno los indicadores señalan que no sólo no se cumplió la meta de crear 800.000 empleos sino que, según información oficial, la desocupación se incrementó de nueve por ciento en 1990 a 11,7 por ciento en junio de 1996, la tasa más alta de los últimos nueve años.

Pese a los esfuerzos de las autoridades económicas y al acuerdo de concertación con empresarios y trabajadores para limitar este año la inflación a 17 por ciento, el acumulado de los siete primeros meses senala un incremento de 15,76.

Según la Asociación de Instituciones Financieras, la inflación llegará a fin de año a cerca de 20 por ciento, frente a 19 por ciento en 1995.

El crecimiento económico, que en la última década fue en promedio de cinco por ciento, no superará este año tres por ciento, a causa de la incertidumbre causada por la crisis política, de acuerdo con proyecciones del sector privado.

Mientras, el deterioro de las finanzas públicas obligó al gobierno a adoptar un plan de ajuste, contra el que este miércoles protestarán 700.000 empleados del Estado, a los que se anunció para 1997 un recorte de salarios.

Los problemas económicos restaron a Samper el apoyo de un significativo sector del empresariado, aglutinado en el Consejo Gremial Nacional, que exige la renuncia del mandatario como condición para la solución a la crisis institucional.

En materia de órden público, el escenario más significativo está conformado por cerca de 45.000 campesinos cultivadores de coca que rechazan el plan de erradicación de cultivos ilícitos y piden planes de desarrollo integral.

Samper tampoco pudo llevar a la práctica su propósito de negociar un acuerdo de paz con la guerrilla. En varios comunicados, los insurgentes han expresado que no tiene interés en negociar con un "gobierno corrupto".

El gobierno se enfrenta en el plano internacional al profundo deterioro de las relaciones con Estados Unidos, el principal socio comercial de Colombia.

La administración de Bill Clinton no aceptó el fallo de la Cámara de Diputados de Colombia que absolvió a Samper de todo cargo en el proceso por infiltración de dinero del narcotráfico, y prohibió al presidente el ingreso en Estados Unidos.

Así mismo, el Departamento de Estado negó en marzo a Colombia la certificación con que reconoce esfuerzos en la lucha contra el narcotráfico.

Washington consideró que Samper no había colaborado suficientemente con la lucha contra el narcotráfico, pese a que su gobierno desarticuló al Cartel de Cali, la más peligrosa organización del narcotráfico internacional, según la DEA (agencia antidrogas estadounidense), y llevo a los jefes de esa banda a la cárcel.

La consecuencia de la llamada "descertificación" es la pérdida del voto de los delegados estadounidenses a la hora de solicitar créditos ante la banca multilateral. Washington también suspendió parcialmente su cooperación antidrogas con Colombia y podría aplicarle sanciones comerciales.

El gobierno de Samper también fue criticado por Venezuela, que responsabiliza a su vecino de la inseguridad en la frontera y por Nicaragua, que le presentó reclamaciones territoriales.

Horacio Duque, analista de La Prensa, un diario afín al opositor Partido Conservador, considera que los últimos han sido dos años perdidos y que las perspectivas son impredecibles.

En opinión del director del Partido Conservador, Jaime Arias, "el país ha sufrido una gran decepción", pues se esperaba del gobierno de Samper "un viraje" en materia social y la apertura de una etapa de paz y progreso, y la realidad ha sido la opuesta.

Sin embargo, para el presidente de la Cámara de Diputados, Giovani Lamboglia, del gobernante Partido Liberal, Samper cuenta "con respaldo popular" porque su prioridad ha sido defender los intereses "de los sectores más pobres". (FIN/IPS/yf/ff/ip/96

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