Desde hace años se sabe que Argentina fue refugio de criminales de guerra nazis, pero según información inédita recogida por un equipo de investigadores en archivos locales los asilados "fueron muchos más de los que se había creído siempre".
Así lo anticipó a IPS Beatriz Gurevich, coordinadora de la investigación que será publicada en septiembre en un libro que aún no tiene nombre, pero que promete aportar estremecedoras y hasta ahora desconocidas pruebas sobre la llegada de jerarcas nazis a este país, estimulados desde la esfera oficial.
Una de las novedades más importantes es la documentación que muestra que existió una Comisión de Asesores Confidenciales de la secretaría de informaciones de la presidencia de Juan Perón, el mandatario de entonces, que "buscaba" a criminales nazis por el mundo y los tentaba para radicarse en el país.
A cuatro años de la decisión oficial de levantar el secreto que pesaba sobre la documentación referida a la actividad de criminales nazis en Argentina, un grupo de investigadores del Centro de Estudios Sociales de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas, puso manos a la obra.
Tras más de tres años de labor, se preparan a presentar el libro.
Hasta la apertura de estos archivos, se conocía que Argentina y, en menor medida otros países sudamericanos, fueron escondite para muchos de los jerarcas del nazismo. Algunos investiagadores sugirieron incluso que después de Suiza y España Argentina es el país que más secretos guarda sobre esa presencia.
El "ángel de la muerte" Joseph Mengele vivió en Argentina sin ocultar su identidad más que por algunos años. En Alemania se lo acusó de ejecutar a 400.000 judíos y de efectuar experimentos atroces con seres humanos en diversos campos de concentración.
Adolf Eichmann, encargado de "asuntos judíos", fue secuestrado en Argentina en 1960 y ejecutado en Israel por sus crímenes de guerra.
Eduard Roschmann, Ante Pavelic, Walter Kutschmann, Joseph Schwammberger, Heinrich Himmler y Eric Priebke fueron otros que hallaron protección en Argentina, con diversa suerte.
Las investigaciones se habían basado hasta ahora en documentos de archivos europeos y de Estados Unidos, pero nunca se había indagado en Argentina, donde el material permaneció inaccesible hasta 1992 y en condiciones materiales de descuido y desorden que ahora imponen una tarea doblemente empeñosa.
"El desorden fue nuestro mejor aliado", recuerda Gurevich, que coordinó el llamado Proyecto Testimonio realizado por cinco investigadores y dos asistentes en los archivos de algunas divisiones de la cancillería, en el Archivo General de la Nación y en el de la Cámara de Diputados.
La iniciativa no fue la de llevar adelante un proyecto político ni tampoco marcar el rumbo a los conocidos "cazadores de nazis".
Al principio el objetivo fue ordenar los documentos y crear una base de datos, pero a partir de los contenidos se decidió publicar un libro, explica la coordinadora.
"Nos habíamos planteado a priori tres ejes temáticos, uno era registrar el ingreso a Argentina de personas con ideologías nazis, filonazis, fascistas o filofascistas. Ustachas de Croacia, rexistas de Bélgica y quislings noruegos formaban parte de la búsqueda", relata Gurevich.
"También queríamos rastrear información sobre cómo esas ideologías permearon a distintos actores de la sociedad argentina como los partidos políticos, las Iglesias, y por último indagar en materiales que reflejaran antisemitismo. Pero el contacto con el material nos planteó nuevas vías", advierte.
Una de los temas imprevistos fue la percepción de los diplomáticos argentinos acreditados en la Europa ocupada por el nazismo sobre las prácticas antisemitas que se estaban realizando durante la segunda guerra mundial (1939-1945).
"Los diplomáticos cuentan lo que sucedía y algunos se muestran sinceramente movilizados. Repudian los proyectos de trasladar a los judíos a Madagascar, una de las iniciativas previas al exterminio, o la de transferirlos a Rumania donde virtualmente 'desaparecían', según ellos mismos lo relatan", dice Gurevich.
"Pero hay otros funcionarios argentinos que aseguran que los alemanes se estaban sacando de encima a 'una lacra' y que hacían lo que otros países no se animaban a hacer con los judíos", revela a modo de anticipo.
La otra serie de documentos apunta a un tema que aún despierta polémica no sólo política sino académica, el de la relación del ex presidente Perón con las ideologías nazistas.
Muchos intelectuales y dirigentes políticos acusan al ex mandatario de haber cosechado una fortuna a cambio de proteger a los nazis alemanes.
Sobre este tema, hallaron un sumario a un funcionario de la Dirección de Migraciones acusado de corrupción, que revela la existencia de una Comisión de Asesores Confidenciales vinculada a la Secretaría de Informaciones de la Presidencia y cuya misión era faclitar el ingreso de nazis al país en los 40'.
"Por un lado, la comisión ordenaba facilitar la entrada a los criminales de guerra, colaboradores o responsables que tuvieran documentación deficiente, y al mismo tiempo se confeccionaban listas de nombres de personas con esos tres grados de participación y se los buscaba para ingresar al país", asevera.
Gurevich admitió que en la posguerra, por causas ideológicas y también de estrategias económicas, muchos países, incluso Estados Unidos y la Unión Soviética, tentaron a científicos y técnicos que trabajaron con el régimen nazi para que se radiquen en sus países.
Pero explicó que en Argentina, además de técnicos, entraron criminales de guerra que, según cinvenio firmado en la Conferencia Internacional de Chapultepec (1946), ratificada por el Senado local, tenían impedido el ingreso al país.
Lo hicieron por sugerencia de la comisión hasta ahora desconocida, integrada por argentinos y extranjeros cuyos nombres se develarn en el libro.
"Ellos tenían como misión buscar gente de ultraderecha, sugerir nombres para su ingreso al país y a la vez denegárselo a los comunistas, es decir que había una práctica de doble selectividad", interpreta la investigadora.
Pero sin duda, el capítulo más esperado es el que aporta nuevos nombres a la lista de los criminales que vivieron en Argentina: holandeses, alemanes, austríacos, croatas y eslovacos.
"Hay realmente muchos nombres, muchos más de los que se sabía", anticipó Gurevich, quien se niega a dar un número preciso porque el proyecto no abarca toda la documentación existente sino sóolo una "selección representativa" de cada eje temático.
Los documentos recogen los documentos remitidos por los países donde fueron juzgados los criminales y solicitaron a Argentina su extradición. En ellos se enumeran todos los delitos que dieron fundamento a las sentencias. (FIN/IPS/mv/dg/ip-hd/96