ARGENTINA: La pobreza ensombrece aniversario del gobierno

El 14 de mayo de 1989, Carlos Menem ganó por primera vez las elecciones presidenciales en Argentina, en medio del caos económico. El 14 de mayo de 1995, con la economía estabilizada, triunfó por segunda vez, aunque la tasa de desocupación ya emitía senales de alarma.

Este año, el aniversario de los más grandes triunfos políticos de Menem encuentra al gobierno argentino en crisis por la venta ilegal de armas a Ecuador cuando ese país se enfrentaba en guerra con Perú, y acosado por las imágenes de desempleados comiendo basura y animales domésticos para sobrevivir.

El ministro de Economía, Domingo Cavallo, asegura que el modelo de apertura y privatizaciones que permitió aplastar la hiperinflación de 1989 y estabilizar la economía no es causa de pobreza. Pero admite que el mismo modelo genera desempleo, un problema directamente vinculado al hambre.

Cuando la tasa de aumento de precios alcanzó los tres dígitos mensuales a fines de los años 80, los más perjudicados fueron los pobres, que veían diluirse sus magros salarios. Ahora, las víctimas de la estabilidad son quienes carecen de empleo, que no pueden comprar mercaderías que nunca cambian de precio.

Los analistas senalan que el problema no radica tanto en la falta de empleo como en la ausencia de una política social vigorosa, que permita asistir a quienes fueron marginados definitiva o temporariamente del sistema, de manera de amortiguar el impacto de la transformacion.

Pero las limitaciones presupuestarias, que están sujetas a los compromisos contraídos por el gobierno con organismos internacionales, impiden destinar más recursos a la asistencia de los pobres, a su educación o su salud.

En los últimos días, los damnificados del modelo económico aparecieron por televisión.

Hombres y mujeres sin trabajo que hurgan en la basura o matan gatos, tortugas, ratas y culebras para alimentar a sus hijos, emergieron repentinamente a la superficie a través de los medios de comunicación y causaron horror en la opinión pública, además de quitar el sueno al presidente.

A pesar de saciar el hambre, los que apelan a la dieta de la miseria muestran los rasgos de la desnutrición. Delgadez, vientre hinchado y ojos humedecidos. La mirada perdida y la actitud cansada completan el retrato.

La reelección de Menem con mas de 50 por ciento de los votos se produjo al inicio de la recesión que se precipitó en Argentina como coletazo de la crisis financiera mexicana. La economía, que había crecido a un ritmo de siete por ciento anual, retrocedió 5,5 por ciento en 1995.

El Banco Interamericano de Desarrollo considera que el "efecto derrame", o el vertido de los beneficios del crecimiento económico entre los menos favorecidos, exige un aumento anual mínimo de cuatro por ciento del producto interno bruto.

La pobreza en la capital argentina y sus alrededores, que habia bajado casi automáticamente con la estabilidad, creció el último ano entre 27 y 45 por ciento, según mediciones que parten de una canasta de alimentos y necesidades básicas más o menos nutrida.

La tasa de desempleo, que venia creciendo junto con la economía, hasta pasar de 6,4 por ciento en 1991 a 18 por ciento en 1995, parece haber caído este año, pero está lejos de haber sido "pulverizada", como prometió Menem en su campana por la reelección.

La Iglesia Catolica cree que la estabilidad de precios no sirve cuando la gente más pobre no tiene empleo.

Los obispos, que se convirtieron en los ultimos dos años en destinatarios casi excluyentes de las demandas sociales por trabajo y ayuda social, se sorprenden de la pasividad que manifiesta la población a pesar de sus graves penurias.

Menem tiene todavía tres años para revertir el cuadro de pobreza y desempleo que parece empeñarse en signar su segundo gobierno, después de un primer periodo de gloria por haber derrotado la inflación.

Incluso colaboradores cercanos al mandatario se resisten a descartar una nueva reforma constitucional que permita a Menem presentarse a elecciones para un tercer mandato. Pero hoy, pese a la fecha, que lo favoreció en dos ocasiones, la suerte no acompaña al presidente. (FIN/IPS/mv/ff/ip/96).

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