Expertos reunidos en esta ciudad consideraron clave para la prevención del sida y enfermedades de transmisión sexual el desarrollo de barreras químicas o físicas de uso vaginal aplicadas por las propias mujeres.
Al reconocer que la salud de las mujeres no puede depender de la voluntad de sus compañeros sexuales masculinos, los médicos procuran la creación de nuevos microbicidas que puedan ser aplicados con o sin el conocimiento del hombre.
De acuerdo con el Programa de Naciones Unidas sobre VIH/Sida (UNAIDS), la principal vía de transmisión del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) es ahora el contacto heterosexual y 40 por ciento del total de personas infectadas con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) son mujeres.
Pero el "sexo seguro" y el empleo del condón es imposible para millones de mujeres a las que sus compañeros sexuales menosprecian. Nuevas opciones, como el condón femenino y los microbicidas de uso vaginal, están en desarrollo.
Muchos expertos entienden que estas ideas pueden contribuir a frenar la epidemia mundial. Estados Unidos afirma que la investigación sbre microbicidas es parte de su estrategia para combatir el VIH.
El director ejecutivo de UNAIDS, Peter Piot, afirmó que tanto los condones femeninos como las barreras biológicas vaginales son esenciales para atacar el sida.
Donna Shalala, secretaria del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, anunció este martes que los institutos nacionales de salud y los centros de control de enfermedad planean gastar más de 100 millones de dólares en investigación sobre microbicidas en los próximos cuatro años.
"Todas las mujeres deben tener herramientas necesarias para protegerse, tanto a sí mismas como a sus niños, libres de temores de abuso o condena", dijo Shalala a la 11 Conferencia Internacional sobre Sida que se celebra aquí desde este domingo y hasta el día 12.
De acuerdo con Bruce Wenger, del Programa Nacional de Inmunización del centro de control de enfermedad de Atlanta, Estados Unidos, la idea es desarrollar productos de bajo costo que puedan ser usados discretamente.
"En los países en desarrollo, las mujeres están en una situación particularmente difícil", explicó Wenger.
Aludiendo al caso de Tailandia, el experto sostuvo que "la mayoría de las mujeres no participan del sexo comercial o premarital", al contrario de sus compañeros sexuales masculinos que, por esas vías, exponen a sus parejas femeninas al riesgo de contagio.
Varios estudios se están efectuando para desarrollar productos que no sean fácilmente detectables al tacto o al olfato y que no irriten la piel.
Una de las barreras químicas, actualmente en etapa de experimentación sobre mil prostitutas en Camerún a iniciativa de la organización no gubernamental estadounidense Salud Familiar Internacional, contiene nonooxynol-9, un espermicida de uso corriente como anticonceptivo.
La investigación está en sus fases finales y los resultados se conocerán en diciembre.
Aunque el nonoxynol-9, también conocido como banzalkonio clorídrico o menfegol, es común como anticonceptivo, la información es insuficiente para determinar si puede ser un agente efectivo contra el VIH.
"La prioridad de la investigación clínica con microbicidas vaginales es responder definitivamente esta interrogante", dijo Christopher Elias, del grupo estadounidense Consejo de Población.
Sin embargo, el principal impedimento en el desarrollo de métodos de prevención del sida y enfermedades de transmisión sexual controlados por las mujeres es la falta de recursos.
Se cree que las principales compañías farmacéuticas se mantienen fuera de la investigación porque aún no existen certezas sobre las ganancias que generará una nueva barrera al sida.
Además, los investigadores plantean cuestionamientos éticos acerca de las pruebas de productos en el mundo en desarrollo o en comunidades pobres de países industrializados. (FIN(IPS/tra- en/yjc/pz/mj/he/96
