GRENADA: Nubes de tormenta en el horizonte laboral

La gente de esta pequeña isla oriental del Caribe está enojada con su gobierno y ha comenzado a salir a la calle para ventilar su malestar.

"Salarios deben equipararse a los aumentos de precios". "Precios suben y los sueldos bajan", "Gobierno tiene la enfermedad de las vacas locas", fueron las consignas voceadas a comienzos del mes en las calles, durante las demostraciones contra la imposición de nuevos impuestos y aumentos de precios.

"El actual clima industrial en el contexto del Sindicato de Empleados Públicos está en su punto de ebullición y nosotros estamos al borde de una ruptura", advirtió Lauret Clarkson, un dirigente gremial.

Desde el comienzo del año, el gobierno ha impuesto el 100 por ciento de aumento al Impuesto General al Consumo. Ese gravámen pasó del 2,5 al cinco por ciento y determinó un aumento del 10 al 40 por ciento sobre los comestibles básicos, como arroz, harina y azúcar.

Mientras el gobierno ha abolido el impuesto al ingreso personal, ha decretado una tasa del cinco por ciento sobre las tarifas de electricidad y teléfonos. Ese aumento esta siendo considerado como una compensación por la pérdida del gravamen del ingreso personal.

El mes pasado el gobierno anunció que estaba aboliendo el impuesto al ingreso personal. La última administración había instituído un impuesto al ingreso del 10 por ciento para aquellos que ganaban entre 3.700 y 9.000 dólares. Para los que superaban los 9.000 dólares anuales la tasa era del 15 por ciento.

Cuando el Nuevo Partido Nacional (NPN) de Keith Mitchell, con 43 años de antiguedad, llegó al poder el año pasado luego de las elecciones generales, prometió que su objetivo inmediato sería reducir los impuestos y combatir el desempleo.

La desocupación ascendía entonces al 30 por ciento, según los partidos de oposición, si bien el gobierno ha insistido que el índice de desempleo no supera el 18.

"La remoción del impuesto al ingreso personal fué una iniciativa feliz. No obstante, notamos que la mayoría seguirá pagando el alza de precios por rubros comestibles", apuntó Clarkson.

En semejante clima de descontento, los sindicatos están amenazando con lo que llaman una guerra industrial total si no hay un aumento de salarios correspondiente para afrontar la carestía.

"Cuando observo el horizonte veo nubes de tormenta. Veo nubes que me recuerdan que el clima industrial vuelve a los viejos días turbulentos. De todas maneras, nosotros trabajadores debemos cerrar las escotillas y prepararnos para la tormenta", declaró Chester Humphrey, otro sindicalista.

Al mismo tiempo, Mitchell ha pedido calma a los trabajadores porque con un crítico clima industrial es imposible atraer inversiones. Los empleados hicieron caso omiso de ese argumento.

"¿Cómo puede pedir el gobierno calma y ajuste de cinturones cuando hace poco concedió a los ministros del gabinete 30 por ciento de aumento de sueldos mientras rehusó mejorar el resto del sector público?", se preguntan los sindicatos.

Los empleados públicos recibieron aumentos de sueldos por última vez en 1992 y las negociaciones entre el gobierno y los sindicatos están esperando el arbitraje que impone la ley luego que las negociaciones llegaron a un punto muerto.

"Queremos advertir a aquellos que están abusando del sistema para servir a sus intereses que nuestra paciencia se está agotando", dijo Albert Julien, del poderoso sindicato de Marítimos y Estibadores.

"Creemos que ha llegado el momento que el problema de los salarios sea seriamente considerado sin más demoras. Todos aquellos que creen poder presionarnos, saben que estamos preparados para ponernos de pie y defender nuestros derechos. ¡Ya basta!", añadió.

Esta isla caribeña, conocida mundialmente por su comercio de nuez moscada, finalizó su programa de ajuste estructural el año pasado con drásticas reducciones del gasto público.

El programa comenzó en 1991 bajo el gobierno de Nicholas Brathwaite, quien heredó una economía tambaleante de su antecesor, Ben Jones.

Los observadores dijeron que los electores de Grenada votaron el año pasado en elecciones generales con la esperanza que un rostro nuevo aliviara el dolor de los cuatro años de ajuste estructural y llevara al país a un renovado crecimiento, si bien sus esperanzas todavia deben materializarse. (FIN/IPS/tra- en/hm/cb/ego/lb).

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