ECUADOR: Presidente se desinteresa de su imagen pública

El presidente de Ecuador, Sixto Durán Ballén, parece haber perdido interés en su imagen pública, cuando los votantes se preparan a elegir este domingo a su sucesor.

Durán Ballén, cuyo mandato de cuatro años finalizará el 10 de agosto, enfrenta denuncias por corrupción relativas a la ampliación con fondos de la presidencia de un aeropuerto situado junto a un importante polo de desarrollo turístico donde él mismo mantiene inversiones.

Pero el caso, radicado en el parlamento, aparentemente no tuvo repercusión en el palacio de gobierno.

El presidente logró su mayor popularidad a principios de 1995, cuando Ecuador se enfrentó a Perú en guerra fronteriza.

Cauto y a la vez enérgico, Durán Ballén supo unir las distintas fuerzas políticas y sociales ante a un conflicto que definió como problema de Estado, y ha logrado mantener ese respaldo hasta ahora.

Otro logro atribuído a la actual administración es "la estabilización económica encaminada a combatir la inflación", señaló a IPS Alberto Acosta, analista económico y consultor del Instituto Latinoamericano de Investigaciones Sociales.

El gobierno heredó de la administración anterior una inflación de 59 por ciento, que el último año redujo a 22,9 por ciento. El diseñador de la política económica fue el vicepresidente Alberto Dahik, que en octubre de 1995 huyó a Costa Rica, acusado por la justicia de malversación de fondos públicos.

El caso Dahik y los graves problemas financieros determinados por la guerra con Perú, "provocaron desconfianza en las instituciones", según el analista económico Modesto Rivas.

La huída "del principal gladiador", mientras el gobierno continuaba la batalla contra la inflación, "causó nerviosismo financiero" y tuvo un "costo social", dijo Rivas, director de proyectos de desarrollo de la Fundación Esquel.

El costo del dinero "aumentó a un precio sumamente cruel para los sectores productivos, que ahora tienen que pagar intereses superiores a 60 por ciento anual", señaló.

Los problemas financieros llevaron a la quiebra a unas 10 entidades del sector, y "más de 50.000 ahorristas quedaron a la espera de indemnización".

En opinión de Acosta, "la aparente estabilización macroeconómica no es tan estable". El analista predijo que el próximo gobierno recibirá un déficit fiscal de tres por ciento del producto interno bruto, y deberá tomar medidas de ajuste.

Acosta manifestó que las políticas sociales "fueron la 'Cenicienta' de este gobierno, en un país donde el subempleo alcanzó a 55 por ciento de la población económicamente activa".

La muestra más evidente de la creciente impopularidad de Durán Ballén, según coinciden los comentaristas, fueron los resultados de la segunda consulta popular organizada por su gobierno en noviembre, poco después de la huída del vicepresidente.

Los votantes rechazaron en esa ocasión la propuesta gubernamental de reforma de la Constitución para la privatización de la seguridad social y la descentralización del Estado.

"Todo el país sabía que la descentralización del Estado era necesaria, pero ni el libreto, ni el escenario y peor, los actores, eran queridos por el público", señaló César Verduga, ministro de Gobierno en el período de Rodrigo Borja (1988-1992). (FIN/IPS/mg/ff/ip/96).

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