El ministro de Transportes de Brasil, Odacir Klein, renunció hoy a su cargo cuatro días después que su hijo atropelló y mató a un obrero en una avenida de Brasilia.
El automóvil era conducido por Fabricio Jose Klein, de 18 años, pero el ministro lo acompañaba. Ambos omitieron auxiliar a la víctima, el albañil Elias Barbosa de Oliveira Junior, de 24 años, y comunicar el accidente a la policia.
Esa omisión quitó al ministro la autoridad moral necesaria para seguir en sus funciones, exactamente cuando el gobierno se empeña en una campaña para reducir la violencia y las muertes en el tránsito y el Congreso discute una nueva ley para regular el uso de vehículos.
El automóvil del ministro arrojó al obrero, un migrante pobre del noreste, a varios metros de distancia. El rápido abandono del lugar es una actitud usual entre quienes provocan accidentes en este país.
Pero la omisión de asistencia puede agravar en un tercio la pena de prisión de uno a tres años a la cual que puede ser condenado el joven por homicidio culposo, señaló el comisario Onofre de Moraes, encargado del caso .
El ministro declaró en su defensa que recomendó a su hijo socorrer la víctima, pero no logró convencerlo ante su nerviosismo. Pidió entonces, por teléfono celular, a un yerno que vivía en las inemdiaciones que acudiera a asistir al obrero.
La policía identificó el automóvil del ministro porque un testigo anotó su matrícula. Klein admitió su presencia en el vehículo recién 48 horas después del accidente.
El comisario reconoció que legalmente no se puede acusar al ministro de delito alguno, ni siquiera de omisión de asistencia, porque él no se hallaba al volante.
Los comentarista coinciden en que en el caso del ministro la responsabilidad no es moral sino ética.
Los accidentes de tránsito son una de las mayores causas de mortalidad en el país, con cerca de 25.000 muertes y centenares de miles de heridos.
Atropellar una persona es una fatalidad que le puede ocurrir a cualquiera, pero no socorrer a la víctima e intentar ocultar el accidente es absolutamente condenable, coincidieron juristas como Evandro Lins e Silva, ex miembro de la Suprema Corte.
Apoyado por su Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) y numerosos parlamentarios, Klein intentó permanecer en el cargo y manifestó esa intención el martes. El presidente Fernando Henrique Cardoso dejó que el propio Klein tomara uan decisión.
Pero en reunión en la tarde de este miércoles en Brasilia, con el presidente y dirigentes del PMDB, Klein presentó su renuncia, para no afectar la imagen del gobierno.
El diputado Gilberto Miranda, relator del proyecto de un nuevo Codigo Nacional de Tránsito y miembro del PMDB, defendió la renncia de Klein apenas conocido el accidente. El ministro no tendría autoridad para exigir mayor disciplina a los conductores brasileños, argumentó.
Oliveira Junior vivió en Brasilia durante cuatro años luego que llegó del interior de Paraíba, uno de los estados más pobres de Brasil, acompañado de sus tres hermanos.
Pese a ganar menos de cien dólares al mes en la construcción de viviendas, enviaba la mitad de su sueldo a sus padres. La famlia del obrero pretende cobrar una indemnización de los Klein por la pérdida de Oliveira Junior. (FIN/IPS/mo/dg/ip-pr/96
