DERECHOS HUMANOS: Libertad de prensa aún amenazada en el mundo

La UNESCO y la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF), reunidas hoy en esta capital en el Día Internacional de la Libertad de Prensa, destacaron que en 1995 49 periodistas fueron asesinados y muchos otros encarcelados en el mundo por ejercer su profesión.

"La prensa enfrentó el año pasado amargos problemas, y ya no es aceptable que un número tan alto de periodistas pierda su vida o su libertad", manifestó Federico Mayor, director general de la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura).

Su opinión coincide con el informe anual de RSF, el cual concluyó que menos periodistas fueron asesinados en 1995 que en años anteriores, aunque el derecho a la información continúa censurado.

"Ratificada por todos los países que cuidan su imagen internacional, la libertad de prensa aún es un principio lejos de ser respetado", denunció RSF, y concluyó que "sólo una parte de la población mundial tiene acceso a la información libre e independiente".

El Día Internacional de la Libertad de Prensa "es la ocasión en la cual celebramos esta noble profesión, en el centro del interés mundial y a la vez rodeada de peligros, obstáculos y problemas", dijo Mayor.

El director general de la UNESCO afirmó que el periodismo está ligado a la democracia y es vital para la consecución del desarrollo.

Según RSF, 49 periodistas fueron asesinados en 1995 por ejercer su profesión. Al 1 de enero de 1996, otros 25 eran sujetos a investigación y 102 estaban encarcelados. A estos se suman 49 periodistas desaparecidos en los últimos 20 años, sobre los cuales hay pocas esperanzas de que aparezcan con vida.

Aunque el número de periodistas víctimas de la violencia en 1995 fue menos de la mitad de los 103 asesinados en 1994, el informe de RSF presenta pruebas de que el número de actos contra los medios, la intimidación, el acoso y los obstáculos a la circulación interna e internacional no tienen precendentes.

Dos nuevas formas de censura han sido particularmente preocupantes, el uso de la justicia como instrumento de limitación de la libertad de prensa y la generalización de la impunidad.

Diversas formas de acoso no son seguidas de acciones legales, y los asesinatos y secuestros de periodistas se someten a investigaciones que nunca identifican a los culpables, aseveró RSF.

Así, todo indica que los nombres de los asesinos de Marcos Borges Ribeiro de Brasil, Vladislav Listiev de Rusia, Rachida Hammadi de Argelia y Manasse Mugabo de Ruanda nunca serán pronunciados.

La impunidad y la injusticia son un segundo crimen contra la memoria de las víctimas, y además "estimulan a quienes utilizarán todos los medios de represión", alertó la organización.

En América Latina, donde el crecimiento económico está decayendo y la democracia y el orden legal parecen imponerse, la corrupción y el tráfico de drogas son una amenaza.

La pobreza, el desempleo y las desigualdades sociales continúan siendo una preocupación en el continente. En este clima, se registran serias fracturas en la libertad de prensa, afirmó RSF.

La estrategia de elegir como blanco al medio de comunicación más representativo para que el asesinato o la agresión tenga un efecto disuasivo fue evidente en Africa, donde tuvieron lugar dos tercios de las 49 muertes y 104 de las 386 detenciones registradas.

En Angola, un año después del asesinato en enero de 1995 de Ricardo de Mello, del diario Imparcial Fax, los periodistas continúan viviendo con miedo, el diario dejó de publicarse, y ninguna investigación llena el vacío dejado por el profesional.

En Africa, RSF también detectó la "subcontratación" de la violencia, y aseguró que en varios países el Estado ha sido menos responsable abiertamente de la violencia contra periodistas, y grupos que responden al partido en el poder, a veces organizados en milicias, han sido llamados a "contribuir".

En Asia, los profesionales de los medios de comunicación no están expuestos a la violencia tan directamente como en Africa, pero sufren otras formas que impiden la libertad de prensa. Al 1 de enero de 1996, 36 periodistas permanecían encarcelados en Asia, al menos 20 en China.

Birmania y Vietnam son otros ejemplos. En Indonesia, el presidente Suharto presionó con una política represiva para los medios, iniciada en 1994 con el cierre de tres de las revistas más populares y la detención de tres periodistas.

Asia también es un continente de territorios cerrados: Rangún, Hanoi o Pyongyang no autorizan la visita de periodistas extranjeros sin escolta oficial.

En el Norte de Africa y Medio Oriente, los estados del mundo persa y árabe casi nunca respetan la libertad de información ni la profesión de periodista.

No es la región con el mayor número de periodistas encarcelados o asesinados, a excepción de Argelia (22 asesinados), pero la situación de los medios es la más preocupante.

En países como Sudán, Libia, Siria o Iraq, la libertad de prensa raramente existe. Los medios están en manos del gobierno y juegan el papel de voceros de aquellos en el poder, mientras la autocensura es la regla predominante. (FIN/IPS/tra-en/ao/lp/hd/96)

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